Cristianismo

Por Merry Wiesner-Hanks, PhD
El cristianismo surgió entre una población judía que vivía bajo el dominio romano. Las enseñanzas de Jescristo contemplaban un universalismo que apelaba a varias comunidades distintas. Hoy en día, la gran cantidad de movimientos e iglesias suman más de 2 mil millones de practicantes en todo el mundo.

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A detailed and busy painted scene. There are many people crowded together, and some are looking up at the sky, where a parting in the clouds shows a group of cherubs holding a cross.

Introducción

Painting of Jesus with sheep on either side of him, as well as one resting on his shoulders.

Esta pintura mural de una catacumba romana del siglo III muestra a Jesús como el Buen Pastor, una forma muy común en la cual se le retrataba. Las catacumbas eran pasadizos de sepultura excavados en roca blanda en donde los cristiaos colocaban a los muertos y realizaban ceremonias conmemorativas. Dominio público.

El cristianismo apareció en el amanecer del Imperio Romano, una época y lugar en cual había una gran mescolanza de culturas, lenguajes y tradiciones y donde era mucho más fácil trasladarse e intercambiar ideas y prácticas por las carreteras y rutas marítimas. Se desarrolló en un principio en la provincia romana de Judea, en donde se propagaban movimientos de oposición a los romanos entre los judíos. Muchos judíos llegaron a pensar que una lucha final estaba cerca y que podía llevar a la llegada de un salvador, un mesías, aquel que destruiría el ejército romano y daría paso de un periodo de felicidad y plenitud para los judíos.

En este clima llegó Jesús de Nazaret (ca. 3 a.C. – 29 d.C.). De acuerdo con la escritura judía, nació de padres judíos profundamente religiosos. Su ministerio comenzó cuando tenía unos treinta. Enseñó a través de la predicación y relatos y no dejó ningún escrito. Los relatos de sus dichos y enseñanzas circularon primero de manera oral entre sus seguidores. Comenzando a fines del primer siglo, fueron recopilados y escritos para ayudar a construir una comunidad de fe, en libros que luego se llamaron los evangelios.

Los seguidores de Jesús tenían diferentes creencias sobre su propósito, pero coincidían en que Jesús predicaba de un reino de felicidad eterna en una vida después de la muerte y de la importancia de la devoción a Dios y el amor a los demás. Sus enseñanzas se basaban en la escritura hebrea y reflejaban la concepción de un Dios y la moralidad que provino de la tradición judía. Él dijo que era el Hijo de Dios y el Mesías (Christus en griego, el origen de la palabra en inglés Christ), pero también sostuvo que había venido a establecer un reino espiritual, no uno terrenal basado en la riqueza y el poder. Preocupados por mantener el orden en Jerusalén, el oficial romano Poncio Pilato arrestó a Jesús y ordenó su ejecución. Al tercer día de la crucifixión de Jesús, algunos de sus seguidores declararon que él se había levantado de la muerte, un evento que se convirtió en el eje central de la fe de los cristianos.

Prácticas e ideas religiosas

El recuerdo de Jesús y sus enseñanzas ha sobrevivido y florecido. Los creyentes en su resurrección y divinidad se reunían en pequeñas asambleas, a menudo en los hogares de los demás. Celebraron un ritual (más tarde denominado Eucaristía o Cena del Señor) conmemorando su última comida con sus discípulos. Ellos esperaban el inminente regreso de Jesús. Los primeros cristianos a menudo se llamaban hermano y hermana, un uso metafórico de términos familiares que era nuevo en el Imperio Romano.

Las enseñanzas de Jesús fueron difundidas por muchos, incluido Pablo de Tarso, un judío de buena educación que se sentía cómodo en el mundo romano. Después de una experiencia de conversión, Pablo viajó por el Imperio Romano promoviendo las ideas de Jesús y escribiendo cartas de consejo que circularon ampliamente. Sus escrituras transformaron las ideas de Jesús en enseñanzas morales más específicas y a la postre fueron parte de la escritura cristiana. Entre los primeros convertidos al cristianismo se incluían hombres y mujeres de todas las clases sociales. Las personas se sentían atraídas a las enseñanzas cristianas por una infinidad de razones: se les ofrecía la promesa de una vida de gozo después de la muerte para todos creyentes; se enfatizaba la idea de aspirar a una meta; se instaba a preocuparse por los pobres; y se proporcionaba un sentido de identidad, comunidad y bienvenida de familiaridad espiritual en mundo en constante movimiento del Imperio Romano.

