Fuentes primarias: El Holocausto
Introducción a esta recopilación
El Holocausto fue una tragedia de tal magnitud que resulta difícil comprenderlo realmente. Se desarrolló por muchos años y se propagó por una amplia zona geográfica. Las acciones brutales, si bien de carácter salvaje, a menudo se llevaban a cabo de manera rutinaria y legalizada; los perpetradores solían afirmar que simplemente seguían órdenes. Las experiencias de las víctimas fueron diversas, pero también universalmente terribles. Estas fuentes ilustran cómo las experiencias y perspectivas del Holocausto podían ser bastante diferentes, pero todas corresponden a puntos de vista de una atrocidad sin precedentes que retumbó entre comunidades y generaciones. Esta recopilación contempla cartas anónimas, pidiendo ayuda o deseando lo mejor a sus seres queridos de cara al final. Los testimonios y diarios, de perpetradores, testigos y víctimas brindan relatos de primera mano. Las leyes y las políticas nos proporcionan una suerte de plano que le brindó a la inmensa violencia del Holocausto una lógica y orden escalofriante, aunque suele evocar un aspecto de insensatez.
Fuentes de esta recopilación
Fuente 1 – Cartas de despedida del gueto de Tarnopol, 1943
Fuente 2 – Declaración jurada de Hermann Friedrich Graebe, 1942
Fuente 3 – Relato en calidad de testigo de Kurt Gerstein respecto a los gaseamientos en Belzec y Treblinka, 1945
Fuente 4 – Testimonio de la enfermera Berta Netz, Munich, 1962
Fuente 5 – Ley de protección contra la descendencia con enfermedades hereditarias, 1933
Fuente 6 – Una carta anónima de un hombre homosexual al obispo de Reich, 1935
Fuente 7 – Política y operaciones respecto a los judíos en territorios ocupados, 1939
Fuente 8 – Notas de Dawid Sierakowiak del gueto de Lodz, 1942
Fuente 9 – Diario del gueto de Varsovia de Stefania Staszewska, 1944
Fuente 1 - Cartas de despedida del gueto de Tarnopol, 1943
Título Cartas de despedida del gueto de Tarnopol, Abril 1943 |
Fecha y ubicación 1943, Galicia en la actual Ucrania |
Tipo de fuente Fuente primaria - Carta personal |
Autor Anónimo |
Descripción Estos son fragmentos de cartas no enviadas que se encontraron en las ropas de víctimas que fueron asesinadas por las fuerzas paramilitares nazi en el gueto de Tarnopol en 1943. Los autores son desconocidos. Solamente en Tarnopol, se asesinó a medio millón de judíos. |
Extracto
7 DE ABRIL DE 1943
¡A mis amados!
Antes de dejar este mundo, quisiera dejar atrás algunas líneas dedicadas a ustedes, mis seres queridos. Cuando esta carta llegue hasta su presencia algún día, yo ya no estaré aquí, así como tampoco ninguno de nosotros. Nuestro fin se acerca. Se puede sentir y saber a ciencia cierta. Al igual que los inocentes e inermes judíos ya ejecutados, todos estamos condenados a muerte. En un futuro ya próximo será nuestro turno, ya que va quedando solo un resto de los asesinatos masivos. No hay manera de que escapemos de esta horrible y espantosa muerte.
En el comienzo [en junio de 1941] cerca de 5.000 hombres fueron asesinados, entre ellos mi esposo. Después de seis meses, tras una búsqueda de cinco días entre los cadáveres, encontré su cuerpo . . . Desde ese día, la vida terminó para mí. Ni siquiera en mis sueños de doncella pudiese haber deseado encontrar un compañero tan bueno y fiel. Solo pude disfrutar de dos años y dos meses de felicidad. ¿Y ahora? Cansada de tanto buscar entre los cuerpos, me “alegra” haberle encontrado también; ¿existen palabras para expresar tales tormentos?
26 DE ABRIL DE 1943
Sigo con vida y deseo describirles que ocurrió desde el día 7 a la fecha. Ahora bien, se nos ha dicho que ha llegado el turno de todos los presentes. [Para este momento, Galicia [probablemente] ya no tenga judíos. Por encima de todo, se liquidará el gueto para el 1 de mayo. Durante los últimos días, miles han sido fusilados. . . este es el panorama: ante la tumba se nos obliga a desnudarnos, luego a arrodillarnos y a esperar por el tiro. Las [otras] víctimas se forman en fila y esperan su turno. Es más, deben ordenar al primero, a quien ejecutan, en las tumbas para que se haga un buen uso del espacio y permanezca el orden. El procedimiento completo no tarda demasiado. En media hora las vestimentas del ejecutado regresan al campo.
Después de tales acciones el consejo judío1 recibió una factura de 30.000 Zloty para pagar por las balas usadas . . . ¿Por qué no podemos llorar, por qué no podemos defendernos a nosotros mismos? ¿Cómo alguien puede atestiguar tanta sangre inocente corriendo y no decir nada, no hacer nada y simplemente esperar por la misma muerte? Estamos todos obligados a hundirnos de manera tan miserable, tan inexorablemente. . . ¿Creen que deseamos terminar así, morir de esta manera? ¡No! ¡No! A pesar de todas las experiencias, el deseo de sobrevivir ahora a menudo se acrecienta, la voluntad de llevar una vida más fuerte, mientras más se acerca la muerte. Escapa a toda comprensión.
Citas
Mildt, Dick de. In the Name of the People: Perpetrators of Genocide in the Reflection of Their Post-war Prosecution in West Germany: The ‘Euthanasia’ and ‘Aktion Reinhard’ Trial Cases. The Hague; Boston: Martinus Nijhoff, 1996.
1 Durante la Segunda Guerra Mundial, los Nazis establecieron consejos judíos (Judenrat) en los guetos. Se les pidió que se aseguraran de implementar las órdenes y regulaciones nazis y que proporcionaran servicios básicos a las poblaciones judías que vivían en los guetos. Enfrentaban dilemas morales, como saber si anotar o no los nombres de los judíos para la deportación. La función de los consejos judíos es controversial.
Fuente 2 - Declaración jurada de Hermann Friedrich Graebe, 1942
Título Declaraciones juradas de Hermann Friedrich Graebe en los juicios de Núremberg |
Fecha y ubicación 10 de noviembre de 1945, Ucrania |
Tipo de fuente Documento legal - declaración jurada |
Autor Hermann Friedrich Graebe (1900-1986) un gerente e ingeniero alemán |
Descripción En este informe de testigo, un ingeniero alemán vuelve a contar sobre la matanza masiva de los judíos en la actual Ucrania. Según algunas estimaciones, 1,5 millones de judíos, entre los 6 millones que murieron en el Holocausto, fueron asesinados a tiros. Este relato se ingresó como testimonio en los Juicios de Núremberg contra miembros del liderazgo nazi y personas que cometieron atrocidades.. |
Extracto
Yo, el abajo firmante, Hermann Friedrich Graebe, realizo la siguiente declaración bajo juramento:
Desde el 1941 de septiembre a enero de 1944 fui director y jefe de ingeniería de la rama Zdolbunow de la empresa de construcción Josef Jung de Solingen. En virtud de dicha capacidad, y entre mis otros deberes, debía visitar los proyectos de la firma. De acuerdo con los término del contrato con los servicios de construcción del ejército, la compañía debía construir almacenes de grano en el antiguo aeródromo Dubno en Ucrania.
