El ascenso del proletariado
Trabajadores y capitalistas
Si nunca escucharon la expresión “apretar las clavijas de alguien”, hace referencia a la presión financiera. Esta caricatura política ilustra cómo los bajos salarios y los altos alquileres obligan al empleado de George Pullman a soltar el poco dinero que le queda. La infame Pullman Company fabricó vagones de ferrocarril durante el auge ferroviario en los Estados Unidos. La empresa fue el objetivo de una importante huelga de trabajadores a nivel nacional a fines del siglo XIX después de recortar los salarios de los trabajadores. La huelga comenzó al sur de Chicago en un pueblo llamado Pullman, porque la empresa era dueña. (Así es, las compañías podían ser propietarias de pueblos completos). Entonces en Pullman, Illinois, la Compañía Pullman fija el precio del alquiler. Los salarios que ganaban los trabajadores volvían directamente a los propietarios de la empresa en forma de alquiler. Los propietarios se enriquecían más mientras los trabajadores luchaban por llegar a fin de mes.
Los trabajadores tenían poco control sobre el costo de vida, sus horas, salarios o condiciones de trabajo. Si bien se generaba bastante riqueza, los salarios de los obreros seguían siendo bajos. Bajo este sistema, llamado capitalismo industrial, los obreros tenían poco poder a causa de que el trabajo era la única forma en la que podían generar ingresos. Pullman y los propietarios de negocios como él se hicieron mucho más ricos porque eran dueños de los medios de producción, es decir, las herramientas y los materiales utilizados para crear bienes. Alguien que posee de forma privada las materias primas, las fábricas, la maquinaria y otros equipos necesarios para producir bienes y prestar servicios es un capitalista. En palabras simples, un capitalista tiene capital. En este contexto, el capital incluye los medios de producción y todos los demás recursos (dinero, propiedad, etc.) necesario para producción, independiente de si estás vendiendo.
Capitalismo industrial
¿Suena familiar? Eso es porque el capitalismo industrial ha sido el sistema global dominante de producción y distribución durante dos siglos. Aún lo es, aunque ahora ha sido modificado por las acciones de los trabajadores y reformadores, como leerán a continuación.
Ya aprendieron que a fines del siglo XIX y principios del XX, el capitalismo industrial creció con una velocidad y fuerza descomunales. Se hizo posible la producción en masa en Europa Occidental y particularmente en América. De repente, los bienes podían fabricarse más rápido y a un precio más bajo que nunca.
Los propietarios de fábricas y las personas que invertían en sus fábricas a menudo se enriquecían. Como capitalistas, poseían los medios de producción, por lo que obtenían las ganancias. Pero la mayoría de la gente común no poseía fábricas. La mayoría de los trabajadores vendían su trabajo a cambio de un salario. Trabajaban usando los medios de producción que pertenecían a otros para producir bienes para alguien más. Cuando subían los beneficios empresariales, por lo general no subían los salarios.
Una clase de trabajadores
Para mantener el ritmo elevado de producción, las industrias necesitaban varios obreros. Afortunadamente para ellos, este fue también un periodo en el que las poblaciones estaban en auge y muchos habitantes del sector rural, especialmente en Europa, perdían el acceso a sus tierras. Los agricultores rurales se precipitaron a las ciudades en busca de trabajo industrial. Eso todavía no cubría la alta demanda de mano de obra, por lo que muchas mujeres y niños también se vieron en la necesidad de trabajar. Para algunas mujeres, resultaba liberador obtener salarios independientes, movilidad y una mejor comprensión del estándar de vida. Para la mayoría, sin embargo, el trabajo industrial en el siglo XIX y a comienzos del siglo XX daba paso a una vida de dificultades. La mayoría de las mujeres no tenía derechos políticos, sociales o económicos fuera de casa. Eso significa que generalmente se estancaban con trabajos que requerían de pocas habilidades y reportaban un bajo salario en el servicio doméstico, fábricas de textiles y minas de carbón. Las mujeres generalmente recibían un tercio a la mitad de la paga que percibían los hombres por el mismo trabajo duro. Además de eso, aún se esperaba que las mujeres trabajadoras cocinaran, limpiaran y cuidaran de los niños después de largas horas de trabajo fuera de casa. También es importante recordar que el trabajo impago de las mujeres en el hogar posibilitaba que los hombres salieran a trabajar.
