Capitalismo y esclavitud
¿Hermanos o rivales?
Entre los siglos XV y XVIII, las redes de producción y distribución se ensancharon y tuvieron una complejidad nunca antes vista. Los imperios marítimos y las grandes corporaciones como la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales ayudaron a difundir prácticas como bonos y sociedades de acciones. Esto sentó las bases para el sistema económico moderno de capitalismo. Los defensores del capitalismo creían que el libre mercado de la mercancía y el trabajo y la capacidad de invertir dinero para generar ganancias haría del mundo un lugar mejor.
Este mismo periodo también fue testigo del desarrollo de un sistema generalizado de esclavitud personal. En el mundo atlántico, grandes cantidades de personas, principalmente de África, eran esclavizadas. Las sociedades europeas y coloniales de América los consideraban propiedad, en lugar de personas. Estas personas esclavizadas eran parte de un sistema económico capitalista que llamamos sistema de plantación, en el cual se les obligaba a trabajar, sin sueldo y en condiciones deplorables para generar ganancias para quienes eran legalmente sus dueños.
Estos dos sistemas: plantaciones y capitalismo, se desarrollaron y generalizaron casi al mismo tiempo, en casi las mismas regiones del mundo. Pero para el término del siglo XIX, la esclavitud era penalizada en gran parte de esta región, mientras que el capitalismo no solo era legítimo, sino también permanecía como el sistema económico dominante del mundo actual. ¿Cuál fue la relación de la esclavitud con el capitalismo a través de este periodo de la historia de la humanidad? ¿Acaso la esclavitud y el capitalismo dependía del otro para tener éxito, como argumentaban algunos? ¿O el capitalismo ayudó a poner fin a la esclavitud, como lo sugieren otros?
Los historiadores han debatido para responder a estas preguntas en parte debido a que son importantes en la discusiones que tenemos hoy. Por ejemplo, si la esclavitud prestó apoyo al capitalismo en este periodo temprano, entonces probablemente no contribuyó a la riqueza que muchas personas y compañías tienen hoy en día, y los descendientes de las personas esclavizadas no tienen una razón para exigir de vuelta algo de esa riqueza. De igual forma, si el capitalismo ayudó a terminar la esclavitud, entonces tenemos que darle crédito a este sistema por ayudar a liberar a la gente. Pero ambas ideas son material de discusión.
Sistemas rivales
Comencemos explorando la idea de que el capitalismo y la esclavitud eran sistemas rivales. En esta visión de la historia, la esclavitud de plantación era parte de una vieja forma de mano de obra organizada. El capitalismo llegó y lo derrotó. Durante gran parte de comienzos del siglo XX, casi todos los historiadores creían que este era el caso. ¿Pero es esta una narrativa precisa del pasado?
En teoría, el capitalismo fomenta el trabajo realizado por gente libre, en lugar de la esclavitud. Uno de sus principios centrales es el libre mercado. La idea es que sin interferencia, un comprador y un vendedor negociarán. El vendedor desea obtener un alto precio por la mercancía que vende. El comprador desea gastar lo menos posible. Al final, llegarán a un precio justo que funcione para ambos. El capitalismo sugiere que lo mismo es cierto para el trabajo. Una persona debería ser libre de pedir tanto dinero como pueda por su trabajo. Un empleador querrá pagar lo menos posible. Entre ellos, llegarán a un salario justo por el trabajo de una persona.
La esclavitud en el modelo Atlántico, por supuesto, no representa un libre mercado. No hay paga por negociar. Los esclavizados no conseguían nada, excepto tal vez una cama y comida en mal estado y una miseria; nada que fuese negociable. Así no es como el capitalismo debiese funcionar. Más concretamente, los historiadores que argumentan que el capitalismo ayudó a acabar con la esclavitud señalan que este sistema desmotiva a la persona esclavizada. ¿Por qué trabajar duro, ofrecer tus buenas ideas o hacer algo para impresionar a tu jefe que “es tu dueño” y que nunca te pagará? Es por eso que muchos historiadores han discutido que la esclavitud era ineficiente en comparación a un sistema en donde los trabajadores recibían sueldo y podían negociar un mejor pago o avanzar de rango. En particular, historiadores estadounidenses como Eugene Genovese y Mary Beard discutían que los trabajadores asalariados en el norte industrial del país eran más eficientes que los trabajadores esclavizados en las plantaciones del sur. Para algunos de estos historiadores, la Guerra Civil en Estados Unidos representaba una victoria del capitalismo por sobre la esclavitud.
Otros historiadores han visto de manera similar la abolición de la trata atlántica de esclavos como una victoria del capitalismo sobre la esclavitud. Argumentaron que muchos de los propietarios de las plantaciones trabajadas por esclavos en el Caribe tenían de hecho una conexión con viejos grupos de liderazgo europeos, con aristócratas o nobles. Por el contrario, muchos abolicionistas estaban conectados a la nueva industria. Argumentaban que el trabajo asalariado era más eficiente y mejor en términos morales que el trabajo esclavo. Entonces, los historiadores han empleado estos dos argumentos para respaldar la idea de que el capitalismo terminó la esclavitud: Primero, dicen que el trabajo asalariado era un sistema mejor y hacía que las sociedades libres fueran más fuertes que las que usaban mano de obra esclava. Segundo, explican que las personas en sociedades capitalistas e industriales eran oponentes naturales de la esclavitud.
Sistemas hermanos
Aunque puede haber sido que el capitalismo y la esclavitud eran más compatibles de lo que la evidencia sugiere.
