Comercio a larga distancia en el continente americano
En el medio de todo
Cuando hablamos sobre las redes comerciales en las clases de historia mundial, Eurafrasia siempre es el foco de atención. La Ruta de la Seda, que conectaba a Europa con el sur y este de Asia, por lo general acapara algunas miradas. Se siente casi como si el comercio a larga distancia en el continente americano no hubiera existido hasta la llegada de los colonos europeos después del 1500. Aunque por el contrario, había bastante movimiento comercial. Si observamos la evidencia de las redes comerciales de larga distancia en América, el mejor lugar para comenzar es en Mesoamérica (actualmente México y Centroamérica). Era la región más urbanizada de América y, como lo indica la parte “Meso” en su nombre, se encontraba un tanto en el centro de todo.
Hasta décadas recientes, historiadores y arqueólogos asumían que el comercio de larga distancia en América era bastante limitado. Por ejemplo, muchos creían que la economía maya estaba controlada por la clase gobernante. Los historiadores asumían que este control evitaba el desarrollo de los grandes mercados y de una clase mercante. También asumían que los Incas en Sudamérica poseían una economía planificada centralizada con muy poca actividad comercial. También se asumía que otras sociedades, como aquellas en el sudoeste de EE. UU., el Caribe y el Valle del Río Mississippi, tenían pocos vínculos de larga distancia.
Pero no seamos tan duros con los académicos; habían buenas razones para pensar de esta manera. América en general, y particularmente Mesoamérica, no era exactamente un lugar propicio para el comercio. Las sociedades mesoamericanas no desarrollaron la tecnología de navegación, y se desarrollaron mayormente en el interior, lejos de los puertos marítimos. Además de las llamas y las alpacas en las montañas de Sudamérica, América no contaba con animales de rebaño, y difícilmente con algún río navegable. La mayoría de los mercaderes debía transportar la mercancía por sí mismos, en sus espaldas. El arquéologo Kenneth Hirth afirma que “Mesoamérica tenía el peor sistema de transporte en el mundo antiguo”. Aunque Hirth indica que a pesar de todo, Mesoamérica desarrolló redes de intercambio a larga distancia activas y enormes mercados. Todas las sociedades en el continente americano participaban de cierto grado de comercio. La gran interrogante: ¿Cuán extensas fueron las conexiones formadas por el comercio? Una forma de responder a esto es comparando dos ciudades mesoamericanas, separadas por 25 millas; y por 1000 años: Teotihuacán y Tenochtitlán.
Teotihuacán
En los siglos V y VI d.C., Teotihuacán era una de las grandes ciudades del mundo, hogar de 200.000 personas. Durante el Periodo Clásico de Mesoamérica (100-650 d.C.), esta fue la ciudad más poderosa e importante en Mesoamérica. Albergaba el mercado más grande del Periodo Clásico, el centro de las redes comerciales regionales se extendía a través de Mesoamérica y posiblemente más allá.
Teotihuacán fue un importante centro y potencia comercial debido a que sus gobernantes controlaban el acceso a dos de las fuentes más grandes de obsidiana; un tipo de vidrio natural formado por la refrigeración de la lava volcánica. Debido a que la metalurgia era rara en Mesoamérica, la obsidiana era la mejor opción para armas y otras herramientas afiladas... si podían conseguirla. Al igual que el hierro y el cobre en Eurafrasia, las sociedades mesoamericanas que tenían un acceso seguro a la obsidiana gozaban de una ventaja clara.
Los gobernantes de Teotihuacán monopolizaron la obsidiana de la región y los mercaderes de Teotihuacán viajaron a través de Mesoamérica y más allá, comerciando obsidiana y llevando mercancía de lujo de regreso. La arqueológica sugiere que las redes comerciales de Teotihuacán llegaron desde lo que hoy es el sudoeste de EE. UU hasta Panamá. Sin embargo, su comercio más sólido fue con las ciudades-estado mayas (actualmente México). Teotihuacán y los mayas intercambiaron bienes, ideas y personas en tiempos de guerra y paz. Los mercaderes mayas viajaron por la costa en grandes canoas, llevando jade, cacao, miel y plumas, entre otros artículos lujosos.
El comercio de larga distancia estaba limitada a mercancía lujosa ligera y de alto valor que era fácil de transportar para los comerciantes. Pero los alimentos básicos como la sal, los granos, el algodón, la cal y la cerámica se trasladaban a distancias más cortas por las mismas rutas. El comercio a corta distancia trasladaba comida entre zonas con diferentes climas, ayudando a proteger las sociedades de desastres naturales repentinos como la sequía. Estas rutas de comercio más cortas probablemente se desarrollaron primero y sentaron las bases para las redes de comercio a distancia durante el Periodo Clásico.