El 5 de octubre de 1942, en el momento de mi visita a las oficinas de construcción en Dubno, mi encargado. . . me dijo que algunos judíos de Dubno habían sido fusilados cerca del edificio en tres inmensas zanjas de unos 30 metros de largo y 3 metros de profundidad. La cantidad de personas asesinadas fue de unas 1.500. Los 5.000 judíos que vivían en Dubno antes del pogromo habían sido designados para asesinato. Dado que las ejecuciones se llevaron a cabo en presencia de mi empleado, a él le pareció un proceso desagradable [molesto].
En compañía de [Hubert] Moennikes, me dirigí luego al área de trabajo. Vi grandes montículos de tierra de unos 30 metros de largo y 2 de alto. Varios camiones estaban estacionados en las cercanías. Las milicias ucranianas armadas se ocupaban de sacar a las personas, bajo la vigilancia de los soldados de las SS. Los mismos militares eran responsables de resguardar y conducir los camiones. Las personas en los camiones usaban los uniformes reglamentarios en amarillo que los identificaban como judíos por la parte delantera y trasera de sus trajes.
Moennikes y yo nos dirigimos de pleno a las zanjas sin que nos detuvieran. Cuando nos acercamos al montículo, escuché una serie de disparos de rifle cerca. Las personas de los camiones -hombres, mujeres y niños- eran obligados a desnudarse bajo la supervisión de un soldado de las SS con un látigo en la mano. Fueron [obligados] a poner sus [pertenencias] en ciertos lugares: zapatos, vestimenta y ropa interior por separado. Vi una pila de zapatos, cerca de 800- 1000 pares, grandes cúmulos de ropa interior y vestimenta. Sin llorar ni gritar, estas personas se desvistieron y permanecieron juntos en grupos familiares, abrazándose y despidiéndose mientras esperaban una señal del soldado de las SS, que estaba parado al borde de la zanja, también con un látigo en la mano. Durante quince minutos me quedé allí, no logré escuchar ninguna queja o petición de piedad. Observé una familia de unos ocho integrantes: un hombre y una mujer de unos cincuenta años, rodeados de sus hijos de uno, ocho y diez, y dos niñas grandes de unos veinte y veinticuatro. Una anciana, con el pelo completamente blanco, sostenía al bebé en sus brazos, meciéndolo y cantándole una canción. El bebé gritaba en voz alta con regocijo. Las padres observaban a los grupos con lágrimas en sus ojos. El padre sostenía al niño de diez años de la mano, hablándole en voz baja: el niño luchaba para contener el llanto. El padre apuntó un dedo hacia el cielo y, acariciando la cabeza del niño, parecía explicarle algo. En este momento, el SS cerca de la zanja le dijo algo a su camarada. Este último contó a una veintena de personas y las ordenó detrás del montículo. La familia con la cual acababa de hablar estaba en el grupo.
Aún recuerdo a la pequeña niña, delgada y morena, que pasó cerca mío, apuntándose a sí misma diciendo: “veintitrés”. Caminé alrededor del montículo y me enfrenté a una espantosa fosa común. Los cadáveres apretados se amontonaban tan juntos que solo se veían las cabezas. La mayoría tenía heridas en la cabeza y la sangre fluía por sus hombros. Algunos aún se movían. Otros levantaban la mano y giraban la cabeza para demostrar que todavía estaban vivos. La zanja estaba llena en dos tercios de su capacidad. Calculo que tenía un millar de cuerpos. Dirigí mi vista hacia el hombre encargado de realizar la ejecución. Era un hombre de las SS; estaba sentado, balanceando las piernas, en el borde estrecho de la zanja; un rifle automático descansaba sobre sus rodillas y fumaba un cigarrillo. Las personas, totalmente desnudas, bajaban unos pocos pasos hasta el fango y se detenían en el punto indicado por hombre de la SS. Frente a los muertos y heridos, les hablaban en voz baja. Luego escuché una serie de tiros de rifle. Miré la zanja y vi sus cuerpos retorciéndose, sus cabezas, ya sin vida, hundiéndose entre los cadáveres debajo. La sangre corría desde la nuca hasta sus cuellos. Me impresionaba que no mandaran a alejarme, pero pude divisar a dos o tres carteros en las cercanías. Un nuevo lote de víctimas se aproximaba al lugar. Bajaron a la zanja, se formaron frente a las víctimas anteriores y les dispararon.
Citas
Fuente 3 - Relato en calidad de testigo de Kurt Gerstein respecto a los gaseamientos en Belzec y Treblinka, 1945
Título Relato en calidad de testigo de Kurt Gerstein respecto a los gaseamientos en Belzec y Treblinka |
Fecha y ubicación 4 de mayo de 1945, probablemente en Rottweil, Alemania |
Tipo de fuente Documento legal - declaración |
Autor Kurt Gerstein (1904-1945), un oficial de la SS alemana y jefe de los servicios técnicos de desinfección. |
Descripción Este es un extracto de una declaración jurada emitida por Kurt Gerstein sobre los gaseamientos que presenció en Belzec y Treblinka. Gerstein era oficial de las SS, aunque tenía una relación complicada con el partido nazi, habiéndolo criticado en varios puntos. También informó sobre crímenes alemanes, incluso al diplomático sueco Goran von Otter. A pesar de sus reservas sobre las acciones de los nazis, finalmente contribuyó a la matanza química de muchas víctimas del Holocausto al proporcionar conocimientos técnicos y recursos químicos. |
Extracto
Partimos a Belzec dos días después. Se instaló una pequeña estación especial con dos plataformas en una colina de arena amarilla, inmediatamente al norte de la vía férrea Lublin-Lwôw.2 Hacia el sur, cerca de la carretera, se encontraban algunos edificios de servicios. . . No vimos muertos ese día, pero un hedor pestilente [mortal o venenoso] cubría toda la región y millones de moscas se asestaban por todas partes. Junto a la estación había un gran cuartel marcado como “Guardarropa”, con una ventanilla de boletos en el interior marcada como “Valores”. Más adelante, una sala con unas cien sillas, “Barbero”. Luego, un pasadizo de unos 150 metros de largo, a la intemperie, alambre de púas en ambos costados y avisos: “A los baños e inhaladores”. Frente a nosotros había un edificio del tipo casa de baños, con grandes macetas de geranios y otras flores. Luego, las escaleras y entonces a la izquierda y derecha 3 cierres de 5 metros cuadrados, 1,90 metros de alto, con puertas de madera como los garajes. En la pared posterior, que no podía verse de forma apropiada en la oscuridad, grandes puertas de un andén de madera. En el tejado, una Estrella de David de cobre. Sobre la edificación esta inscripción: “Fundación Heckenholt”. Esa tarde no vi nada más.
