Treinta años de guerra constante

Por Whitney Howarth
¿Qué es peor que tener una otra guerra mundial tan solo 20 años después de la primera? ¿Que tal unos 30 años de guerra constante? La continuidad y la causalidad muestran cómo el daño global no se limitaba a los campos de batalla.

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Photo shows a caravan of people walking together, hauling belongings on wagons, next to a destroyed building and piles of rubble.

¿Una guerra prolongada?

“La Gran Guerra” fue librada desde 1914 a 1919. Pero cuando otro conflicto importante sucedió de 1939 a 1945, los dos eventos fueron conocidos como la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Al igual que en los títulos de los libros, esto suena menos como guerras distintas y más como dos partes de la misma historia. De hecho, algunos historiadores argumentan que se trató de una guerra continua prolongada. ¿Están en lo correcto? Una forma de averiguar si dos eventos son continuos es buscar las continuidades: los temas y situaciones que los conectaban.

El nacionalismo enérgico y las ambiciones coloniales competitivas por el imperio llevaron a los europeos y asiáticos a la guerra a principios del siglo XX. Cuando terminó la batalla en 1919, tales ambiciones no lo hicieron, y el nacionalismo incluso empeoró más. El resultado: una violencia generalizada hasta el término de la segunda guerra mundial en 1945. Analicemos las continuidades del nacionalismo, el imperio y el colonialismo de este periodo fatal en la historia, junto con la causalidad que los une.

Continuidad: Nacionalismo

Comenzaremos con el nacionalismo, una de las continuidades más relevantes de la Primera y Segunda Guerra Mundial debido a su crecimiento y preponderancia en ambos conflictos.

En junio de 1914, un joven serbobosnio que se oponía al Imperio austrohúngaro asesinó a una figura política clave en Sarajevo. Esto desencadenó una serie de eventos que obligaron a los líderes políticos en Viena y Berlín a fortalecer las alianzas diplomáticas para prepararse para la guerra. Puede que el asesinato haya sido una sorpresa, pero el deseo de pelea de los demás no lo era. Las varias décadas de conflicto ya habían preparado una atmósfera hostil entre los líderes europeos. Además de esto, los europeos tenían grandes planes que se extendían más allá de sus fronteras y que abordaban la pretensión de recursos y mercados para amasar fortunas mediante el imperialismo.

Los principales estados europeos respondieron rápidamente al asesinato, creyendo que la guerra sería breve y económica. No fue ninguno de los dos, y se convirtió en una bola de nieve que posiblemente se recuerde como el conflicto más sangriento hasta ese momento en la historia mundial. Peor aún, al “término” de la guerra en 1919, las mismas disputas territoriales, los malentendidos diplomáticos y las tensiones nacionales no se habían esfumado. La diferencia más grande era que ahora 17 millones de personas estaban muertas, otras 20 millones lastimadas y el continente era más inestable. Y luego llegó la segunda parte, de 1939 a 1945, cuando la devastación acabó con la vida de millones más, e incluso a una escala más global.

Entre las dos guerras, se presentó un importante actor en la historia: Adolfo Hitler. Aproximadamente una década después del tratado de paz de 1919, la mayoría de los alemanes estaban hambrientos, humillados y furiosos por los duros términos del tratado. No era ningún secreto que las nuevas normas se habían elaborado para castigar a Alemania. El alto costo de las reparaciones1 y los crueles esfuerzos por aplastar la milicia, industria y espíritu de los alemanes, se sincronizaron de manera perfecta para alzar la figura del carismático Hitler y su Partido Nazi. Los nazis se inspiraron en pozos profundos de antisemitismo y nacionalismo en Alemania (y Europa en general), pero el nacionalismo que habían fomentado los políticos alemanes en 1914 no era nada comparado con este nuevo y celoso deseo de demostrar la superioridad de Alemania en el escenario mundial.

Muchos alemanes experimentaban un tipo de identidad más allá de las fronteras en el mapa. Los nacionalistas europeos hablaban de unificación étnica y tendencias patrióticas manipuladas entre los oradores alemanes y otras regiones que sentían la represión de las grandes potencias.

En la década del 1930, Adolfo Hitler exigió un lebensraum alemán, que significa “espacio vital” y orgullo nacional alemán. Veinte años o más antes, Francia, Alemania, Rusia y otras potencias también habían apelado al orgullo nacional y a la tierra como objetivos de guerra. Algunos podrían argumentar que el nacionalismo nazi de la década de 1930 fue más brutal, racista, antisemita y destructivo que los objetivos nacionales de los estados que lucharon en la Primera Guerra Mundial. Pero, ¿no estaban ambas ideas ligadas a una visión del mundo en la que la nación era suprema por encima de todas las demás formas de estado o identidad?

