Población y tendencias ambientales, desde 1800 al presente
Introducción
Puede ser difícil comprender los impactos del cambio climático. Conjuntos de datos, vocabulario complejo y perspectivas políticas confusas no hicieron más que complicar nuestro entendimiento de este problema global de larga data. Entonces, ¿cómo podemos darle sentido a la abrumadora cantidad de información de la que disponemos hoy en día? Una forma es analizar cómo los cambios ambientales desde 1800 se han interrelacionado con la industrialización y con importantes aumentos en la población mundial.
La Revolución Industrial cambió la forma en la que trabajamos, dónde vivimos y cuántos de nosotros hay por allí. Innovaciones en maquinaria que impulsaron la industria y mejoraron la agricultura produjeron cantidades suficientes de comida para una explosión demográfica. El trabajo sufrió cambios masivos, a medida que las personas se trasladaban a las ciudades para trabajar en las fábricas. La migración humana cambió las comunidades y creo nuevas redes culturales y económicas de intercambio. Estas nuevas redes conectaban y globalizaban aún más al mundo.
Para 1880, la industrialización se había propagado por todo el mundo. Benefició a algunos más que a otros. Las naciones europeas y los Estados Unidos obtuvieron la mayoría de ventajas. Estas naciones industrializadas ricas extrajeron recursos de África, Asia y Latinoamérica para impulsar su propio crecimiento. Para el término del siglo XIX, este sistema desigual de intercambio afectó a todos en la Tierra de una forma u otra.
Explosión de la población
Sabemos que la aceleración industrial y la globalización causó el crecimiento de la población. En 1803 la población global alcanzó mil millones de habitantes por primera vez. Aunque eso tardó miles de años. Luego, comenzó la industrialización. Y en tan solo 150 años, desde 1803 a 1950, la población mundial hizo más que duplicarse alcanzando los 2.500 millones. ¡Luego, para 1987, se había duplicado nuevamente y ya éramos 5 mil millones!
Para poner aquello en perspectiva, tomó casi siete siglos (900 a 1500 d.C.) para que la población se incrementase desde un cuarto de billón a medio billón. Pero tomo tan solo dos siglos para que la población mundial diera el salto desde los mil millones a la impresionante suma de 8.070.658.700 en la actualidad. Y gran parte de ese crecimiento puede vincularse a los efectos de la industrialización y en particular a la producción de alimentos.
Tabla 1: Población total por región (en millones, redondeada)1
Región | 1820 | 1900 | 1950 | 2000 |
Norteamérica | 12 | 82 | 173 | 313 |
Centroamérica y Sudamérica | 24 | 66 | 169 | 526 |
África | 89 | 141 | 229 | 818 |
Europa | 219 | 421 | 549 | 727 |
Asia | 745 | 939 | 1400 | 3730 |
Oceanía | 1 | 5 | 13 | 32 |
Mundo | 1090 | 1654 | 2533 | 6145 |
Sin embargo, también hubo periodos en los que la población decayó radicalmente en un breve instante. Estas caídas fueron causadas por desastres como las dos guerras mundiales y epidemias globales como el brote de influenza de 1918. La industrialización cumplió un rol importante también. Los avances tecnológicos y la producción en masa de armas hizo que la guerra fuese más letal y las mejoras en transporte ayudaron a que los gérmenes mortales viajaran más rápido y a mayores distancias. Sin embargo, las innovaciones en la medicina, transporte y comunicación (todos productos de la industrialización), permitieron a la población recuperase con mayor rapidez que en el pasado.
Aumento de la urbanización
Después de 1800, las ciudades fueron las áreas en donde la población aumentó mucho más. Las personas migraban a las ciudades para trabajar mucho antes de la industrialización. Pero el índice de crecimiento urbano aumentó verdaderamente después de la propagación de la industrialización fuera Europa a comienzos de 1800. Por ejemplo, en 1800 ninguna región del mundo tenía más del 13 por ciento de su población viviendo en ciudades. Para el 2000, estas cifras se dispararon, como lo muestra la tabla a continuación. De hecho, en 2008, por primera vez en la historia de la humanidad, el porcentaje de la población viviendo en zonas urbanas superaba al porcentaje de personas en zonas rurales. Y para 2017, había 4,13 mil millones de personas viviendo en ciudades, en contraste a los 3,4 mil millones en zonas rurales. La tendencia de urbanización no exhibía signo alguno de relajarse.
Puede que la urbanización haya sido buena para el empleo, pero generalmente resultaba perjudicial para la salud. A medida que aumentaba la cantidad de personas en estrecha proximidad, aumentaban los índices de enfermedad y contaminación. Sin estaban, y con el paso del tiempo, las innovaciones en medicina e higiene permitieron hacerse cargo de estas problemáticas.