A la mañana siguiente, unos pocos minutos antes de las siete, me dijeron: “¡En diez minutos llega el primer tren!” De hecho, unos pocos minutos después llegó un tren desde Lemberg, con 45 carros que llevaban 6.700 personas, de los cuales 1.450 ya venían muertas a su llegada. Detrás de la pequeña ventana con alambres de púas, niños, jóvenes, muertos de miedo, mujeres, hombres. El tren se detuvo: 200 ucranianos aptos para la tarea abrieron las puertas y con sus látigos de cuero sacaron a los judíos de los carros. Un altavoz daba instrucciones en voz alta: quitar toda vestimenta, incluidos prótesis y anteojos; amarrar sus zapatos juntos con pequeños trozos de cuerda entregados por un pequeño niño judío; entregar todos los objetos de valor, todo el dinero en la ventanilla de “Objetos de valor”, sin tener un recibo a cambio. A las mujeres y niñas se les cortaría el cabello en la barraca del “Barbero”. . . Luego comenzaría la marcha. A derecha e izquierda, alambre de púas; detrás, dos docenas de ucranianos, pistolas en mano.
Se acercaron. Wirth y yo, estábamos parados sobre la rampa en el frontis de las cámaras de muerte. Hombres, mujeres, niñas, niños, bebés, lisiados, completamente desnudos en posición. En la esquina estaba un hombre fornido de la SS, quien les decía a los desvalidos con voz pastoril [presbiteral]: “¡No se les hará daño! Solo deben respirar muy profundamente, eso fortalece los pulmones, la inhalación es un medio de prevención de enfermedades contagiosas. ¡Es una buena desinfección!” Preguntaban qué les ocurriría. Él replicaba: “Los hombres tienen que trabajar, construyendo caminos y casas. Pero las mujeres no tienen la obligación de hacerlo; ellas se ocuparán de las labores del hogar, como cocinar”. Para algunas de estas pobres criaturas, esta era una última pequeña esperanza, suficiente para llevarlos, sin oponer resistencia, hasta las cámaras de la muerte. La mayoría de ellos ya sabía lo que se avecinaba, ¡el hedor lo confirmaba! Subieron el pequeño tramo de escaleras de madera y entraron en las cámaras de la muerte, la mayoría sin decir una palabra, empujados por los que estaban detrás de ellos. Una mujer judía de unos cuarenta años, sus ojos como antorchas encendidas, maldijo a los asesinos; después de varios latigazos por parte del Capitán Wirth en persona, desapareció en la cámara de gas. . . .
Dentro de las cámaras, los hombres de la SS apiñaban a la gente. Wirth daba la orden –Acomódense bien, “a 700 u 800 de ellos cada 25 metros cuadrados”. Se cerraban las puertas. Mientras tanto, el resto de las personas desnudas en el tren esperaban su turno. Alguien me dice: “¡Desnudos en el invierno!” “¡Eso es suficiente para matarlos!” “¡Para eso están aquí hoy!” fue la respuesta. En ese momento, me hizo sentido la razón de la inscripción “Heckenholt”. Heckenholt era el conductor del camión de motor diésel cuyos gases de escape se usaban para acabar con la vida de estos desdichados. El SS Unterscharfuhrer (líder de escuadrón juvenil) Heckenholt incurría en un gran esfuerzo para echar a andar el motor. Pero [no funcionaba]. . .50 minutos, 70 minutos, ¡y el motor no se encendía! Las personas esperaban dentro de las cámaras de gas. En vano. Se les podía escuchar llorando, “como en la sinagoga”, dice el Profesor Pfannenstiel,3 con la mirada pegada en la ventana de una puerta de madera. Carcomido por la ira, el capitán Wirth azotó la cara del ucraniano ayudando a Heckenholt 12 o 13 veces. Después de dos horas y 49 minutos, según mi cronómetro, el motor diésel arrancó. En ese momento, la gente en silencio en estas cuatro cámaras seguía con vida, ¡cuatro veces 750 personas en cuatro veces 45 metros cúbicos! Transcurrieron 25 minutos. Se podía ver a través de una ventanilla que muchos ya estaban muertos cuando un foco eléctrico iluminaba la cámara de tanto en tanto. Después de 28 minutos, solo unos pocos quedaban con vida. Finalmente, después de 32 minutos, ya habían fallecido todos.
En el extremo opuesto, los miembros del comando de trabajo abrían las puertas de madera. A estos (de ascendencia judía), les habían prometido conservar sus vidas y un pequeño porcentaje de objetos de valor y dinero recaudado por este horrendo servicio. Como pilares de basalto, la muerte aún deambulaba, sin dejar espacio para caer o inclinarse. Incluso en la muerte, se podía ver a familias aún tomadas de las manos. Resulta difícil separarlos ya que las cámaras se vacían para dar paso a la siguiente carga; los cadáveres eran arrojados, azules, mojados de sudor y orina, las piernas cubiertas de heces y sangre menstrual. Dos docenas de obreros se ocupaban de revisar las bocas de los muertos, que abrían con ganchos de hierro. “¡Oro a la izquierda, sin oro a la derecha!” Otros se encargaban de inspeccionar los anos y órganos genitales, en búsqueda de dinero, diamantes, oro, etc. Los dentistas sacaban a golpe de martillo dientes, puentes y coronas de oro. En medio de ellos se encontraba el capitán Wirth. Estaba como pez en el agua, mostrándome una lata grande llena de dientes, me dijo: “¡Comprueba por ti mismo el peso de ese oro! Es sólo de ayer y anteayer. No te imaginas lo que encontramos todos los días: ¡dólares, diamantes, oro! ¡Ya lo verás por ti mismo!”. . . .
Luego, los cuerpos eran arrojados a grandes trincheras, cada una de 100x20x12 metros, ubicadas cerca de las cámaras de gas. . . Luego me dijeron que los cuerpos se apilaban en las vías férreas y se quemaban con combustible diésel para no dejar rastros. . . .
Citas
Stackelberg, Roderick, and Sally Anne Winkle. The Nazi Germany Sourcebook: An Anthology of Texts. London; New York: Routledge, 2002.