Para el siglo II d.C., el cristianismo estaba cambiando. Pronto amainó la creencia de que Jesús volvería de nuevo. A medida que aumentaba el número de convertidos, se establecieron instituciones permanentes, incluidos grandes edificios para el culto y una jerarquía de funcionarios (sacerdotes, obispos, arzobispos) con frecuencia modelados según los del Imperio Romano. El cristianismo adquiría cada vez más formalismo y carácter centralizado.

Hombres educados que se convirtieron al cristianismo desarrollaron interpretaciones teológicas complejas de temas que no estaban claros en los primeros textos. A menudo basándose en la filosofía griega, elaboraron entendimientos de cuestiones tales como la forma en que Jesús podría ser tanto divino como humano y cómo Dios podría ser tanto un padre como un hijo (y más tarde también un espíritu, una doctrina cristiana conocida como la Trinidad). Estas interpretaciones se convirtieron en la doctrina oficial a través de las decisiones realizadas en los consejos ecleciásticos. Sin embargo, no todos concordaban con estas decisiones, y las divisiones respecto a asuntos doctrinales llevaron a la formación de diversas ramas.

Aunque el cristianismo tenía libros sagrados, la mayoría de las personas en el mundo antiguo no sabían leer, por lo que los rituales eran más importantes que los textos en la transmisión de las enseñanzas cristianas. La veneración de los santos, incluida la madre de Jesús, María, adquirió especial relevancia. Los santos eran las personas que habían vivido (o que murieron) de una forma que se consideraba heróica o digna de destacar. Se entendía que otorgaban protección y ayuda y los objetos conectados a ellos, como sus huesos o vestimentas, se convirtieron en reliquias de poder especial. Las iglesias que albergaban las reliquias de los santos se convirtieron en lugares de peregrinación para quienes buscaban ayuda o bendición, y los días de los santos brindaban descanso y celebración.

Sociedad y vida familiar

Debido a que se esperaba que Jesús volviera pronto, muchos de los primeros cristianos consideraban la vida en la tierra y las instituciones como algo sin importancia. Pensaban que el matrimonio y la vida familiar normal deberían abandonarse, y en su lugar, los seguidores de Jesús deberían depender de su nueva familia espiritual de co-creyentes. Algunas mujeres y hombres decidieron dejar atrás la vida en el mundo y dedicarse a sí mismos a la adoración y oración en soledad o en comunidades. Establecieron monasterios y conventos, con frecuencias en lugares aislados.

Estas ideas parecían peligrosas para muchos romanos, que visualizaban el matrimonio y la familia como los cimientos de la sociedad. Se preocupaban especialmente por las mujeres que no estaban bajo el control de un padre o esposo, ideas que muchos hombres convertidos compartían. A pesar de que en su plan de salvación, Jesús consideraba que las mujeres tenían la misma valía que los hombres, a fines del siglo I los líderes masculinos de las iglesias comenzaron a instaurar restricciones en las creyentes sexo femenino. Se prohibía a las mujeres orar o asumir puestos oficiales en el cristianismo fuera de los conventos para mujeres. En algunas ramas del cristianismo, se esperaba en gran parte que los líderes de la iglesia cumplieran un juramento de celibato, es decir, no casarse, lo cual llegó a considerarse como algo espiritualmente superior. Les preocupaba caer en la tentación de las mujeres y algunos de sus escritos contenían un sólido rastro de misoginia (odio a las mujeres).

Según las Escrituras, Jesús tuvo palabras duras sobre la riqueza, y poco antes de morir expulsó a los cambiadores de dinero y comerciantes del templo de Jerusalén con un látigo. La pobreza se convirtió en uno de los votos esperados para las personas que se unían a las comunidades monásticas, aunque esto no se esperaba para todos los cristianos. Como institución, la Iglesia cristiana se hizo muy rica, poseía tierras y edificios, y administraba haciendas agrícolas y empresas comerciales.

Desarrollos políticos y la propagación del cristianismo

En los primeros siglos, los cristianos solían ser perseguidos por gobernantes de las provincias romanas y por el emperador. Aunque la mayoría de las persecuciones tenían lugar a nivel local y eran esporádicas, otras tenían más intensidad y los relatos de los mártires cristianos ofrecían importantes modelos para los cristianos futuros.