A pesar de que las mujeres tenían una situación particularmente difícil, hombres y mujeres soportaban condiciones laborales extremadamente duras. No existía un salario mínimo y se podía despedir a los trabajadores en cualquier momento por cualquier razón. Por lo general, trabajaban de 12 a 16 horas al día, seis días a la semana, con solo 30 minutos para el almuerzo y la cena. Las lesiones y muertes en el lugar de trabajo eran comunes. Pero debido a que los accidentes rara vez cuestan mucho a los empleadores, existía poca preocupación por la seguridad de los trabajadores. Los muertos o lesionados eran simplemente reemplazados.
A medida que crecía el capitalismo, también lo hacían las cifras de trabajadores. El científico social alemán Karl Marx describió el capitalismo industrial en gran detalle. Proporcionó su comprensión de los medios de producción, el capital y el trabajo asalariado. También acuñó el término proletariado para describir a toda la clase de trabajadores asalariados que solo pueden ganar dinero vendiendo su trabajo. Con el tiempo, los trabajadores de muchos lugares llegaron a identificarse como parte del proletariado. La nueva autoconciencia de los trabajadores como parte de una clase social con dificultades compartidas los llevó a estar un paso más cerca de los movimientos obreros que exigirían mejoras a este sistema.
Entonces, ¿cómo el pensamiento de una persona de paso de “mi trabajo es horrible e injusto” a “nuestro sistema es horrible e injusto”? ¿En qué momento la gente comprendió que estaban librando una batalla común? El trabajo industrial creaba nuevas oportunidades económicas mientras cambiaba la vida social de formas inesperadas. Los trabajadores que solían pasar el día al aire libre en entornos agrícolas ahora estaban hacinados dentro de molinos, fábricas y minas. Esto propició que las personas hablaran entre sí, compartieran sus experiencias y se organizaran en alianzas. Un tipo de alianza era el sindicato, un grupo de trabajadores con intereses comunes. En los Estados Unidos, por ejemplo, estos intereses comunes implicaban mejores condiciones de trabajo, horarios más cortos y mejores salarios. Alguien en el siglo XIX que acudiese a su jefe con estas exigencias sería objeto de burlas o de despido. Los sindicatos, sin embargo, recurrían a la negociación colectiva, lo que significa que un gran número de trabajadores presentan las mismas demandas al mismo tiempo. Los empleadores no podían despedir y reemplazar a todos al mismo tiempo sin interrumpir la producción y perjudicar las ganancias, por lo que este método era una forma de obligar a los empleadores a satisfacer las demandas de los trabajadores.
Los trabajadores formaban sindicatos en fábricas particulares, industrias enteras o incluso a nivel nacional. Los sindicatos eran una pieza importante de los diversos movimientos laborales y a menudo expresaban sus demandas por mejores condiciones de trabajo a través de huelgas y protestas. Las tasas de huelga aumentaron constantemente en el siglo XIX a medida que los trabajadores se organizaban más. Una recesión económica mundial que se prolongó desde la década de 1870 hasta 1900 significó que muchos trabajadores fueran despedidos o tuvieran salarios más bajos, lo que provocó un malestar incluso mayor.
Se acrecentó la existencia de varios sindicatos, huelgas y protestas en todo el mundo durante el largo siglo XIX, pero sus creencias no eran iguales. Algunos movimientos obreros presionaban para obtener reformas mientras que otros exigían revolución. Los reformadores deseaban mejoras como sueldos más dignos, condiciones más seguras y un trato generalmente humano, mientras que los revolucionarios deseaban poner fin al sistema de capitalismo y reemplazarlo con algo más.
Capitalismo industrial a escala mundial
Ahora que las mercancías podían producirse en masa a menor costo y rapidez en las fábricas, los grandes mercados para estos nuevos artículos abrían en todo el mundo. Específicamente, las tierras que las potencias europeas estaban conquistando y colonizando en el extranjero estaban repletas de potenciales consumidores. Fuera del territorio europeo y norteamericano, el movimiento obrero tenía un aspecto bastante diferente. Aun así, existían patrones generales con la mayoría de los movimientos obreros alrededor del mundo.
Por ejemplo, la industrialización en India era altamente controlada por las potencias coloniales británicas, y así también lo eran los movimientos obreros. El gobierno británico impuso restricciones a algunas industrias indias, como la manufactura de textiles, ya que deseaban proteger su propia industria textil de la competencia. Esto ralentizó el desarrollo de las industrias de este tipo en India. Pero cuando el negocio se recuperó, creció rápidamente y los trabajadores indios se vieron obligados a trabajar incluso más horas que sus homólogos británicos, por salarios aún más bajos. El gobierno británico jugó un papel decisivo en la creación de protecciones para los trabajadores indios. Suena bien en primera instancia, ¿pero exactamente qué hicieron? Los británicos sabían muy bien que estas protecciones laborales subían el costo de la mano de obra india, lo que aumentaba el costo de los textiles. Eso otorgó una ventaja competitiva a los fabricantes textiles británicos.