2 El ferrocarril entre las ciudades de Lublin, actualmente en Polonia, y Lwow, actualmente en Ucrania.
3 Wilhelm Pfannenstiel, un médico alemán, miembro del Partido Nazi y oficial de la SS.
Fuente 4 - Testimonio de la enfermera Berta Netz, Munich, 1962
Título Testimonio de la enfermera Berta Netz |
Fecha y ubicación 1962, Munich |
Tipo de fuente Testimonio legal |
Autor Berta Netz, una enfermera alemana |
Descripción La presente selección se extrajo del testimonio de Berta Netz, una enfermera en una institución para individuos con discapacidades mentales en Meseritz-Obrawalde en la provincia de Posen en Munich durante mayo de 1962, en un juicio de médicos y enfermeras que participaron en el asesinato de personas con discapacidades. Se asesinó a más de 10.000 personas en esta institución. Netz fue perpetradora a pesar de que sabía de su actuar moralmente incorrecto. En su defensa esbozó estar siguiendo órdenes. |
Extracto
Todavía estábamos en la temporada otoñal de 1942 cuando un paciente recién internado llegó a nuestra estación. Se trataba de una muchacha con deficiencia mental de unos 17 a 18 años y la Dra. Wernicke ordenó que fuese llevada a la sala de aislamiento. Algún tiempo después del ingreso, la Dra. Wernicke ordenó la administración de inyecciones de 2 cc [centímetros cúbicos] de morfina-escopolamina4 como tratamiento del paciente. Tras cartón, la niña recibió inyecciones diarias de 2 cc de morfina-escopolamina durante unos 14 días. . . Tuve que administrar la dosis antes mencionada de MS en uno de los brazos de la paciente tal vez dos o tres veces durante el lapso de tiempo mencionado anteriormente. No reflexioné demasiado sobre este tratamiento en ese momento. Pero cuando la niña que recibió este tratamiento murió después de 14 días, por supuesto que [concluí] que su muerte había sido causada únicamente por las inyecciones que le dieron. A partir de ese otoño de 1942, los pacientes adultos y también los niños solían ser trasladados a la denominada “sala de aislamiento”. Por supuesto en el entretanto, me di cuenta de la finalidad de estas transferencias. Pero me era imposible hablar de ello con alguien más. Por una parte tenía prohibido hacerlo debido al voto de silencio, sobre el cual hacían especial hincapié el director del hospital Grabowski y médico en jefe, el Dr. Wernicke. Por otro lado. . . apenas tenía contacto con las demás enfermeras. . .
Una o dos veces a la semana, se seleccionaban pacientes adultos o niños para transferirlos a la sala de aislamiento bajo las órdenes de la Dra. Wernicke Los pacientes trasladados allí eran desvestidos, para luego vestirlos con camisón y mandarlos a dormir. . . Generalmente, después de un poco de estímulo, los pacientes bebían las tabletas disueltas sin más preámbulos. Después de que los pacientes hubieran tragado la preparación de Veronal5, se les daba un vaso de agua limpia para que se la tragaran. Durante mi vida, no puedo recordar un momento en que la preparación de Veronal no fuese efectiva. Siempre después de aproximadamente media hora, los pacientes se dormían o entraban en un estado semiconsciente. . . Después de la media hora transcurrida, el paciente adulto o menor en la sala de aislamiento en ese momento recibía una dosis de morfina- Escopolamina. Cuando llegó mi momento de aplicar estas inyecciones, primero me aseguré de que el paciente estuviera realmente dormido. . . [entonces,] administré la morfina-escopolamina de una jeringa llena en la parte superior del brazo izquierdo del paciente o niño. La inyección en la parte superior del brazo izquierdo fue ordenada por la Dra. Wernicke, posiblemente debido a que esta parte del cuerpo estaba más cerca del corazón y, por lo tanto, el medicamento tendría un efecto más rápido. . . Después de que el paciente estuviese en estado de somnolencia, ya no se requeriría asistencia.
Las tandas siempre se realizaban durante las primeras horas de la mañana. Inmediatamente después se trasladaba al paciente a la sala de aislamiento, se administraba Veronal y media hora después se administraba la inyección de morfina- escopolamina. Alrededor del mediodía o, a veces, en la tarde, el médico jefe, la Dra. Wernicke confirmaría la muerte del paciente que había sido enviado a la sala de aislamiento. Aproximadamente dos horas más tarde, eso sería al final de la tarde, los cuerpos eran llevados desde nuestra estación a la morgue por pacientes masculinos.
Algún tiempo después del tratamiento de la niña de 17 a 18 años. . . Me llamaron a la oficina del director administrativo Grabowski. . . Sin poder repetir las palabras exactas de Grabowski, todavía puedo recordar que nos habló del alivio que sentirían los pacientes de nuestra institución si fuesen liberados de su terrible sufrimiento. Mientras continuaba la conversación, [nos] advirtió que siguiéramos estrictamente todas las instrucciones de las órdenes de la Dra. Wernicke. Grabowski no mencionó específicamente los asesinatos de pacientes con enfermedades mentales ni la forma en que se llevarían a cabo, pero según sus comentarios, no teníamos ninguna duda de que nos estaba hablando sobre el asesinato de pacientes con enfermedades mentales. En esta ocasión, Grabowski nos comprometió explícitamente a mantener el secreto y nos indicó que teníamos la obligación de negarnos a dar testimonio de lo acontecido a cualquiera. Poco después de esta discusión en la oficina de Grabowski, se me acercó una vez más la Dra. Wernicke en la sala de médicos de nuestra estación para que no dijera nada a nadie sobre mi conocimiento de la operación de asesinato. Por esta razón, no me atreví a mencionar lo sucedido con nadie sobre los incidentes en Obrawalde.
. . . Como mencioné antes, no era mi afiliación al partido, sino mi relación subordinada como enfermera y especialmente como funcionaria lo que me obligaba e instaba a seguir todas las órdenes que la Dra. Wernicke me dio.
Respecto a la pregunta de si una negativa quizás era posible, debo decir que no me atreví a rehusarme. Siempre pensé que si me rehusaba, estaría firmando mi estadía en un campo de concentración o en algún lugar similar.
. . . Actué sólo por orden del médico en jefe, la Dra. Wernicke, y siempre estuve bajo una cierta obligación, de la que realmente quería escapar, pero no podía. Por supuesto, entiendo que la situación que ocurría en Obrawalde era incorrecta. Pero la asistencia y los deberes que debía desempeñar allí pertenecían a mi profesión, que había ejercido durante muchos años y que se había convertido en parte de mí. No vi posibilidad alguna de evadir las órdenes del médico en jefe. Mientras realizaba cada tarea, ya fuera el traslado de pacientes o la administración de medicamentos, tenía ciertas inhibiciones y realmente no hacía nada por mi cuenta o por voluntad propia. La obligación y el deber de cumplir todo lo ordenado siempre pendía sobre mí. El entorno en el cual vivíamos como enfermeras era el mundo de la enfermedad mental. Casi nunca dejábamos la institución; teníamos mucho trabajo que hacer y apenas teníamos contacto con el mundo exterior. . . .
Citas
Stackelberg, Roderick, and Sally Anne Winkle. The Nazi Germany Sourcebook: An Anthology of Texts. London; New York: Routledge, 2002.