El siglo III trajo la guerra civil, invasiones y el caos en el Imperio Romano. Con la esperanza de que el cristianismo pudiese actuar como ente unificador en un imperio plagado de problemas, el emperador Constantino (r. 306-337 d.C.) apoyó a la iglesia cristiana financiera y legalmente. Él esperaba a cambio el respaldo de los funcionarios de la iglesia para mantener el orden. Los cristianos alteraron sus prácticas para seguir los deseos del emperador. La adoración se transformó en algo cada vez más elaborado, las iglesias crecieron y eran más elegantes, y el clero comenzó a llevar vestimenta ornamentada.

A detailed mosaic depicts a woman, holding a baby, with a man at either side. Each man is holding a castle, perhaps representing their empires.

Este mosaico de la Santa Sofía en Constantinopla muestra a la Virgen María con el hijo de Cristo en su regazo, rodeada por dos emperadores romanos, Constantino y Justiniano. Construida por Justiniano en el siglo VI, la Santa Sofía era la edificación más grande del mundo en ese momento. Dominio público.

Ayudado en parte por su posición privilegiada, el cristianismo se convirtió lentamente en la religión principal del imperio, y en el año 380 d.C. el emperador Teodosio hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio Romano. Le permitió a la iglesia establecer sus propias cortes y usar su propio ente legal, llamado “derecho canónico”. Con esto él sentó las bases para el crecimiento posterior del poder eclesiástico.

A medida que el cristianismo se hizo más poderoso políticamente, también se extendió. Los misioneros cristianos, a veces enviados por obispos, y los viajeros cristianos se aventuraron más allá de las fronteras del Imperio Romano. Llevaron el cristianismo a Kush y Axum (ahora Etiopía) en el este de África, donde en el siglo IV el rey Ezana de Axum hizo del cristianismo la religión oficial de su reino. Misioneros, comerciantes y soldados llevaron las enseñanzas cristianas hacia el este y el norte, hacia el Imperio Parto centrado en Persia y hacia los pueblos tribales celtas y germánicos de Europa. Los misioneros y los convertidos a menudo fusionaban las costumbres religiosas locales existentes con las enseñanzas cristianas, de modo que los rituales, las prácticas y las doctrinas diferían significativamente de un lugar a otro. Para el 400 d.C., había unos 10 millones de cristianos en el mundo, hoy en día, hay más de 2 mil millones.

Fuente primaria: El evangelio de Mateo

El evangelio de Mateo, el primer libro del Nuevo testamento cristiano, contiene una larga recopilación de las enseñanzas de Jesús, generalmente conocido como el Sermón del monte. Entre estos están los siguientes:

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón...

Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:19-21, 24)

Fuentes

Clark, Gillian. Christianity and Roman Society. Cambridge: Cambridge University Press, 2004.

Freeman, Charles. A New History of Early Christianity. New Haven: Yale University Press, 2010.

Lynch, Joseph H. Early Christianity: A Brief History. Oxford: Oxford University Press, 2009.

Merry E. Wiesner-Hanks

Merry E. Wiesner-Hanks es profesora distinguida de historia emérita en la Universidad de Wisconsin-Milwaukee y actualmente cumple funciones como presidenta de la Asociación de Historia Mundial. Es autora o editora de treinta libros que han aparecido en inglés, alemán, francés, italiano, español, portugués, griego, chino, turco y coreano.

Créditos de las imágenes

Creative CommonsEste trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:

Portada: Sala de Constantino, una de las cuatro Stanze di Raffaello (Salas de Rafael), Palacio del Vaticano, Roma. Pintura. 1508/9-1520. © Photo by VCG Wilson/Corbis via Getty Images.

Esta pintura mural de una catacumba romana del siglo III muestra a Jesús como el Buen Pastor, una forma muy común en la cual se le retrataba. Las catacumbas eran pasadizos de sepultura excavados en roca blanda en donde los cristianos colocaban a los muertos y realizaban ceremonias conmemorativas. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Good_shepherd_01.jpg

Este mosaico de la Santa Sofía en Constantinopla muestra a la Virgen María con el hijo de Cristo en su regazo, rodeada por dos emperadores romanos, Constantino y Justiniano. Construida por Justiniano en el siglo VI, la Santa Sofía era la edificación más grande del mundo en ese momento. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hagia_Sophia_Southwestern_entrance_mosaics.jpg