Además de los mercados libres, los defensores del capitalismo alegan que es importante para generar ganancias. Si las personas invierten dinero, esperan un retorno por su inversión. Muchos historiadores han señalado que el comercio de esclavos en el Atlántico fue, de hecho, inmensamente rentable. La gente en Gran Bretaña y en otros sectores invertían en acciones en compañías comerciales y ganaban una fortuna. Como el historiador Eric Williams y otros han argumentado colectivamente, es posible que hayan utilizado estas ganancias para iniciar otras empresas y respaldar muchos de los avances científicos y técnicos que hicieron posible la industrialización y la rápida expansión del capitalismo.
Las plantaciones que dependían del trabajo forzado de los esclavos también fueron muy rentables en ocasiones. Un grupo de historiadores que escribieron en la última década, incluidos Walter Johnson y Ed Baptist, argumentaron que, contrariamente a lo que explicaron los historiadores anteriores, las plantaciones de esclavos de hecho ayudaron a crear el mundo capitalista moderno. Johnson se centra en el algodón, uno de los principales cultivos producidos por mano de obra esclava en los siglos XVIII y XIX. Nos recuerda que el algodón alimentaba las máquinas textiles que se encontraban entre las principales industrias capitalistas del mundo en el siglo XIX. Dado que la mayor parte de ese algodón fue producido por mano de obra esclava, fue la esclavitud lo que hizo posible esta gran parte de la industrialización.
Ed Baptist sigue ahondando en el tema. Nos cuenta que las plantaciones de cultivo de algodón desarrollaron muchas de las innovaciones del capitalismo industrial moderno. Estos incluían “objetivos” de productividad para las personas esclavizadas similares a las cuotas de muchos trabajadores de las fábricas modernas. También argumentó que los esclavistas desarrollaron tecnologías, especialmente castigos, que hicieron que los trabajadores esclavizados fueran productivos, quizás más productivos y eficientes que los trabajadores de fábrica a quienes se les pagaba un salario.
Cuando se suma todo, estos historiadores argumentan que el capitalismo y la esclavitud trabajaron de la mano, como hermanos apoyándose mutuamente en lugar de hacerlo como rivales. La trata de esclavos y el sistema de plantación crearon ganancias para los capitalistas y el sistema de plantación incluso ayudó a desarrollar e inspirar nuevas técnicas industriales para los capitalistas del futuro.
Entonces, ¿qué piensan?
Bueno, ¿a quién deberían creerle? Claramente, todavía existe un extenso desacuerdo sobre la relación entre la esclavitud y el capitalismo. Justo ahora, más historiadores que trabajan en este tema conciben a ambos como ámbitos interrelacionados que se brindan un mutuo apoyo. Pero este no fue siempre el caso, y los historiadores en el futuro podrían discrepar. En este momento, existen algunos historiadores que cuestionan las conclusiones de los académicos como Baptist y Johnson. Dos economistas, Alan Olmstead y Paul Rhode, sugieren que parte de su evidencia queda un poco corta, que confían demasiado en la narrativa en lugar de grandes conjuntos de datos. Por desgracia, grandes conjuntos de datos son difíciles de encontrar para muchos asuntos, en especial antes de las tecnologías modernas de registro y computación.
Cualquiera que sea su relación exacta, claramente la esclavitud y el capitalismo coexistieron en los años que sentaron las bases para la economía industrial mundial que tenemos hoy. Ambos contribuyeron al mundo en el que vivimos. Vale la pena discutir e intentar comprender cómo estos moldearon nuestra economía global moderna.
Fuentes
Baptist, Edward E. The Half Has Never Been Told: Slavery and the Making of American Capitalism. New York: Basic Books, 2014.
Beard, Charles and Mary Beard. The Rise of American Civilization. New York: Macmillan, 1927.
Genovese, Eugene. The Political Economy of Slavery. New York: Pantheon, 1965.
Johnson, Walter. River of Dark Dreams: Slavery and Empire in the Cotton Kingdom. Cambridge, MA: Belknap Press of Harvard University Press, 2013.
Olmstead, Alan L. and Paul W. Rhode. “Cotton, slavery, and the new history of capitalism”. Explorations in Economic History, 67 (2018), 1-17.
Trevor Getz
Trevor Getz es profesor de historia africana y mundial en la Universidad Estatal de San Francisco. Ha escrito o editado once libros, entre los cuales se encuentra la historia gráfica galardonada Abina and the Important Men, y ha coproducido diversos documentales premiados. También es el autor de A Primer for Teaching African History, que explora preguntas sobre cómo deberíamos enseñar historia de África en la secundaria y en las clases de universidad.
Créditos de las imágenes
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Portada: Estiba de barco esclavista británico Brookes en virtud de la ley de trata de esclavos regulada de 1788. División de Impresiones y Fotografías de la Biblioteca del Congreso bajo la identificación digital cph.3a34658. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Slaveshipposter_(cropped).jpg
Compradores esperando para pujar por esclavos humanos. St. Louis, Missouri, hace unos 160 años. Thomas Martin Easterly, Missouri History Museum, Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Lynch%27s_Slave_Market_by_Thomas_Easterly,_c1852.png
La convención de la sociedad anti esclavitud de 1840. Muchos abolicionistas británicos eran hombres de negocios. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/File:The_Anti-Slavery_Society_Convention,_1840_by_Benjamin_Robert_Haydon.jpg
Mano de obra esclava de estilo industrial con alto nivel de organización ,en la isla de Antigua, 1823. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/Slavery#/media/File:Slaves_working_on_a_plantation_-_Ten_Views_in_the_Island_of_Antigua_(1823),_plate_III_-_BL.jpg