4 Un anestésico: una sustancia que reduce la sensibilidad al dolor.
5 Una marca de Barbital, un sedante hipnótico.
Fuente 5 - Ley de protección contra la descendencia con enfermedades hereditarias, 1933
Título Ley de protección contra la descendencia con enfermedades hereditarias |
Fecha y ubicación 14 de julio de 1933, Alemania |
Tipo de fuente Documento de gobierno - declaración de ley |
Autor Funcionarios de gobierno alemán |
Descripción Como parte de su búsqueda para conseguir una sociedad alemana “pura”, el gobierno alemán promocionaba varios proyectos de eugenesia. Eugenesia es la pseudo-ciencia que busca eliminar algunos tipos de personas mientras se avanza hacia la reproducción de otros tipos de personas. La ley era parte de eso. Un mandato establecía que individuos con discapacidades físicas y mentales que pudiesen heredarse debían esterilizarse sin su consentimiento. También se empleaba para justificar la esterilización de los romaníes, “elementos asociales” y afroalemanes. |
Extracto
Artículo 1: Esterilización y enfermedades hereditarias
(1) Cualquier persona con una enfermedad hereditaria podría estar sujeto a esterilización si, de conformidad con el juicio de la ciencia médica, la procreación por parte de dicha persona probablemente produciera niños que sufran de graves defectos hereditarios de carácter físico o mental.
(2) Una persona con una enfermedad hereditaria se define en virtud de esta ley como cualquiera que padezca de una de las siguientes enfermedades:
- Debilidad mental congénita
- Esquizofrenia
- Demencia [maníaco depresiva]
- Epilepsia hereditaria
- Corea de Huntington hereditaria
- Ceguera hereditaria
- Sordera hereditaria
- Deformidad física extrema hereditaria . . . .
Artículo 12: Obligación inmediata
(1) Una vez finalizada la orden judicial de esterilización, [el procedimiento] debe realizarse incluso sin el consentimiento del paciente a ser esterilizado, a menos que él mismo haya iniciado la petición. El médico administrador será responsable de solicitar todas las medidas necesarias que la ley estime convenientes al departamento de policía. En caso de que tales medidas no sean suficientes, se permitirá el uso de la fuerza.
Citas
Rabinbach, Anson, and Sander L. Gilman. The Third Reich Sourcebook. Berkeley: University of California Press, 2013.
Fuente 6 - Una carta anónima de un hombre homosexual al obispo de Reich, 1935
Título Una carta anónima de un hombre homosexual al obispo de Reich |
Fecha y ubicación 12 de junio de 1935 |
Tipo de fuente Carta |
Autor Anónimo |
Descripción En esta carta, un hombre homosexual anónimo suplicaba al obispo del Reich, Ludwig Müller, investigar e intervenir en contra del acorralamiento de los hombres homosexuales por parte de las fuerzas Nazi. Como parte del intento de los nazis por obtener una sociedad alemana “pura” y mantener una “raza maestra”, los nazis condenaban a los homosexuales. En esta carta, se puede percibir cómo se trataba a los homosexuales. Sin embargo, también se puede apreciar cuán incierto resulta para esta víctima en particular quién es el responsable de esto. |
Extracto
Monseñor del Reich,
Ya no sé qué hacer, y por tanto, vuelco mis pasos directamente hacia usted. ¡Pido a Dios que esta misiva llegue directamente a sus manos! Dios quiera que usted no cierre su mente a estas líneas, sino que ejecute todo lo que esté en su poder para poner fin a este horror, llevando sus protestas a los altos mandos y pidiendo ayuda con este asunto.
Obispo del Reich, antes de describir todo, le garantizo solemnemente que yo mismo he sido objeto [de lo que informo aquí] o me lo han informado personas de confianza que han vivido en carne propia el terror de todo esto; permítame indicarle que me resulta complejo para mí ser completamente abierto a la luz de todo lo sucedido, sin dejar en el tintero todas esas palabras horribles también, pero tiene que ser así para que usted pueda tener una imagen clara y actúe conforme a todo el poder de su excelsa función.
En el último medio año, en Berlín y en todo el Reich, se han realizado redadas en contra de homosexuales o personas sospechosas de serlo. O bien se los ha secuestrado desde bares (como hace medio año) o perseguidos en casa, en la calle, etc. . . Después de haber sido recogidos y mantenidos de pie durante doce horas o más en los pasillos de la Gestapo, sin ofrecerles la oportunidad de comer ni beber nada, son liberados o llevados hasta la denominada Columbia Haus (Tempelhof). . . La forma en que los guardias de las SS trataron a los detenidos fue espantosa. Pateaban a la gente en las espinillas, gritaban y se enfurecían como si tuvieran que lidiar con delincuentes serios de una manera obstinada y problemática. (De hecho, todos eran presos de tal temor que no pronunciaban una palabra y seguían todas las órdenes de los guardias). Se podían oír maldiciones. . . a cada instante. Unas pocas quejas de los hombres más viejos eran respondidas con golpes. El jefe de la operación, un Obersturmführer (líder principal de la tormenta) Meisinger, no hizo nada para detener este terrible trato; por el contrario, de vez en cuando ponía sus propios bramidos y así demarcaba la forma en que se comportaban sus subordinados.
Así se trataba a la gente en la Gestapo [cárcel] en Prinz-Albert-Strafte. Pero mucho más espantoso (¡aún hoy!) es el trato a los recluidos en la llamada Columbia Haus, que ya en Berlín se conoce como la “Isla de la Muerte” y la “Siberia prusiana”. La gente pobre allí era víctima de torturas por semanas y meses sin parar. (¡Mental y físicamente!). . .
Muchos presos han recibido golpizas a diario en Columbia Haus, aunque no han hecho absolutamente nada malo. Un gran número de los detenidos en Columbia Haus son enviados posteriormente al campo de concentración de Lichtenburg. Casi nadie puede describir lo que hacen allí a los homosexuales y a las personas sospechosas de homosexualismo. No solo emplean los insultos más bajos con los prisioneros, sino que los maltratan de la manera más brutal (supuestamente por órdenes de altos manos, ¡aunque simplemente no puedo creerlo!). . .
Para todos los reclusos del campo de concentración, las palizas abiertamente son una experiencia terrible. Hasta el último hombre tiene que caer, quedarse quieto y mirar mientras llueven de cincuenta a cien golpes sobre una pobre criatura. (¡Los gritos y la vista de la sangre que fluye son experiencias terribles para aquellos obligados a mirar!) Por una u otra cuestión trivial, la gente les ha infligido todos los castigos imaginables en los que se expresa el carácter sádico. La oscuridad en el denominado búnker es absolutamente terrible. Varias personas ya han encontrado la locura en dicho lugar.
¡Monseñor del Reich! Estos presos son personas que han llegado hasta allí por alguna inclinación sexual o simplemente porque son sospechosos de tales conductas. ¡Pero ninguno de ellos ha comparecido ante un juez! (¡Algunos serán juzgados por primera vez en las próximas semanas!). . . .