Los avances en medicina también aumentaron la esperanza de vida. ¡A finales del siglo XIX, las personas solo vivían en promedio 30 años! Para comienzos del siglo XXI, el promedio mundial era de hasta 71 años. Si un aumento de 41 años en tan solo un siglo suena normal, compárenlo con los cien años anteriores. La esperanza de vida pasó de 29 años en 1770 a la edad madura de 30 para quienes vivían en 1870. Sin embargo, estas cifras varían alrededor del mundo. Los aumentos en la esperanza de vida han sido más acentuados en las áreas que se industrializaron primero. Las economías en desarrollo, como aquellas en África y el sudeste asiático, han sido testigo de alzas más modestas.
Tabla 2: Vida en la ciudad: Porcentaje de la población urbana por región
Región | 1800 | 1900 | 1950 | 2000 |
Norteamérica | 6,6% | 33% | 56% | 77,6% |
Centroamérica y Sudamérica | 8,6% | 24,3% | 39,6% | 72% |
África | 3% | 6% | 16,5% | 38,7% |
Europa (sin incluir a Rusia) | 12,5% | 30% | 48% | 67,5% |
Asia Central y Occidental | 3,4% | 13,6% | 32,8% | 61,6% |
Sur y Este de Asia | 4,8% | 11,6% | 19,8% | 46,8% |
Oceanía | 8% | 35% | 72% | 82% |
Mundo | 7% | 16% | 29% | 47% |
Problemas ambientales
Analizar la población creciente y la esperanza de vida podría hacerlo parecer como si todo mejoró durante este periodo de tiempo. Por desgracia, la situación no es tal. Efectivamente, hemos sido testigos de enormes mejorías respecto a la esperanza de vida y materia de innovaciones tecnológicas; aunque la industrialización tiene sus declives. El mundo industrial depende de los combustibles fósiles y la quema de estos ha dañado al medio ambiente.
Por 400.000 años, el nivel de dióxido de carbono nunca superó las 300 partículas por millón (ppm). Incluso en los primeros dos siglos de industrialización, los niveles de CO2 permanecieron por debajo de este umbral. Luego, como resultado del aumento de la industrialización tras la Segunda Guerra Mundial, los niveles de CO2 superaron los 300 ppm por primera vez en la historia de la humanidad y siguen en ascenso. Los niveles actuales de CO2 ahora son de 421 ppm. Entonces, ¿por qué esto importa y cómo se relaciona con el crecimiento de la población?
Los altos niveles de CO2 en la atmósfera causan que las temperaturas suban. Ya estamos a 1.5 grado Celsius sobre lo normal. El alza del CO2 y las temperaturas globales provocan el derretimiento en el hielo de los polos, causando que suban los niveles del mar. Las comunidades humanas que habitaban cerca de las zonas costeras se ven amenazadas por los crecientes niveles del mar, como también lo están los hábitats animales. Considerando que casi la mitad de la población humana vive actualmente a 100 millas de un cuerpo de agua importante, estas aguas crecientes conformarán un importante riesgo para el futuro.
Pero no solamente son las especies terrestres las que se ven amenazadas. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. publicó un informe en 2019 que detalla los aumentos de CO2 en los océanos de la Tierra.
“El océano mundial absorbió 34 mil millones de toneladas métricas de carbono a raíz de la quema de combustibles fósiles desde 1994 a 2008, un aumento de cuatro veces de 2,6 mil millones de toneladas métricas por año en comparación con el período que comienza... 1800 a 1994” (NOAA).
Estos incrementos hacen que los océanos sean más ácidos, poniendo en peligro la vida marina. Los mariscos por ejemplo, tienen más dificultad para producir su protección de carbonato cálcico (concha) a causa del aumento de acidez en el agua. Por suerte, los océanos absorben algo del CO2 que de lo contrario podría llevar a temperaturas incluso mayores. Sin embargo, una pregunta importante es si los océanos pueden soportar estos aumentos en la absorción de CO2.
Los niveles de dióxido de carbono y otros contaminantes han ido en aumento desde principios del siglo XIX. La quema de carbón para alimentar las fabricas, trenes y barcos cubrió de hollín ciudades enteras con aire nocivo; una imagen lúgubre usualmente asociada con las primeras décadas la industrialización. A medida que iban desarrollándose nuevos motores que dependían del combustible y del petróleo, se liberaron más agentes contaminantes en la atmósfera y vías fluviales. Y como la población mundial se duplicó dos veces en el siglo XX, se necesitaron más recursos, mayor producción y más combustible. Más personas necesitaban de electricidad, habitualmente generada de la quema de carbón.