Continuidad: Imperio y colonialismo

Una segunda continuidad entre las dos guerras fue la importancia del imperio. Esto fue cierto para muchos de los que sirvieron en batalla. Tanto en 1914-1918 como en 1939-1945, los imperios europeos reclutaron a millones de soldados en todo el mundo para luchar por sus estados en los campos de batalla de cuatro continentes. Decenas de millones de no europeos lucharon por sus colonizadores europeos y sacrificaron sus vidas en esta larga guerra. Millones de sobrevivientes fueron afectados por la conmoción política y económica causada por la masacre.

Los soldados no fueron los únicos perjudicados. Los civiles de todo el mundo también participaron en la larga guerra, motivados por el imperio, las alianzas y el nacionalismo. Así como las rivalidades industriales, militares y coloniales se esparcían por todo el mundo, también lo hacía una peligrosa hambre de soberanía. Las naciones tomaron decisiones que les valieron papeles centrales en la obra dramática más catastrófica de agresión humana en la historia.

Un ejemplo (de muchos) es Japón. El estado japonés tenía un imperio muy pequeño cuando se unió a las fuerzas de las potencias de la Entente en contra de Alemania y el Imperio austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial. Como consecuencia, Japón amplió su esfera de influencia sobre China. También capturó las colonias alemanas en Asia y tomó el control de muchas rutas marítimas del Pacífico (rutas comerciales). Su imperio se encontraba en expansión, pero la economía japonesa aún deseaba más.

4 troops sit, kneeling, in an open field, holding rifles and a Japanese flag.
Las tropas japonesas invadiendo Manchuria, China, en 1931, para obtener acceso a la tierra y materias primas. Dominio público.

En la década de 1930, la política nacionalista en Japón se estaba volviendo cada vez más hacia el militarismo, el totalitarismo y la expansión. Una escasez de materias primas en Japón impulsó a los industrialistas a exigir la expansión hacia nuevos mercados, en donde pudiesen también adquirir los materiales necesarios. Para extender su esfera de influencia económica, Japón invadió y tomó posesión de China. Los chinos recibieron un trato de súbditos coloniales conquistados. Las masacres siguientes dieron como resultado la matanza de 400.000 chinos y la violación de decenas de miles de mujeres. La agresión japonesa imitaba la agresión nacionalista de los alemanes en el escenario europeo. Estos dos estados, en cada lado del planeta, pronto entenderían que tenían una real oportunidad de alcanzar sus metas si unían fuerzas. Aunque primero ahondaremos un poco más en estas fuerzas europeas.

Se puede decir que los estados alemanas e italianos durante este periodo estaban intentando ampliar sus imperios. Benito Mussolini, el dictador fascista de Italia, declaró a su pueblo que iba a reconstruir el Imperio Romano para formar una nueva Italia. Bajo su liderazgo, Italia invadió Albania, Libia, Etiopía y, finalmente, Grecia en este intento de construir un imperio. Alemania bajo el dominio de los nazi también se parecía bastante a una nación intentando construir un imperio, principalmente en Europa del Este. En ambos casos, la mayoría de las personas conquistadas recibía el trato de súbditos coloniales. Solo los pocos que eran aceptados como “étnicamente” alemanes o italianos recibían la ciudadanía.

La agresión japonesa en China tenía tal semejanza que en 1940 se unieron a la Alemania nazi y a la Italia fascista mediante un pacto. En diciembre de 1941, Japón bombardeó la base naval estadounidense de Pearl Harbor en Hawai. La idea era mantener al ejército estadounidense lo más alejado posible del sudeste asiático, lugar en donde Japón pretendía alzar su futuro imperio. La respuesta de los Estados Unidos a la agresión japonesa fue su ingreso a la Segunda Guerra Mundial, que ya llevaba un recorrido de tres años en Europa. Cuatro días después del ataque en Pearl Harbor, la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini le declararon la guerra a los Estados Unidos, uniendo los conflictos europeos con el del Pacífico en uno solo.

Causalidad: Alemania se moviliza

También es posible argumentar que la forma en que la Primera Guerra Mundial terminó y los eventos que le sucedieron de inmediato (1919-1928) llevaron al ascenso del fascismo y del Partido Nazi en Alemania. Los académicos que elaboran este argumento se enfocan particularmente en el trato que recibió el pueblo alemán en la Conferencia de Paz de París en 1919. En las primeras semanas de la Primera Guerra Mundial, los enemigos de Alemania se habían apoderado de muchas de sus colonias en África y el Pacífico. Después de su derrota en 1919, Alemania perdió el resto de sus posesiones coloniales, territorio que consideraban como si fuese realmente parte de Alemania. Ahora sumen estas pérdidas con las humillaciones del Tratado de Versalles, el resultado de la conferencia de 1919. Fuertes reparaciones, industrias desmanteladas y un grave desarme a raíz de tal derrota significaron que Alemania nunca pudiera alcanzar el estatus de potencia mundial. Esto fue realizado a propósito. Algunos de los vencedores de la Primera Guerra Mundial, especialmente del gobierno francés, deseaba castigar a Alemania por su papel en el inicio de la guerra y debilitamiento permanente de la nación para que nunca volviera a recurrir a tal agresividad. El plan no resultó de acuerdo a lo esperado.