En algunas partes de África, surgió el trabajo asalariado, pero los gobernantes coloniales ayudaron a las empresas a mantener bajos los salarios y a detener la organización laboral a través de leyes y la fuerza. En general, sin embargo, la mano de obra asalariada africana siguió siendo bastante pequeña durante décadas, por lo que los sindicatos y los movimientos laborales solo surgieron después de la Segunda Guerra Mundial. En estas regiones, los sindicatos1 desempeñaron un papel fundamental en los movimientos independentistas africanos posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
También es importante recordar que muchos trabajadores no estaban confinados a un país. La mano de obra se movía alrededor del mundo a través de personas esclavizadas, trabajadores migrantes y obreros con contrato. Por ejemplo, los obreros indios a menudo migraban a África o a las Indias Occidentales. Los porteadores de África Oriental viajaban por grandes territorios transportando mercancías en caravanas. Los trabajadores chinos también emigraron ampliamente, desde América del Norte hasta Sudáfrica. Estos movimientos trasnacionales dificultaban la organización laboral.
Entonces, los sindicatos organizados eran una parte importante de muchos sistemas laborales, aunque ciertamente no de todos. Las barreras geográficas, políticas, económicas y sociales dificultaban que los trabajadores se unieran, se comunicaran y se organizaran para formar movimientos obreros. Los movimientos obreros que sí emprendieron vuelo tuvieron características diferentes en distintos entornos industriales, aunque las tendencias comunes eran importantes. Generalmente, los obreros eran dueños de su propio trabajo, vendían su trabajo por un sueldo, tenían poco que ver con las ganancias y buscaban cada vez más alianzas para mejorar sus situaciones.
1 Un sindicato es un grupo de personas que tienen el mismo tipo de profesión (oficio), pero que no necesariamente trabajan para la misma empresa.
Fuentes
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Rachael Hill
Rachael Hill tiene un doctorado en historia africana de la Universidad de Stanford. Actualmente se desempeña como profesora adjunta en la Universidad Estatal de San Francisco. Ha enseñado Metodología de la Historia e Historia Africana a nivel universitario y Lectura Crítica a estudiantes de secundaria. Su investigación se centra en la historia de la medicina tradicional y la investigación de plantas medicinales en la Etiopía del siglo XX.
Eman M. Elshaikh
Eman M. Elshaikh es una escritora, investigadora y maestra que ha enseñado en los grados K-12 y a estudiantes universitarios en los Estados Unidos y en el Medio Oriente y escrito para diferentes audiencias. Ella enseña escritura en la Universidad de Chicago, donde también completó su maestría en ciencias sociales, enfocándose en la historia y la antropología y actualmente está cursando un doctorado. Anteriormente, fue becaria de historia mundial en Khan Academy, donde trabajó en estrecha colaboración con el College Board para desarrollar el plan de estudios de Historia mundial AP.
Créditos de las imágenes
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Portada: Multitud de hombres (y niños) en Barrow-in-Furness que participaron en el cierre patronal y la huelga de la industria de la ingeniería que ocurrió entre julio de 1897 y enero de 1898. © Photo by Popperfoto via Getty Images/Getty Images.
Una caricatura política llamada “La condición del trabajador en Pullman”. ¿Cómo se sentiría ser empleado en esta imagen? Chicago Labor Newspaper, dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/File:The_Condition_of_Laboring_Man_at_Pullman_1894.jpg
Las trabajadoras abandonan las obras de Pullman Palace Car, 1893. Dominio público. https://en.wikipedia.org/wiki/Pullman_Company#/media/File:Workers_leave_the_Pullman_Palace_Car_Works,_1893.jpg
Caricatura política estadounidense de 1911 criticando el capitalismo. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pyramid_of_Capitalist_System.jpg
Ilustración de trabajadora de carbón de 1842. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Coaltub.png
El científico social alemán Karl Marx. John Jabez Edwin Mayal, Instituto Internacional de Historia Social, dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Karl_Marx_001.jpg
Caricatura publicada en el diario Industrial Workers of the World (IWW) “Solidaridad” el 30 de junio de 1917. Ralph Chaplin, dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:The_hand_that_will_rule_the_world.jpg
Trabajadores con contrato recién llegados de la India colonial británica en las Indias Occidentales Británicas. Dominio público.
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