Oceanía, c. 1200-1450 d.C.
Reconociendo la historia del Pacífico
El Océano Pacífico es un lugar bastante inmenso. En este artículo, hablaremos solamente sobre una parte del Pacífico. Oceanía yace dentro de la inmensidad del océano más grande del mundo, ¡pero es una región gigantesca por derecho propio! No divagaremos tanto con los pueblos en la Costa del Pacífico del este de Asia o Siberia. Ni discutimos acerca de las sociedades indígenas que se asentaron en la costa del Pacífico en América del Norte y del Sur. Nos centraremos en Oceanía, que incluye grupos de islas conocidos como Melanesia, Micronesia, Polinesia y algunas partes de Australasia, incluidas Nueva Zelanda, Nueva Guinea y la costa este de Australia. ¡Gran parte de esta región fue poblada por humanos desde unos 40.000 años atrás! Pueden apreciar una representación de este proceso por la película de Disney: Moana. La película representa el movimiento histórico de los pueblos de la Polinesia con la canción “Know the Way”. También muestra a la misma Moana navegando con la orientación de las estrellas gracias a las tecnologías que los pueblos del Pacífico implementaron durante miles de años de navegación marítima.
Pero este es un dato extraño. Oceanía, y los pueblos del Pacífico, a menudo quedan fuera de los libros de historia (al menos de aquellos escritos en EE. UU. hasta 1999. Hasta que dos historiadores, que enseñan en la Universidad de Hawái, escribieron Tradiciones y encuentros: Perspectiva global sobre el pasado1 . Después de todo, vivían en Hawái, la antigua sociedad del Pacífico establecida por el pueblo polinesio. Sabían que los hawaianos históricamente fueron parte de una comunidad del Pacífico que cumplió una función relevante en el pasado humano.
Entonces, en su libro, ellos se aseguran de reconocer esa historia. Se convirtió en éxito de ventas, cambiando la forma en que esta región había sido estudiada desde entonces.
Geografía humana del Pacífico, c. 1200
Oceanía fue colonizada por humanos durante un largo período que comenzó hace 40.000 a 60.000 años, aunque los científicos aún discuten sobre estos números. Los académicos también continúan debatiendo si esta primera ola de migraciones fue intencional o no intencional. Nuevos estudios han demostrado que los cruces no intencionales (viajes en los cuales los barcos se desviaron de su curso o no tenían un destino previsto en primer lugar, pero aún así lograron establecerse en algún lugar) eran poco probables. Por lo tanto, es posible que humanos primitivos intencionalmente saltaran de isla en isla desde el sudeste de Asia hasta la costa de Nueva Guinea empleando tecnologías tempranas para construcción de botes y navegación. Una vez allí, los pueblos desarrollaron técnicas agrícolas sofisticadas y construyeron comunidades con alta densidad poblacional.
Algunos de estos pueblos también cruzaron los estrechos que separaban a Nueva Guinea de Australia. Aquellos que se establecieron en Australia se encontraron con un nuevo y difícil conjunto de entornos, incluidas zonas áridas (secas) generalizadas. Pocas especies de plantas o animales en Australia podían domesticarse, pero el continente tenía algunos animales grandes que podían cazarse. Así es como la mayoría de las comunidades de Australia adquirieron experiencia como recolectores (cazadores y recogedores).
Mientras tanto, las sociedades del sudeste asiático y Taiwán, y los primeros colonos del sur del Pacífico, desarrollaron en conjunto toda una gama de innovaciones tecnológicas que lentamente, como en unos miles de años, les permitieron adentrarse más y más en el Océano Pacífico. La más importante de estas innovaciones les permitieron leer el viento y las corrientes del océano para posicionarse a sí mismos, y construir amplias canoas impulsadas por el viento que podían recorrer muy largas distancias. Con estas tecnologías, estos pueblos gradualmente poblaron las islas más lejanas de Oceanía.
A la larga, estas comunidades formaron tres grandes grupos. Cada uno estaba conformado por personas que se habían esparcido geográficamente, pero que seguían asociados a otros por cultura e idioma. Estos tres grupos cubrían cada uno áreas del planeta más grandes que la mayoría de los continentes. El primero fuer el grupo melanesio, que conformó la región de alta densidad poblacional de Nueva Guinea y además una gran cantidad de islas muy compactas desde Nueva Guinea hasta Fiji. Al norte de Melanesia estaba el grupo de Micronesia, que estaba más disperso, establecido en islas, incluidas las cadenas Mariana y Majôl (Marshall). Finalmente, al este, la población polinésica acostumbrada a largos viajes gradualmente ocupó islas muy alejadas. En el centro geográfico de la sociedad polinésica estaban las islas de Kuki 'Àirani (Islas Cook) y Tôtaiete ma (Islas de la Sociedad). Se formaron comunidades más grandes en la cadena hawaiana y en Aotearoa (Nueva Zelanda), donde los maoríes hablaban (y aún hablan) una lengua polinesia. La extensión más lejana de la sociedad polinesia fue Rapa Nui (Isla de Pascua), poblada alrededor del año 700 d.C.