Habrán notado que dijimos probablemente. Una de las razones por las que sabemos tan poco acerca de las redes comerciales de larga distancia del continente americano es la falta de fuentes. No tenemos muchas fuentes escritas de las sociedades mesoamericanas. Algunas sociedades, como Teotihuacán, no dejaron registros. Varios de los registros escritos de otras sociedades, como los mayas, fueron quemados por los colonizadores españoles siglos más tarde. Tenemos algunos registros orales que los españoles guardaron de las personas que conquistaron. Para empeorar aún más las cosas, los comerciantes no eran parte de la clase gobernante, por lo que no sabemos mucho sobre ellos. Probablemente es por esto, que durante tanto tiempo, los académicos asumieron que los mayas y los incas nunca tuvieron realmente una economía comercial compleja; todas las fuentes disponibles se enfocan en las vidas de la clase gobernante. Los académicos que estudian esta región han debido depender de murales en puestos de mercado y de la evidencia arqueológica para comprender las vidas de los comerciantes.
Tenochtitlán
Solo 25 millas al sur de Teotihuacán se encuentra la capital del Imperio Azteca: Tenoctitlan. Bueno, solía ser Tenochtitlán. Hoy en día, su Ciudad de México, un centro global de comercio y hogar de casi 21 millones de personas. Pero debajo del concreto de esta moderna ciudad yacen las ruinas de Tenochtitlán. Casi 1000 años después del colapso de Teotihuacán, los grandes mercados del imperio azteca dominaron el comercio en Mesoamérica.
Después de la caída de Teotihuacán cerca del 550 d.C., otras sociedades reconstruyeron las redes comerciales regionales. Para el siglo XV, el Imperio Azteca controlaba extensas rutas de comercio en la mayor parte de Mesoamérica. El Imperio Azteca estaba formado por una alianza entre tres poderosas ciudades-estado a comienzos del siglo XV. La capital del imperio, Tenochtitlán, estaba en un lago. Sus enormes mercados, calles rectas y arquitectura monumental albergaban a más de 200.000 personas, más grandes que Londres, París o Madrid en ese momento. El mercado vecino de Tlatelolco era visitado por decenas de miles de personas todos los días.
El comercio era vital para la vida en el Imperio Azteca. Su panteón, el grupo de dioses que adoraban, tenía un dios del comercio, llamado Yacatecuhtli, que protegía a los comerciantes y viajeros fieles. Los comerciantes aztecas eran llamados pochteca y viajaban por todo Mesoamérica, llevando su mercancía sobre sus espaldas.
Caminaban por el imperio y más allá, comprando y vendiendo artículos de lujo como turquesas, plumas de quetzal, cacao, obsidiana y jade. Los pochtecas también transportaban información. Actuaban como espías para el imperio, reuniendo información sobre rivales, que los aztecas utilizaban para la expansión militar.
Sabemos un poco más sobre la clase de mercaderes aztecas que sobre los mercaderes teotihuacanos o mayas. Tenemos más fuentes de los aztecas y de los colonizadores españoles. Los pochtecas formaron su clase social distintiva y desarrollaron una jerarquía compleja, desde comerciantes menores que vendían bienes en los mercados locales que fabricaban en casa hasta personas increíblemente ricas que empleaban a docenas de comerciantes menores para llevar artículos de lujo más allá de la frontera del imperio. Al igual que los comerciantes en Europa y China, muchos pochtecas se vieron obligados a ocultar sus riquezas para no enojar a los nobles.
Redes de comercio a larga distancia en América
Hasta ahora, nos hemos concentrado en Mesoamérica, pero otras regiones de las Américas también contaban con comercio a larga distancia. Extensos sistemas de carreteras unieron sociedades en las montañas de los Andes, el suroeste de los EE. UU. actualmente y en las tierras bajas mayas. Las caravanas de llamas viajaron desde el altiplano inca hasta la costa del Pacífico. En el valle del río Mississippi, las redes comerciales se extendían desde Wisconsin hasta el Golfo de México. Las sociedades del Caribe comerciaban con comunidades en Sudamérica.
Los grupos pueblo en el suroeste de los EE. UU. de hoy comerciaban turquesa a través de una vasta red que se extendía desde California hasta Colorado y el norte de México. La turquesa pueblo ha sido encontrada en sitios aztecas y el cacao y plumas aztecas se ha encontrado en el sudoeste americano. Todo esto es evidencia de comercio de larga distancia. Las dos sociedades estaban separadas por 1.200 millas, aproximadamente la misma distancia que había entre Roma y Egipto.
Las tecnologías se trasladaron junto con las mercancías. Los métodos agrícolas para cultivar maíz podrían haber viajado a América del Norte y del Sur desde Mesoamérica a lo largo de las rutas comerciales, y la tecnología sudamericana metalúrgica probablemente llegó a Mesoamérica a lo largo de las mismas rutas en la dirección opuesta.