Las torturas continúan. Mientras lee estas líneas, otros cientos están pasando por los tormentos más espantosos. ¡Obispo del Reich, si alguien ha cometido un delito, debe ser llevado ante un juez donde pueda responder por ello! Esta es la perspectiva de todos los alemanes decentes. Pero aquí se tortura y maltrata a personas que, en su mayoría, no han reconocido ni cometido un solo delito punible. . . .
La gente ha dicho que nuestro glorioso Führer castigaría tales actos con la mayor severidad si llegaran a sus oídos. Yo comparto la misma opinión, ya que Adolfo Hitler desea ver la realización de la justicia y el más sincero amor al prójimo. . . ¡Por favor, realice sus propias consultas lo antes posible, pero de tal manera que conozca toda la verdad! Los culpables deben dar cuenta de sus acciones . . . .
Por miedo a la venganza (¡tengo mis motivos!), no puedo decirle mi nombre, reverendo obispo del Reich. Ruego me perdone por no darle mi nombre, pero de otra manera no sería posible. Nuestro Señor esté con usted. ¡Que Dios bendiga todo su accionar!
¡Heil Hitler!
Alguien que sufre en gran medida con el estado presente de las cosas.
Citas
Rabinbach, Anson, and Sander L. Gilman. The Third Reich Sourcebook. Berkeley: University of California Press, 2013.
Fuente 7 - Política y operaciones respecto a los judíos en territorios ocupados, 1939
Título Política y operaciones respecto a los judíos en territorios ocupados |
Fecha y ubicación 21 de septiembre de 1939, Berlín |
Tipo de fuente Documento de gobierno - declaración de política |
Autor Reinhard Heydrich |
Descripción Después de invadir Polonia, Hitler nombró a Heinrich Himmler para proteger la etnia alemana en los territorios ocupados y asegurar el hábitat o “espacio vital” para los ciudadanos alemanes. Himmler organizó grupos especiales de fuerzas dentro de la SS, los Einsatzgruppen, y nombró a Reinhard Heydrich para comandar estas fuerzas. El 21 de septiembre de 1939, Heydrich envió este memorándum, con instrucciones y políticas sobre cómo concentrar y asesinar al pueblo judío en los territorios recién ocupados. Este documento solo es explícito sobre la concentración y regulación del pueblo judío, pero ahora sabemos que el “objetivo final” al que se refiere el documento era la eliminación de la población judía. |
Extracto
El jefe de la policía de seguridad de Berlín, 21 de septiembre de 1939
Schnellbrief [Correo urgente]
A los jefes de todos los Einsatzgruppen [agrupaciones de despliegue nazi] de la Policía de Seguridad
Asunto: Cuestión judía en territorio ocupado
Me refiero a la conferencia celebrada hoy en Berlín y nuevamente señalo que las medidas totales planificadas (es decir, Endziel [el objetivo final]) deben mantenerse estrictamente en secreto.
Se debe realizar una distinción entre:
- el objetivo final (que requerirá largos períodos de tiempo) y
- las etapas que conducen al cumplimiento de este objetivo final (que se realizarán en períodos breves) ...........
Por el momento, el primer requisito previo para el objetivo final es la concentración de los judíos del campo en las ciudades más grandes.
Esto debe llevarse a cabo con rapidez .....
Tan lejos como sea posible. . . se debe erradicar la presencia judía de [ciertas] áreas; al menos el objetivo debe ser establecer sólo unas pocas ciudades de concentración. En [otras áreas], se establecerá la menor cantidad posible de centros de concentración, para facilitar las medidas posteriores. En este sentido, debe tenerse en cuenta que solo las ciudades que tienen intersecciones ferroviarias, o al menos que están ubicadas en líneas ferroviarias, deben ser seleccionadas como puntos de concentración.
En principio, las comunidades judías de menos de 500 personas deben ser disueltas y trasladadas al centro de concentración más cercano
Consejos de Ancianos Judíos
(1) En cada comunidad judía, se establecerá un Consejo de Ancianos Judíos que, en la medida de lo posible, estará compuesto por las personalidades y rabinos restantes con autoridad............
El Consejo estará compuesto por hasta 24 hombres judíos (dependiendo del tamaño de la comunidad judía).
El Consejo será plenamente responsable, en el sentido literal de la palabra, de la aplicación exacta y rápida de las directivas ya emitidas o que se emitan en el futuro..............................
Los Consejos Judíos (Judenrate) deben realizar un censo aproximado de los judíos de sus áreas. . . Los resultados deben informarse en el menor tiempo posible.
(4) Se informará a los Consejos de Ancianos de la fecha y hora de la evacuación, los medios disponibles para la evacuación y, finalmente, las rutas de salida. Luego se les responsabilizará personalmente de la evacuación de los judíos del campo.
Por motivos de seguridad policial general, la concentración de los judíos en las ciudades probablemente exigirá regulaciones en estas ciudades que prohíban completamente su entrada a ciertos barrios y que, pero con la debida atención a los requisitos económicos, pueden, por ejemplo, no salir del gueto, ni salir de sus casas después de cierta hora de la tarde, etc.......................
El Alto Mando del Ejército; el Plenipotenciario para el Plan Cuatrienal (a la atención de: Secretario de Estado Neumann), el Ministerio del Interior del Reich (a la atención de: Secretario de Estado Stuckart), para Alimento y la Economía (a la atención de: Secretario de Estado Landfried), así como los Jefes de la Administración Civil de los Territorios Ocupados han recibido copias de este decreto.
firma Heydrich
Citas
Rabinbach, Anson, and Sander L. Gilman. The Third Reich Sourcebook. Berkeley: University of California Press, 2013.
Fuente 8 - Notas de Dawid Sierakowiak del gueto de Łódź Gueto, 1942
Título Cuadernos del gueto de Łódź |
Fecha y ubicación lugar |
Tipo de fuente Relato personal (diario) |
Autor Dawid Sierakowiak (1924-1943), un estudiante judío polaco. |
Descripción Dawid Sierakowiak, un adolescente, escribió un diario en el que redactó sus experiencias durante el Holocausto. Durante su encarcelamiento en el gueto de Łódź en Polonia, Sierakowiak escribió acerca de sus esperanzas, miedos, temores y tragedias de las que fue testigo. En este extracto, Sierakowiak describió el pánico en el gueto de Lodz6 cuando los alemanes ordenaron a los líderes del consejo judío que comenzaran las deportaciones. Días antes, las tropas de las SS se habían apoderado de los pacientes de los hospitales y exigieron que 20.000 judíos, en su mayoría niños, enfermos y ancianos, estuvieran preparados para la deportación. Algunas personas en ese momento esperaban que estos fueran los únicos miembros de las población tomados. El 4 de septiembre, Rumkowski, líder del consejo judío, anunció estas deportaciones y suplicó a la comunidad judía que entregara a sus niños y ancianos, diciendo: “Nunca imaginé que me verían obligado a entregar este sacrificio al altar con mis propias manos. A mi avanzada edad, debo estirar mis manos y rogar. Hermanos y hermanas: ¡Entréguenmelos a mí! Padres y madres: ¡Denme a sus hijos!”. |
Extracto
Viernes, 4 de septiembre. Łódź.
