Respuestas a la industrialización
La Revolución Industrial trajo cambios importantes a las sociedades. Estos cambios comenzaron en Gran Bretaña y los Estados Unidos antes de propagarse a otras partes del mundo, y el presente artículo se enfocará en aquellas dos sociedades como casos de estudio. Otros artículos abordarán una perspectiva más global.
En particular, el presente artículo se enfoca en el ascenso de los reformadores como respuesta a la industrialización. Si bien los industrialistas acaudalados y la clase media incipiente solían vivir en casas bonitas y podían costearse las nuevas mercancías que se producían en las fábricas, la mayoría de los obreros que producían dichas mercancías tenían problemas para llegar a fin de mes. Vivían hacinados en pensiones que consistían en edificios departamentales con pequeñas habitaciones, sin ventilación e higienización deficiente.1
Algunas personas se preocuparon: Estas nuevas condiciones de trabajo y vivienda generaron problemas sociales. En los Estados Unidos y Gran Bretaña, los ciudadanos exigían reformas (mejoras) a su gobierno para la sociedad. Deseaban que el gobierno ayudase a contrarrestar las condiciones laborales poco seguras establecidas, la pobreza urbanizada, que pusiera término al trabajo infantil y mejorara las pobres condiciones de higiene.
En los Estados Unidos y Gran Bretaña, los reformadores solían inspirarse en una nueva forma de cristianismo. Esta ola de cristianismo se popularizó en el siglo XIX. Denominado cristianismo evangélico, recalcaba que las personas tenían el poder para cambiar sus vidas. Podían garantizar su propia salvación y mejorar sus comunidades. Algunos historiadores argumentan que el cristianismo evangélico fue democrático, debido a que se enfocaba en la facultad del sujeto. El cristianismo evangélico valoraba la propia experiencia religiosa del individuo por sobre el aprendizaje y la autoridad del clero. Por lo tanto, ofrecía inspiración a gente común que deseaba crear un cambio en la sociedad. Pero no todos los reformadores se inspiraban en el cristianismo. Los periodistas, los activistas sindicales, los trabajadores y las mujeres también podrían haber estado motivados por los ideales propios de la Ilustración como la igualdad de derechos y la separación de la iglesia y el estado.
Derechos de las mujeres
Las mujeres eran parte activa de los movimientos de reforma. Muchas se influenciaban a raíz de un interés renovado en el cristianismo que inspiraba una ola de activismo social. Por ejemplo, muchas mujeres participaban en el movimiento para abolir la esclavitud. Dicho movimiento se fundamentaba en las ideas del cristianismo evangélico sobre la igualdad de todas las personas antes Dios. Sin embargo, con frecuencia no se permitía a las mujeres participar de discusiones públicas o hablar en convenciones antiesclavitud. A Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton se les negó el derecho a hablar en la convención contra la esclavitud de 1840 en Londres. Por lo que decidieron formar una sociedad para abogar por los derechos de las mujeres. Un importante grupo estadounidense que mezcló el activismo contra la esclavitud y los derechos de las mujeres fue la Sociedad Femenina Anti-Esclavitud de Filadelfia, dirigida por Mott y las mujeres de una importante familia afroamericana: Charlotte, Harriet, Sarah y Margaretta Forten.
Varios de los mismos pasajes bíblicos que usaron las mujeres abolicionistas para argumentar en contra de la esclavitud también podían usarse para respaldar la igualdad de las mujeres. En 1848, la primera convención estadounidense enfocada en los derechos de las mujeres se organizó en Seneca Fallas, Nueva York.
Aproximadamente 200 mujeres y 40 hombres se reunieron y adoptaron la “Declaración de Sentimientos de Seneca Falls”. Esta declaración abogaba por los derechos políticos y económicos de las mujeres. Sin embargo, las mujeres tardarían 70 años más en obtener el derecho a votar en los Estados Unidos y el progreso avanzaba con similar lentitud en la mayoría de los sectores del mundo.