Organización de las comunidades y estados
De 1200 a 1450 d.C., Oceanía fue habitada por una serie de comunidades culturalmente vinculadas e interconectadas. Las grandes distancias entre muchas islas polinesias implicaron que varias sociedades quedaran algo aisladas, pero hay evidencia de comercio continuo entre todas ellas. Otras regiones, como las de Australia, Aotearoa (Nueva Zelanda) y Nueva Guinea, construyeron grandes comunidades que necesitaban organizaciones políticas y sociales para gestionar una gran población.
Para tomar decisiones, la población en la mayoría de las comunidades en esta región pertenecía a grupos familiares, en donde se tomaban varias de las decisiones. Pero en algunas sociedades, las familias se organizaban en unidades más grandes como clanes y estados. Los aborígenes australianos desarrollaron un sistema elaborado de afinidad, que ayudó a determinar el matrimonio y las relaciones familiares, pero además establecieron reglas sociales de comportamiento. En su mayoría, la sociedad aborigen era igualitaria en términos de liderazgo potencial, pero solo si eras hombre. Habían unas pocas jerarquías políticas establecidas como jefes o reyes. Las jerarquías parecían comprender mayormente asuntos religiosos y espirituales, o aquellos asociados al Sueño. El Sueño es la filosofía espiritual de los pueblos aborígenes y engloba su historia del universo, la Tierra, el presente y el futuro.
La sociedad maorí de Aotearoa (Nueva Zelanda) migró desde las islas vecinas. A mediados o finales del siglo XIII EC, comenzaron a dividir la tierra entre varios estados, también llamados iwis. Estos se componían de varias whanau, es decir, familias. Cada estado tenía varios jefes importantes, llamados rangatira y ariki, que se reunían en un grupo colectivo para la toma de decisiones. Cada iwi tenía su propia facultad, pero todos trabajaban en conjunto. Aun así, como en todas las partes del mundo, existía un conflicto dentro y entre los diferentes estados maorí.
Las islas hawaianas también fueron pobladas por los migrantes de la Polinesia, con las cinco llegadas que datan del 300 d.C. Las migraciones constantes desde las islas de Tahití se realizaron en el siglo IX d.C. La sociedad hawaiana era semejante a Aotearoa de muchas maneras. Organizados en una serie de pequeños reinos rivales, la familia extensa, la aldea y el clan solían ser las instituciones políticas más importantes. Tanto las sociedades hawaianas como las maorí carecían de idiomas escritos.
Aún así, cada uno tenía abundantes historias orales que eran de naturaleza similar dado que ambas fueron colonizadas por polinesios que emigraron de Tahití. Sus tradiciones orales daban cuenta del hallazgo legendario de las islas. Estas historias eran transmitidas entre muchas generaciones. Los polinesios también trajeron consigo el conocimiento agrícola así como sus técnicas de construcción de barcos y de navegación.
Las relaciones de género también variaban ampliamente entre estas comunidades. Las mujeres en las sociedades polinesias pueden haber estado más cerca de lograr una igualdad plena con los hombres que en cualquier otra parte del mundo. Ciertamente, podían ser muy independientes, y las mujeres cuyas familias ocupaban puestos reales o de jefe a menudo podían heredar la autoridad. Esto era menos cierto en otras sociedades del Pacífico. Pero el aspecto más importante de las funciones de género en esta región era la relación complementaria de hombres y mujeres. En general, las personas en esta parte del mundo creían que hombres y mujeres por igual tenían sus propias esferas de influencia y sus propias funciones, y que ambos eran necesarios para que una familia o comunidad fuera exitosa. Esto significaba que hombres y mujeres ejercían poder por igual, pero de formas diferentes, y que realmente no debían extralimitarse de sus funciones. Además, como en diversas partes del mundo, algunas sociedades del Pacífico tuvieron (o siguen teniendo) sus propias concepciones fundamentales sobre el género. Por ejemplo, la sociedad samoana consideraba más de dos géneros. El tercer género, conocido como fa'afafine, corresponde a hombres biológicos, pero que cumplen funciones que históricamente se han asociado a un rol más femenino, como el cuidado de ancianos y niños.
