Restauración Meiji: la revolución industrial de Japón
En 1853, cuatro navíos estadounidenses modernos zarparon hacia la bahía de Tokio, el muelle más grande de Japón. Fue una demostración de poder. El comodoro Matthew Perry esperaba subyugar a Japón para cambiar sus políticas de comercio y permitir la venta de importaciones estadounidenses. Durante los dos siglos anteriores, los japoneses habían mantenido su economía nacional mayormente bloqueada al comercio extranjero. Pero las empresas estadounidenses fijaron su atención en la enorme población de Japón, como un posible mercado ideal por sus ollas, tela y otras mercancías que en ese momento se producían con rapidez para fines de distribución. Puede que no haya sido un acto de guerra, pero la repentina aparición de los buques de guerra implicaba ciertamente una venta agresiva.
¿La publicidad agresiva de Perry funcionó? Para hacerse a una idea de cómo Japón respondió a esta exhibición de poder, vean este afiche japonés de 1887. Enseña las versiones japonesas de las “palabras inglesas de moda”. Japón, al término del siglo XIX, ya era una de las sociedades más alfabetizadas en el mundo. El hecho de que ahora estuviesen aprendiendo inglés revela cuán rápido, e intencionadamente, priorizaban a las empresas internacionales.
El Shogunato Tokugawa
Entonces, ¿por qué ahora? Antes de 1868 y durante unos siete siglos, Japón había estado bajo el mandato de los shogunes de Tokugawa. Japón si tenía un emperador, pero su función era meramente ceremonial. Los shogunes eran líderes militares (algunos dirían dictadores) cuyo trabajo era mantener la estabilidad de la sociedad en un territorio determinado. El estricto sistema de clases de Japón durante esta era situó a los campesinos en la parte inferior, a los agricultores y fabricantes (artesanos) por encima de ellos, y luego a una clase de soldados llamados samuráis por encima de ellos. Los samuráis servían a los señores regionales, llamados daimyo. La estabilidad era importante, por lo que las líneas entre las clases se trazaban con bastante claridad. Sin embargo, las personas aún eran capaces de avanzar o bajar en este sistema de clases. De hecho, ¡a veces los campesinos se convertían en importantes señores!
La sociedad japonesa también tenía un elevado respeto por las actividades intelectuales. Durante este periodo, el país gozaba de una enriquecida vida intelectual y artística, con nuevas obras de arte, literatura, formas tempranas de historietas y una filosofía en constante crecimiento. Japón contaba con muchas más personas que sabían leer en relación con la mayoría de las otras regiones del mundo en ese momento, por lo que la literatura y los poemas eran muy apreciados. Sin embargo, el contacto con el mundo exterior estaba estrictamente regulado. Bajo el mandato de los shogunes Tokugawa, a los europeos solo se les permitía comerciar legalmente en un puerto, Nagasaki. (Esa es otra razón por la que los buques de guerra de Perry en la Bahía de Tokio conformaban una vista tan impactante).
Pero el Japón Tokugawa tenía un problema económico. Los shogunes dependían de los impuestos de la agricultura para mantener el país a raya y permanecer en el poder. Con el tiempo, esto no produjo suficiente dinero para el gobierno, especialmente porque había que pagar a los señores daimyo y a sus samuráis regionales. La única forma de mantener las cosas era subir los impuestos a los campesinos, quienes como consecuencia aumentaban su enojo cada vez más. Esto debilitó el gobierno de Japón en un punto crítico.
Cuando el comodoro Perry intentó obligar a Japón a “hacer negocios”, literalmente a punta de escopeta, los líderes de Japón naturalmente temieron por una invasión a futuro. También pudieron ver cómo la vecina China estaba siendo derrotada y destrozada por los estados europeos que intentaban obligar a los chinos a comprar sus productos (¡incluido el opio!). Se preocuparon, y con buenas razones, de que algo similar pudiese ocurrir en Japón si se rehusaban a modernizarse.
En aras de proteger a Japón de una potencial amenaza europea, comenzaron a exigir reformas militares e industriales en respuesta. Pero estos cambios se sumaron a la incertidumbre ya presente dentro de Japón que había sido planteada por los campesinos y las clases samurái. El resultado fue un periodo de caos político. Muchos se esgrimieron en contra de copiar los modelos europeos y estadounidenses, deseando preservar la cultura y el estilo de vida japoneses. A mediados de la década de 1860, estalló una guerra civil y los reformadores, aquellos que deseaban la modernización al estilo de estas naciones occidentales, ganaron y se alzaron con el poder. Los llamaron los Meiji.