Por desgracia, las trágicas noticias resultaron ser ciertas. Los alemanes exigen a todos los niños hasta los diez años, los ancianos mayores de sesenta y cinco, y todos los demás enfermos, inválidos hinchados, personas incapaces de trabajar y personas sin empleo. El pánico en la ciudad es increíble. Nadie está trabajando en ninguna parte; todos corren para asegurar asignaciones de trabajo para aquellos en su familia que están desempleados;7 los padres de los niños desafortunados están tratando de salvarlos por cualquier medio. La Oficina de Registro fue clausurada después de que se hicieron las listas, por lo que todos los intentos de rescate mediante actas de nacimiento, libros de registro y otros documentos falsos, o inventando actas de defunción, etc. dejaron de servir.
Escenas increíbles estaban ocurriendo en nuestro Arbeitseinsatz [internamiento de trabajos forzados]. Las asignaciones de trabajo se emitieron con mucha prisa, aunque ya dicen que nuestro esfuerzo no importa porque habrá un Szpera [toque de queda] general, durante el cual las comisiones médicas examinarán a todos para decidir sobre su capacidad para trabajar.
Hoy, a pesar de las increíbles dificultades, me las arreglé como oficinista para conseguir una asignación de trabajo para mamá en el taller de muebles. Aun así, estoy muy preocupado por mamá porque está terriblemente demacrada, encogida y débil. Sin embargo, todavía trabaja en el jardín la mayor parte del tiempo, no está enferma e incluso cocina, limpia y, si es necesario, lava la ropa en casa.
Temprano en la mañana, la oficina del Departamento Escolar estaba inscribiendo a niños de ocho y diez años para trabajar, pero a las doce se anunció que las listas habían sido invalidadas. . . .
El estado de ánimo de pánico se intensifica por segundos. Todo tipo de rumores se repiten de boca en boca en alusión a que debemos esperar lo peor. A las cuatro, Rumkowski8 y [Dawid] Warszawski, el director supremo de una serie de talleres, dieron discursos en la Plaza de los Bomberos (calle Lutomierska 13). Dijeron que “es necesario el sacrificio de los niños y de los ancianos”, que “no se puede hacer nada para evitarlo”, y nos pidieron que “no obstaculicemos la ejecución de la acción de deportación”.9 Le resultaba sencillo a ellos decir eso ya que lograron asegurar de los alemanes la exención de la deportación para los hijos de los directores de taller, bomberos, policías, médicos, instructores, el Beirat [consejo asesor] y el diablo sabe quién más. Además, ahora se pondrán en marcha todo tipo de conexiones (miles de ancianos, enfermos y niños bien conectados recibirán en su lugar a personas completamente diferentes que, aunque capaces de trabajar, serán sacrificadas para compensar los niños y ancianos “conectados”).
La prima de papá, que tiene una niña de tres años y quiere salvarla, nos visitó por la noche. Hemos acordado dejar que se quede con su hija, e incluso dejar que venga toda su familia. Tenían miedo de quedarse en su casa, no de ser tomados como rehenes por el niño. A causa del calor exterior y de la congestión en casa, producto de la presencia de tanta gente, casi no podía conciliar el sueño.
Citas
Rabinbach, Anson, and Sander L. Gilman. The Third Reich Sourcebook. Berkeley: University of California Press, 2013.
Notas
Para conocer más narrativas infantiles del gueto de Lodz, consulte https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/give-me-your-children-voices-from-the-lodz-ghetto.
6 La palabra polaca Łódz ́se pronuncia Lodz en inglés
7 Aquellos que tenían ciertas asignaciones de trabajo que los nazis consideraban necesarias, en ocasiones tenían permitido retrasar su deportación o se postergaba su asesinato temporalmente.
8 Mordechai Chaim Rumkowski, el encargado del Consejo Judío de Ancianos en el gueto de Łódź designado por la Alemania nazi durante la ocupación alemana de Polonia. Rumkowski es una figura controvertida y los historiadores debaten su papel en el Holocausto.
9 Rumkowski es recordado por su discurso «Denme a sus hijos», pronunciado en un momento en que los alemanes exigían su cumplimiento con la deportación de 20.000 niños al campo de exterminio de Chełmno.
Fuente 9 - Diario del gueto de Varsovia de Stefania Staszewska, 1944
Título Diario del gueto de Varsovia |
Fecha y ubicación 19 de abril de 1944 |
Tipo de fuente Relato personal (diario) |
Autor Stefania Staszewska (1923-2004), una actriz polaca y sobreviviente del Holocausto. |
Descripción En este extracto, Stefania Staszewska, que tenía poco más de 20 años, describe su deportación del gueto de Varsovia, que tuvo lugar justo cuando la población judía restante se rebeló en un levantamiento condenado al fracaso. Sin una ayuda externa significativa, una pequeña fuerza judía sin entrenamiento resistió durante un mes contra el ejército alemán. Staszewska finalmente fue internada en el campo de Poniatowa, pero logró escapar y regresar a Varsovia, donde se escondió hasta que terminó la guerra. Staszewska sobrevivió y compartió su diario, en el que describe la experiencia de estar preparada para la deportación y las otras tragedias que sufrió durante el Holocausto. |
Extracto
Ya comenzó aquí dentro del gueto. Podemos escuchar el sonido de la lucha. Aquí en calle Leszno las cosas siguen en calma. Está templado; el cielo está despejado, salpicado de estrellas. Estoy de pie en el patio, escuchando. El tiroteo se intensifica, luego crece en silencio. ¿Será nuestro turno?
Las autoridades colocaron sus decretos por todas las calles temprano en la mañana: Los últimos transportes para las fábricas de Többens y Schultz10 se realizarán mañana a las 7 a.m. Cualquiera que se quede será fusilado.
Fuera del gueto, unidades del ejército están acordonando los muros. Se ha llamado a los gendarmes para reforzar a los centinelas. Hacemos nuestros preparativos finales y establecemos nuestra cadena de contactos. Varios corren por los alrededores. En la calle me encuentro con Bernard, está en el búnker con Róźka. Hablamos por un minuto, luego nos damos la mano con una emoción sincera. Me pregunto si alguna vez nos volveremos a ver. Antes de la noche, hago las rondas de mis amigos. Nos despedimos; han decidido presentarse para la deportación.
Hoy nadie podrá salir. De repente, las calles están vacías excepto por el sonido de las botas de los gendarmes golpeando los adoquines. Volteo. Están marchando directamente hacia nosotros, y el camino de regreso ha sido cortado. Los alemanes están reuniendo a todos los que esperan pasar por el puesto de control, incluyéndome a mí. No dejan pasar a ninguno de los trabajadores externos. Estoy furiosa conmigo misma por no lograr regresar con mi gente a tiempo.