Reformas obreras
Las condiciones de trabajo y la capacidad de ganar suficiente dinero para sobrevivir fueron problemas inherentes de la industrialización que muchas personas identificaron tempranamente. En Gran Bretaña, los luditas fueron una sociedad secreta que destruía las nuevas maquinarias industriales en la década de 1810. Muchos de ellos eran artesanos talentosos que observaban como las máquinas ocupaban sus lugares. Las máquinas podían crear ropa o metal a un menor costo que el de los artesanos. Además, los artesanos recibían una paga decente generalmente, pero se les estaba obligando a transformarse en obreros bajo un sueldo inferior. Entonces, en toda Gran Bretaña y en particular, en el norte industrializado, destrozaron máquinas y amenazaron a los dueños de las fábricas hasta que el ejército los derribó.
Las mujeres también tenían una participación activa en el movimiento obrero. Pauline Newman comenzó a trabajar en una fábrica de ropa llamada Triangle Shirtwaist Company en la ciudad de Nueva York cuando era niña. Se convirtió en organizadora sindical y abogaba activamente en pro de la seguridad laboral en Filadelfia. Fue en 1911 que la fábrica Triangle Shirtwaist estalló en llamas. Se trató del desastre industrial más letal en la historia de la ciudad y uno de los que más vidas se ha cobrado la historia estadounidense. El incendio causó la muerte de 146 textileros. La mayoría de estos trabajadores eran recientes inmigrantes italianos y judíos entre 14 a 23 años. Pauline Newman, después de haber trabajado en la fábrica durante muchos años, era amiga de muchas de las víctimas. Cuando el estado de Nueva York estableció la Comisión de Investigación de Fábricas (FIC) para inspeccionar las tiendas y garantizar la seguridad de los trabajadores, Newman se convirtió en una de las primeras inspectoras de la FIC. El incendio condujo a una legislación que exigía mejores estándares de seguridad en las fábricas. Este periodo fue testigo del crecimiento de los sindicatos que luchaban por mejores condiciones laborales para los trabajadores en las fábricas.
No solo los trabajadores exigían reformas laborales. Los periodistas también redactaban artículos sacando a la luz los problemas que existían en las fábricas estadounidenses. El autor Upton Sinclair esperaba mostrar al público estadounidense los horribles efectos del capitalismo en los trabajadores de la industria empacadora de carne de Chicago. Su libro, “La jungla”, describe cómo los trabajadores perdieron sus extremidades, estuvieron expuestos a químicos peligrosos y contrajeron enfermedades infecciosas mientras trabajaban largas horas en condiciones de frío y hacinamiento. Tenía la esperanza de que eso llevara a crear reformas laborales. Sin embargo, la descripción vívida de Sinclair respecto a la industria no condujo de inmediato a una legislación laboral. Pero la protesta pública condujo a la aprobación de la Ley de Drogas y Alimentos no Adulterados y la Ley de Inspección de Carnes en 1906.
Vivienda
Los periodistas también desempeñaron un papel importante en la exposición de las viviendas precarias en las que vivían muchos trabajadores de las fábricas urbanas. Estos a menudo incluían viviendas, edificios abarrotados, a menudo construidos apresuradamente y con pocos baños, donde las familias numerosas solían compartir pequeños apartamentos. Glasgow, en Escocia (norte de Gran Bretaña), fue una de las primeras ciudades en tener grandes viviendas destinadas a albergar a los trabajadores en los astilleros industriales. Debido que se trataba de viviendas baratas, se propagaban rápido.