Las ideas sobre cultura y política se compartieron a grandes rasgos, a pesar de la diversidad de estas sociedades, porque la impresionante tecnología desarrollada por la gente de Oceanía les permitió continuar comerciando entre sí a través de grandes distancias. Un estudio arqueológico puesto en marcha en las Islas Cook, por ejemplo, descubrió mercancías como herramientas de piedra que llegaron de islas lejanas como Samoa, a 1.000 millas de distancia y Marquesas, a 1.500 millas de distancia. Las conexiones comerciales como estas ayudaron a las comunidades en varias islas a mantenerse al tanto de la nueva tecnología. También podían dispersar mercancías raras como la obsidiana, un tipo de piedra tan deseada en la esfera oceánica como en el continente americano.
¿Un mundo aparte?
Generalmente, Oceanía recibe un trato como el de un área que se encuentra totalmente segregada de otras partes del mundo antes de la era moderna. No es cierto. Después de todo, muchas de las personas que poblaron las regiones del Pacífico permanecieron en contacto con las sociedades en el sur y sudeste asiático de las cuales provenían. Pero también existe evidencia fascinante respecto a vínculos con otras regiones.
Por ejemplo, el idioma de la población de la gran isla de Madagascar, cerca de la costa de África Oriental, tiene un origen mitad africano y mitad sudasiático con arraigas relaciones hacia los idiomas de la Polinesia. No obstante, puede que esto no sirva de evidencia de una interacción constante, sino de un origen común en el sudeste asiático.
En otro ejemplo, la evidencia de ADN de las Marquesas y otras islas sugiere que los inmigrantes de América del Sur pueden haberse unido a los polinesios para crear comunidades mixtas en los siglos XII y XIII d.C. Esta evidencia, que se descubrió recientemente, nos obliga a reimaginar bastante de lo que sabíamos sobre la historia de esta región.
En lugar de un área amplia del océano repleta de islas segregadas, ¿deberíamos pensar ahora en el Pacífico, incluso a comienzos del 1200, como una gran zona de interacción e intercambio? Probablemente es demasiado temprano para emitir un análisis final, pero está claro que ya no podemos depender de nuestras antiguas narrativas que no solo pasaban por alto, o peor, ignoraban, esta zona global.
1 Jerry Bentley y Herbert Zeigler, más tarde se unieron a Heather Streets-Salter.
Fuentes
Bentley, Jerry H. y Herbert F. Ziegler. Tradiciones y encuentros: Perspectiva global sobre el pasado. Boston: McGraw Hill, 1999.
Denoon, Donald, Philippa Mein-Smith, and Marivic Wyndham. A History of Australia, New Zealand, and the Pacific. Oxford: Blackwell, 2000.
Wilson-Hokowhitu, Nalani. The Past before Us: Mo'oku'auhau as Methodology. Honolulu: The University of Hawaii Press, 2019.
Trevor Getz
Trevor Getz es un profesor de historia africana y mundial en la Universidad Estatal de San Francisco. Ha sido el autor o editor de 11 libros, entre los cuales se encuentra la historia gráfica galardonada Abina and the Important Men, y ha coproducido diversos documentales premiados. Trevor también es el autor de A Primer for Teaching African History, que explora preguntas sobre cómo deberíamos enseñar historia de África en la secundaria y en las clases de universidad.
Bridgette Byrd O'Connor
Bridgette Byrd O'Connor tiene un doctorado en historia de la Universidad de Oxford y ha enseñado Gran Historia, Historia Mundial y AP del gobierno y política de los EE. UU. durante los últimos 10 años a nivel de escuela secundaria. Además, Bridgette se ha desempeñado como escritora independiente y editora de los programas de estudio del Proyecto Big History y del Curso Intensivo de Historia del Mundo y de la Historia de los Estados Unidos.
Créditos de las imágenes
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Imagen de la portada: Una perspectiva de Matavai Bay en la Isla de Otaheite Tahiti, William Hodges, 1744-1797, británico, 1776, óleo en lienzo. © Sepia Times/Universal Images Group via Getty Images.
Ha'amonga 'a Maui, una entrada levantada en el siglo XIII por el Rey de Tonga, probablemente en honor al ancestro Maui, que según la creencia local fue construida por el mismo. © Fryer Library. https://espace.library.uq.edu.au/view/UQ:379993
Algunas comunidades culturales del Pacífico. CartoGIS Services, College of Asia and the Pacific, The Australian National University CC- BY-SA. https://web.archive.org/web/20220406230541/https://asiapacific.anu.edu.au/mapsonline/base-maps/micronesia-melanesia-polynesia
Mâori waka (canoa), New Zealand. © adoc-photos/Corbis via Getty Images.