Los alemanes gritan “¡estás tratando de escapar! Nos haremos cargo de ustedes bandidos justo en este momento”. Nos forman, de treinta a cuarenta personas, en filas de cuatro. Nos sacan del gueto y nos conducen por la calle Zelazna hasta el Befehlsstelle [puesto de mando]. Eso es malo. Sabemos lo que la gente hace allí. Tengo demasiada rabia conmigo mismo por dejarme atrapar a causa del miedo. ¿Cómo puedo ser tan estúpida? Un niño intenta escapar y recibe una serie de balas en el estómago. Corre unos pocos metros más, serpenteando como un gato. Se está retorciendo de dolor; los alemanes nos ordenan llevarlo por los brazos y las piernas al Befehlsstelle. Esperamos junto a la pared por el final, hombres de un lado, mujeres por el otro. El niño herido aúlla de dolor; su hermano les pide a los alemanes que lo saquen de su miseria pero ellos solo se ríen. “Todos tendrán ese aspecto en un minuto”.
El día está caluroso, la luz del sol nos pica los ojos. Observo las paredes y escucho. Puedo distinguir los tiros de los alrededores de Nowolipie [calle]. Solo hay unas pocas docenas de metros entre la pared y yo, pero son infranqueables. Se incrementó la dotación de carros armados. Los alemanes descargan municiones, colocan sus armas pesadas y se preparan para el asedio. Todos estos tanques y cañones, todo su ejército armado hasta los dientes, todos movilizados contra nuestras pistolas, granadas y bombas incendiarias.
Sé que nuestro bando no bajará los brazos fácilmente; nuestro pueblo está listo para luchar hasta el final, su único pensamiento es derribar a tantos alemanes como sea posible, para aportar su pequeño grano de arena en la lucha por la libertad, por la dignidad humana.
Estoy parada en Zelazna esperando ser ejecutada, completamente entumecida, rodeada de alemanes que ladran. Algunos gritan para dispararnos de inmediato; otros quieren llevarnos al transporte. Escucho las palabras Lager Poniatôw.11 Y de repente estamos marchando a paso doble a lo largo de las paredes, por el lado ario de Lezno y Karmelicka [calles]. Veo las caras horrorizadas de los polacos; los alemanes los ahuyentan.
Pasamos por el espacio entre los guetos, y finalmente nos encontramos en el gueto grande, que está lleno de tropas del ejército, gendarmes, disparos y, en algunos lugares, incendios. Cerca de la calle Niska vemos un tanque alemán quemado. ¡Hurrah! Vale la pena estar viva tan solo para presenciar eso. Los alemanes se acobardan, se arrastran a lo largo de las paredes; tienen miedo, miedo de los “bandidos judíos”. Enfadados, nos aguijonean con las culatas de sus rifles, gritando "Schnell, schnell!" [¡Rápido! Rápido!] Ya estamos en Umschlagplatz.12 Los vagones de carga están repletos, nos suben como carga. Nos paramos, nos juntamos y escuchamos. El sonido de la lucha se hace cada vez más fuerte.
Más tarde, durante la noche, mientras el tren nos lleva a lo desconocido, vemos una luz sobre Varsovia, un gran resplandor sangriento. El gueto está luchando; el gueto está ardiendo. ¿Acaso el mundo puede ver ese resplandor?
Citas
Rabinbach, Anson, and Sander L. Gilman. The Third Reich Sourcebook. Berkeley: University of California Press, 2013.
10 Fábricas de manufactura textil alemanas nazis que fabricaban uniformes, calcetines y prendas alemanas en el gueto de Varsovia y en otros lugares utilizando trabajadores judíos esclavizados.
11 El campo de Poniatowa, ubicado en la ciudad polaca de Poniatowa, fue inicialmente un campo para prisioneros de guerra y luego se convirtió en un campo de trabajos forzados nazi.
12 Se trataba de áreas de detención cerca de las estaciones de tren en la Polonia ocupada donde se reunía a los judíos que habían sido deportados de los guetos para ser enviados a los campos de exterminio.
Eman M. Elshaikh
Eman M. Elshaikh es una escritora, investigadora y maestra que ha enseñado en los grados K-12 y a estudiantes universitarios en los Estados Unidos y en el Medio Oriente y escrito para diferentes audiencias. Enseña escritura en la Universidad de Chicago, donde también completó su maestría en ciencias sociales y actualmente está cursando su doctorado. Anteriormente, fue becaria de historia mundial en Khan Academy, donde trabajó en estrecha colaboración con el College Board para desarrollar el plan de estudios de Historia mundial AP.
Créditos de las imágenes
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Imagen de la portada: Treblinka. ¡Nunca más! Formado en 1941, se estima que 800.000 personas fueron asesinadas en este campo de concentración. El sitio ahora contiene monumentos a las víctimas de los campos de exterminio, que consisten principalmente en rocas, muchas de ellas grabadas con pueblos. © Richard Radford / Getty Images.
Deportación de judíos a Betzec desde Zamosc, abril de 1942. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/Belzec_extermination_camp#/media/File:Deportacja_%C5%BByd%C3%B3w_z_Zamo%C5%9Bcia_do_obozu_zag%C5%82ady_w_Be%C5%82%C5%BCcu.jpg
Prisioneros acusados de homosexualidad en el campo de concentración en Sachsenhausen, Alemania. Adornos de triángulos rosados en sus uniformes, del 19 de diciembre de 1938. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/File:Sachsenhausen_Concentration_camp_homosexual.webp#/media/File:Prisoners_in_the_concentration_camp_at_Sachsenhausen,_Germany,_12-19-1938_-_NARA_-_540175_(cleanup).jpg
Judíos siendo cargados sobre trenes con dirección a Treblinka en el Umschlagplatz del gueto de Varsovia, 1942. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/Treblinka_extermination_camp#/media/File:Umschlagplatz_loading.jpg
Niños en el gueto de Lodz. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/%C5%81%C3%B3d%C5%BA_Ghetto#/media/File:Bundesarchiv_Bild_101III-Schilf-002-30,_Polen,_Ghetto_Litzmannstadt,_Bewohner.jpg
Chaim Rumkowski dando un discurso en el gueto, 1941-42. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/Chaim_Rumkowski#/media/File:Rumkowski.JPG
Tropas alemanas haciendo redadas a los romaníes en Asperg, Alemania en mayo de 1940. C por Bundesarchiv, R 165 Bild- 244-52. CC-BY-SA 3.0.https://en.wikipedia.org/wiki/Romani_Holocaust#/media/File:Bundesarchiv_R_165_Bild-244-52,_Asperg,_Deportation_von_Sinti_und_Roma.jpg
Plan de manufactura textil en el gueto de Varsovia, con obreros judíos esclavizados. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/T%C3%B6bbens_and_Schultz#/media/File:Working_Jews_Warsaw_Ghetto_02.jpg
Mapa del Holocausto en la Polonia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/Tarnopol_Ghetto#/media/File:WW2-Holocaust-Poland.PNG