Jacob Riis, un periodista estadounidense nacido en Dinamarca escribió sobre las terribles condiciones en las viviendas de la ciudad de Nueva York. Quería influir en la opinión pública y conseguir que el gobierno municipal creara nuevos diseños de viviendas para reducir el hacinamiento y mejorar la seguridad. El libro de Riis, “Cómo vive la otra mitad” (1890), describe cómo hasta 12 adultos dormían en una habitación de solo 13 pies de ancho. Riis escribió que la tasa de mortalidad infantil en estas viviendas era tan alta como 1 en 10. Tras sus informes, la ciudad realizó estudios sobre las viviendas. En 1901, los funcionarios de la ciudad aprobaron la Ley de Vecindad. A raíz de esto, se fijaron altos estándares para la seguridad e higiene en las viviendas. Algunas mejoras contemplaron materiales de construcción de mejor calidad, salidas obligatorias para incendios y más ventanas para dar a los residentes acceso al aire y la luz.
Salud pública
Los reformadores también se preocuparon por la salud pública durante este periodo. Una de las primeras reformas sanitarias de la era industrial fue la construcción de sistemas de alcantarillado y agua potable en algunas ciudades británicas. Thomas Hawksley construyó algunos de los primeros sistemas urbanos de agua limpia en Gran Bretaña en la década de 1870. Descubrió que conectar tuberías a una bomba y un motor mantendría la presión en el sistema de agua. Esto evitaría que el agua sucia entre en las tuberías. Mientras tanto, en Londres, la enfermedad conocida como cólera mataba a decenas de miles de personas cada año hasta que Joseph Bazalgette descubrió que un sistema de alcantarillado sería capaz de mantener el suministro de agua más limpio.
El médico de Nueva York, Stephen Smith, se preocupaba igualmente por el ambiente insalubre presente en las ciudades estadounidenses. Fue el primero en vincular el tifus y el cólera con las condiciones deficientes de higiene en Nueva York. Estaba profundamente preocupado por el impacto negativo que el entorno de la ciudad tuvo en la salud humana. Como consecuencia, organizó y dirigió una encuesta sanitaria de la ciudad. La encuesta describía los inodoros públicos, calles llenas con deposiciones de caballo y mataderos antihigiénicos. Smith testificó ante el senado y la asamblea de Nueva York. Un año después, Nueva York aprobó la primera legislación de salud pública en el país. El trabajo de Smith serviría como modelo para otras ciudades. Al poco tiempo, Chicago y Boston siguieron su ejemplo. Los reformadores de la salud pública en todo el territorio de los Estados Unidos comenzaron a presionar a sus gobiernos locales. Para 1875, una nueva Ley de Salud Pública garantizaba que el gobierno era responsable de asegurarse de que beber agua fuese seguro, de la gestión adecuada de las aguas residuales y de la contención de enfermedades contagiosas.
Educación
A los reformadores también les preocupaba el bienestar de los niños durante esta época. Muchos de los niños trabajaban en fábricas en lugar de asistir a la escuela. Debido a los bajos sueldos de los obreros, familias enteras debían trabajar para costearse la comida y alquiler. Esto incluía a los más pequeños. El Parlamento Británico estableció una comisión en 1832 para investigar el trabajo infantil en las fábricas. Como resultado, el gobierno aprobó la Ley de Fábrica de 1833. Regulaba el trabajo infantil y establecía límites respecto a cuántas horas al día un niño podía trabajar. Esta fue la primera normativa de gobierno británica en el ámbito industrial. Para la década de 1880 el gobierno ordenó que la educación fuese obligatoria para todos los niños entre 5 a 10 años. En la misma época, Estados Unidos estableció un régimen de educación básica gratuita en cada estado. Sin embargo, Estados Unidos no aprobó una ley federal que restringiera el trabajo infantil hasta 1916.
Los intentos de reforma durante esta época dieron vida a una cantidad importante de cambios en los Estados Unidos y Gran Bretaña. Estos contemplaban educación pública obligatoria, leyes para el trabajo infantil y una jornada laboral de ocho horas. Las reformas también abordaban el salario mínimo, indemnización por accidentes laborales y una infraestructura con mejor higiene. Estas reformas sentaron las bases para los posteriores movimientos de justicia social del siglo XX como los movimientos por los derechos civiles y feministas e influenciaron los movimientos reformistas en otras regiones del mundo.