Meiji
El nuevo gobierno rápidamente intentó promover el apoyo popular por su movimiento. Tomaron el control del palacio imperial y afirmaron estar simplemente restaurando el poder del emperador, en lugar de admitir que estaban abriendo paso a una forma de gobierno totalmente nueva. Es por ello a que este suceso se le suele llamar la “Restauración” Meiji, aunque tuviese más tintes de revolución. Este gobierno, sin temor a recurrir a la propaganda, patrocinó nuevas formas de arte nacional y literatura que encomiaban al nuevo gobierno, al emperador y a la modernización.
Con el objetivo de la modernización en mente, rápidamente estudiaron las estructuras políticas europeas y estadounidenses. Aunque sus innovaciones no eran una completa imitación. Los líderes de Japón desarrollaron una nueva forma de gobierno que mezclaba estilos industriales occidentales con sus propias tradiciones y necesidades. Construyeron incluso más escuelas y modificaron el plan de estudios para capacitar a las personas en el ámbito laboral y en la administración de fábricas. Reorganizaron el ejército y lo entrenaron con nuevas armas.
A medida que Japón comenzaba a industrializarse y modernizarse a ritmo acelerado, sus gobernantes veían en Estados Unidos y Europa una competencia peligrosa. La interferencia creciente de Occidente en la vecina China y en otras partes ponía a Japón en alerta de alto riesgo. Algunos líderes Meiji argumentaban que únicamente al industrializarse Japón sería capaz de protegerse a sí mismo. A esta idea se le denomina “modernización defensiva”.
Por desgracia, la industria japonesa estaba en desventaja. El país insular carecía de muchas materias primas, incluida aquella roca inflamable muy importante llamada carbón. Los bienes que lograban producir se enfrentaban a importantes tarifas (impuestos de importación) impuestas por los países ya industrializados. Decidido a aumentar la industria lo más rápido posible, Japón tomó medidas más drásticas en relación a cualquier cosa que se hubiera visto antes en Europa o Estados Unidos. Incorporaron activamente a líderes comerciales en el gobierno. Invirtieron el dinero fiscal en la industrialización. Buscaron nuevos mercados para sus bienes y recursos para la creación de mercancía. Al igual que las sociedades industrializadas en todo el mundo, crearon más mercados adquiriendo colonias por la fuerza. Corea, con una población relativamente grande (consumidores potenciales) y muchos recursos naturales, fue uno de los primeros objetivos.
Japón sigue siendo una potencia industrial hoy en día, pero debido a su particular historia, su economía industrial permanece enfocada sobre compañías de gran envergadura, muchas de las cuales mantienen estrechos vínculos con el gobierno del país. Como resultado, mientras Japón se adapta al modelo más amplio de cambios en la producción y distribución incorporada por la Revolución Industrial, su posición particular dentro de este sistema es única.
Trevor Getz
Trevor Getz es profesor de historia africana y mundial en la Universidad Estatal de San Francisco. Ha escrito o editado once libros, entre los cuales se encuentra la historia gráfica galardonada Abina and the Important Men, y ha coproducido diversos documentales premiados. También es el autor de A Primer for Teaching African History, que explora preguntas sobre cómo deberíamos enseñar historia de África en la secundaria y en las clases de universidad.
Créditos de las imágenes
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Portada: Trabajadoras industriales fabricando cables con aislamiento de caucho. © Bettmann / Getty Images.
Grabado en madera japonés de Perry (centro) y otros marineros estadounidenses de alto rango. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/Perry_Expedition#/media/File:Gasshukoku_suishi_teitoku_k%C5%8Dj%C5%8Dgaki_(Oral_statement_by_the_American_Navy_admiral).png
Hoja de lección inglés-japonesa, una “recopilación de palabras en inglés de moda”, por Kamekichi Tsunajima, 1887. Por la Biblioteca del Congreso, dominio público. https://www.loc.gov/item/2002700132/
La imprenta japonesa muestra un mapa del área de Nagasaki. Por la Biblioteca del Congreso, dominio público. https://www.loc.gov/item/2002700126/
Grabado en madera que representa “Una mirada a las figuras distinguidas del periodo Meiji”,1877. Por Yamazaki Toshinobu, dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dignitaries_of_early_Meiji_Japan_NDL.jpg#/media/File:Dignitaries_of_early_Meiji_Japan_NDL.jpg