Más gente requería de transporte, que derivó en más combustible y petróleo para automóviles, autobuses, trenes y aviones. Cada vez más y más.
A mediados del siglo XX, la gente estaba sintiendo los efectos del uso de combustibles fósiles. En 1948 y 1952, Donora, Pensilvania y Londres, Inglaterra, sufrieron episodios drásticos de contaminación tóxica del aire que originaron la muerte de 4.000 ciudadanos. En la década de 1960, los científicos y los gobiernos comenzaron a solicitar una legislación ambiental para ayudar a mitigar algunos de los efectos secundarios más peligrosos de la industrialización. Muchos de estos factores contribuyeron a reducir la polución. Por ejemplo, los compuestos orgánicos volátiles (peligrosos) que causan el smog se redujeron en un factor de 50 en Los Ángeles entre 1960 y 2010, a pesar del aumento en la cantidad de vehículos a gasolina. Sin embargo, aun queda mucho por hacer. Los niveles de dióxido de carbono se estabilizaron (dejaron de crecer) a comienzos del siglo XX, aunque ahora han vuelto a subir.
Los científicos del clima alrededor del mundo advierten que si no se toman medidas rápidas para reducir las emisiones, tanto la Tierra como la humanidad podrían estar condenadas.
Entonces, ¿qué hacemos ahora?
Colectivamente, la humanidad debe cooperar. Si reducimos los niveles de CO2 y frenamos el uso del plástico, podemos, gracias al esfuerzo y la colaboración, reemplazar estos combustibles con fuentes de energías saludables como la energía solar, eólica e hídrica. Pero, ¿qué podemos hacer como individuos para ayudar a nuestra comunidad y a nuestro planeta?
Se le consultó a Jane Goodall, una destacada primatóloga y activista ambiental, qué podemos hacer hoy para contribuir al futuro. Ella dijo: “cada día que vives generas cierto impacto. Por lo que deben comenzar a considerar las consecuencias de las pequeñas decisiones que toman. ¿Qué compras? ¿De dónde salió? ¿Perjudica al medio ambiente?” Si el grueso de la población de 8 mil millones de la Tierra se tomara el tiempo para pensar acerca de estas opciones a diario y luego de manera colectiva, podríamos cambiar radicalmente la manera en que interactuamos con el medio ambiente.
1 A partir del 20 de mayo de 2024, la población mundial según la Oficina de Censo del Departamento de Comercio de los Estados Unidos era de 8 mil millones. Una visita a census.gov/popclock le indicará el cálculo actual.
Fuentes
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Bridgette Byrd O’Connor
Bridgette Byrd O'Connor tiene un doctorado en historia de la Universidad de Oxford y ha enseñado los cursos del Proyecto World History y del Proyecto Big History y AP del gobierno y política de los EE. UU. durante los últimos 10 años a nivel de escuela secundaria. En la actualidad se dedica a escribir artículos y actividades para WHP y BHP. Además, es escritora independiente y editora de los programas de estudio del Curso Intensivo de Historia del Mundo e Historia de los Estados Unidos.
Créditos de las imágenes
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Portada: OBERHAUSEN, ALEMANIA - 06 DE ENERO: El vapor y el escape se elevan desde diferentes compañías en un frío día de invierno el 6 de enero de 2017 en Oberhausen, Alemania. Según un informe publicado por el Servicio Europeo de Cambio Climático Copernicus, es probable que 2016 haya sido el año más caluroso desde que se registraron las temperaturas globales en el siglo XIX. De acuerdo con el informe la temperatura superficial global promedio fue de 14,8 grados Celsius, lo cual es 1,3 grados más alto que las estimaciones previas a la Revolución Industrial. Los gases de efecto invernadero están entre las causas principales del calentamiento global y cambio climático. © Photo by Lukas Schulze/Getty Images.
Manhattan, Ciudad de Nueva York, 1874. Por George Schlegel, dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:George_Schlegel_-_George_Degen_-_New_York_1873.jpg
Manhattan, Ciudad de Nueva York, 2014. Por Anthony Quintano, CC BY 2.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Above_Gotham.jpg
Historial de aumento de temperatura global desde 1880 y proyectada a 2020. NASA, dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Global_Temperature_Trends.png
En septiembre de 2019, los activistas del clima organizaron una "huelga climática" mundial para exigir a los líderes mundiales que aborden el cambio climático con mayor urgencia. Por Ckohtala, CC BY-SA 2.0.