Esta solución, si bien parecía razonable para algunos, en última instancia tuvo consecuencias peligrosas para la humanidad. Atribuir colectivamente la culpa al pueblo alemán por las elecciones de sus líderes en la Primera Guerra Mundial dejó a sus ciudadanos abatidos y humillados. Allanó el camino para un estado autoritario. Para poner fin a su sentimiento de desesperanza, muchos estuvieron a favor de la regulación estatal de todos los aspectos de la sociedad, e incluso la militarización de la vida civil. Aunque la búsqueda de dicho orden bajo el mandato de un estado sólido y fascista hizo más que reconstruir la fortaleza nacional. Dio vida a un grado monstruoso de nacionalismo impulsado por la exclusión y la intolerancia.

Hitler y su Partido Nazi fueron capaces de llegar al poder en parte debido a que se aprovecharon de la desesperación y fragilidad de los ciudadanos alemanes que habían resultado perjudicados como nación después de 1919. La gente sentía la ansiedad de encontrar a alguien que culpar por tales perjuicios y pérdidas. Líderes con altos niveles de carisma podían obtener poder canalizando el prejuicio existente y generalizado y el odio en contra de los judíos, comunistas y otros grupos. Dicho espectáculo aludía a los corazones de la otrora orgullosa y poderosa nación. Añoraban los días perdidos de gloria e imaginaban un futuro incluso más impresionante al anterior. Aun así, ni los alemanes ni los japoneses alcanzaron su sueño nacionalista, ya que fueron superados en la guerra. Como consecuencia, el costo combinado de la hostilidad alemana y japonesa en la segunda fase de este conflicto de 30 años (1939-1945) ocasionó una pérdida de vidas sin precedentes en todo el mundo.

Conclusión

Las continuidades entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial sugieren que la conclusión no satisfactoria del primer conflicto podría haber contribuido a la segunda. Recuerden que la Segunda Guerra Mundial fue incluso más mortífera que la primera. Se produjeron más muertes en combate, campañas de exterminio patrocinadas por el estado, indices de mortalidad en alza de civiles a causa de la enfermedad y hambruna. Podemos cuestionarnos a nosotros mismos si el término de la Primera Guerra Mundial fue una oportunidad perdida para dar paso a una paz de larga duración. Podemos preguntarnos si el año 1919 fue el momento en el que supuestamente debimos aprender a lidiar de manera más eficaz con el militarismo, el nacionalismo y la construcción de un imperio. Pero al evaluar las preguntas históricas como estas, debemos ejercer cuidado. Quedan preguntas más importantes en el tintero, como: ¿Fueron estas continuidades una consecuencia de los errores cometidos por la gente que negoció al término de la Primera Guerra Mundial? ¿O fueron el resultado de problemas más profundos que no tenían una solución sencilla?

Dato curioso: La palabra Fascista se escribe con mayúscula cuando se refiere al Partido Nacional Fascista que lideraba Mussolini. Hitler también era fascista, pero la palabra se escribe con minúscula cuando se refiere a su estilo de liderazgo, no al nombre del partido político. En un estado fascista, como lo sería la Alemania de Hitler, se pueden promulgar estrictas leyes económicas y cívicas sin la necesidad de un proceso democrático.

 

 


1 En este contexto, reparaciones implica el dinero que el perdedor adeuda al ganador tras la guerra.

Whitney Howarth

Whitney Howarth, es profesora asociada de historia en la Universidad Estatal de Plymouth, donde se especializa en historia mundial moderna e historia de la India. La Dra. Howarth ha enseñado historia mundial a nivel universitario desde 1999 y fue, durante casi una década, becaria de investigación en el Centro de Historia Mundial de Northeastern, lugar en el cual ayudó en la investigación, el diseño y la creación de programas de desarrollo profesional para docentes de historia mundial de escuela secundaria, organizó seminarios a cargo de destacados académicos especializados en historia mundial y produjo publicaciones multimedia (1995-2004).

Créditos de las imágenes

Creative Commons Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:

Portada: 23 de agosto de 1945: Refugiados regresando a Berlín a pesar de la devastación en la ciudad después de la Segunda Guerra Mundial © Fred Ramage/ Keystone/Getty Images.

La devastación en Francia al término de la Primera Guerra Mundial, 1919. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:France,_Reims_and_its_cathedral,_1916.jpg#/media/File:France,_Reims_and_its_cathedral,_1916.jpg%20

Las tropas japonesas invadiendo Manchuria, China, en 1931, para obtener acceso a la tierra y materias primas. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:IJA_Infantry_in_Manchuria.jpg

Una caricatura política estadounidense que sugiere que le sería imposible pagar las reparaciones a Alemania. Por New York World, dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Treaty_of_Versailles_Reparations_--_Let%27s_see_you_collect.png