Probablemente. Así es, ahí está esa palabra de nuevo. Gran parte de nuestro conocimiento histórico sobre el comercio en América antes de 1500 d.C. se basa en conjeturas informadas, fundamentadas en evidencia incompleta. Ahora bien, esto es cierto para varias de las narrativas históricas, pero la relativa falta de fuentes escritas sobre el comercio en el continente americano nubla especialmente nuestra comprensión.
Sabemos que el comercio dentro de Mesoamérica era común, complejo y generalizado. Sabemos lo mismo del altiplano andino en Sudamérica, las islas del Caribe, el sudoeste de EE. UU., y las sociedades del Mississippi. De lo que no tenemos certeza, y que los académicos siguen debatiendo, es cuán interconectadas estaban estas diferentes regiones con cada una. ¿Los comerciantes de Mississippi se conectaban con los mercados aztecas a través de canoas caribeñas? ¿Acaso la economía inca estaba vinculada con la costa occidental de México a través de las rutas que recorrían la costa del Pacífico? ¿Los amazónicos obtuvieron bienes comerciales de las islas del Caribe?
Tal vez sí.
La falta de recursos limita nuestro conocimiento, pero no nuestra curiosidad. Los arqueólogos y los antropólogos en Teotihuacán y otros sitios a través de América solo han comenzado a rastrear las rutas de intercambio antes de 1500. Las discusiones seguirán a medida que se realicen descubrimientos y se rebelen nuevas conexiones.
Fuentes
Ebert, C. E., M. Dennison, K. G. Hirth, S. B. McClure, and D. J. Kennett. “Formative Period Obsidian Exchange Along the Pacific Coast of Mesoamerica.” Archaeometry 57, no. S1 (2015).
Englehardt, Joshua D. and Michael D. Carrasco. Interregional Interaction in Ancient Mesoamerica. (Boulder: University Press of Colorado, 2018).
Hirth, Kenneth G. The Aztec Economic World: Merchants and Markets in Ancient Mesoamerica. New York: (Cambridge: Cambridge University Press, 2016).
Hirth, Kenneth G., and Joanne Pillsbury (eds.). Merchants, Markets, and Exchange in the Pre-Columbian World. (Washington, DC: Dumbarton Oaks Research Library and Collection, 2013).
Mathews, Jennifer P., and Thomas H. Guderjan. The Value of Things: Prehistoric to Contemporary Commodities in the Maya Region. (Tucson: The University of Arizona Press, 2017).
Nichols, Deborah L. and Christopher A. Pool. The Oxford Handbook of Mesoamerican Archaeology. (Oxford: Oxford University Press, 2012).
Bennet Sherry
Bennett Sherry tiene un doctorado en Historia de la Universidad de Pittsburgh y tiene experiencia docente de pregrado en historia mundial, derechos humanos y el Medio Oriente en la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Maine en Augusta. Además, es investigador adjunto en el Centro de Historia Mundial de Pitt. Bennett escribe sobre refugiados y organizaciones internacionales en el siglo XX.Créditos de las imágenes
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Imagen de la portada: Mural pintado por Diego Rivera en 1945 en el Palacio Nacional de México. Pintura por Diego Rivera CC BY-SA 3.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:La_Gran_Tenochtitlan.JPG
Mapa de Mesoamérica. Por Yavidaxiu, CC BY-SA 3.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:ES-Mesoamérica.png
La Avenida de la Muerte en Teotihuacán fue una calle larga que atravesaba el centro de la ciudad. Por Dennis Jarvis, CC BY-SA 2.0. https://www.flickr.com/photos/archer10/2214741272
Cuchillo de obsidiana con mango turquesa. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ceremonial_knife,_Mexico,_Alta_Highlands,_Mixtec,_c._1200-1500_AD,_obsidian,_turquoise,_spondylus_shell,_resin_-_De_Young_Museum_-_DSC00408.JPG
Excavación arqueológica en frente de la Pirámide de la Luna en Teotihuacán. Por Jonathan Cardy, CC BY-SA 3.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Wiki_Loves_Pyramids_JC_17.JPG
El alcance del Imperio Azteca en 1519 (en verde). Por Giggette, CC BY-SA 3.0. https://upload.wikimedia.org/wikipedia/ commons/8/81/Territorial_Organization_of_the_Aztec_Empire_1519.png
Un modelo del mercado de Tlatelolco. Por Joe Ravi, CC BY-SA 3.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tlatelolco_Marketplace.JPG
Pluma de Quetzal decorativo utilizado en un tocado Azteca. Izquierda: By Harleybroker, CC BY-SA 4.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Respledent_Quetzal,_Costa_Rica_2016.jpg . Right: By Thomas Ledl, CC BY-SA 4.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Feather_headdress_Moctezuma_II.JPG
Los mercaderes pochteca trasladaban bienes comerciales. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pochtecas_con_su_carga.JPG