1 Si bien había movimientos de reforma en otras partes del mundo, no siempre se originaban por las mismas razones. En algunos casos, estos movimientos ocurrían después. El reformismo en los EE. UU. y Gran Bretaña fueron esfuerzos emprendidos para contrarrestar los efectos sociales negativos de la industrialización. Aunque muchas sociedades en otros sectores del mundo a penas comenzaban a presenciar el ascenso del capitalismo industrial.
Fuentes
Bloom, Harold, ed. Upton Sinclair’s The Jungle. New York: Chelsea House, 2002.
Brown, Theodore M. and Elizabeth Fee. “Social Movements in Health.” Annual Review of Public Health 35 (2014): 385-398. https://doi.org/10.1146/annurev-publhealth-031912-114356
Graham Warder. “Religion in Nineteenth-Century America.” Disability History Museum. Accessed February 15, 2019. http://www.disabilitymuseum.org/dhm/edu/essay.html?id=17
Hatch, Nathan O. The Democratization of American Christianity. New Haven, CT: Yale University Press, 1991.
Kessler-Harris, Alice. “Organizing the Unorganizable: Three Jewish Women and Their Union.” Labor History 26, no. 3 (1985): 423-446.
Leavitt, J. W., Numbers, R. L., eds. Sickness and Health in America: Readings in the History of Medicine and Public Health. Madison, WI: University of Wisconsin Press, 1985.
Melosi, M. V. The Sanitary City: Urban Infrastructure in America from Colonial Times to the Present. Baltimore, MD: Johns Hopkins University Press, 2000.
Murat C. Menguujj. “Young Ottomans.” Encyclopedia of Islam and the Muslim World. New York: Thomson Gale, 2004.
Orleck, Annelise. Common Sense and a Little Fire: Women and Working-Class Politics, 1900–1965. Chapel Hill, NC: University of North Carolina Press, 1995.
Pascal, Janet B. Jacob Riis: Reporter and Reformer. New York: Oxford University Press, 2005.
Stevenson-Moessner, Jeanne. “Elizabeth Cady Stanton, Reformer to Revolutionary: A Theological Trajectory.” Journal of the American Academy of Religion 62, no. 3 (1994): 673-697.
“A Short Narrative of Stephen Smith.” American Public Health Association, 2016. Accessed February 17, 2019.
Rachael Hill
Rachael Hill tiene un doctorado en historia africana de la Universidad de Stanford. Actualmente se desempeña como profesora adjunta en la Universidad Estatal de San Francisco. Ha enseñado Metodología de la Historia e Historia Africana a nivel universitario y Lectura Crítica a estudiantes de secundaria. Su investigación se centra en la historia de la medicina tradicional y la investigación de plantas medicinales en la Etiopía del siglo XX.
Créditos de las imágenes
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Portada: Multitud a las afueras de las puertas del muelle de las Indias Orientales, Poplar, Londres, 1897. © Photo by City of London: London Metropolitan Archives / Heritage Images / Getty Images
Caricatura de una convención de derechos de la mujer mostrando como los oponentes masculinos intentaban irrumpir en la convención desde los balcones. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Womens_rights_convention-Harpers_Weekly_June_11_1859.jpg
Manifestación de protesta y duelo por el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist del 25 de marzo de 1911. Los U.S. National Archives, dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Demonstration_of_Protest_and_Mourning_for_Triangle_Shirtwaist_Factory_Fire_of_March_25,_1911,_04-05-1911_(11192161883).jpg
Dos funcionarios inspeccionan una vivienda en Nueva York, 1901. U.S. National Archives y Administración de Archivos, dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Two_officials_of_the_New_York_City_Tenement_House_Department_inspect_a_cluttered_basement_living_room,_ca._1900_-_NARA_-_535469.jpg