Mujeres medievales en Europa Occidental, c. 1000-1350 d.C.
Introducción
Cuando las personas intentaron reconstruir sus sociedades en el mundo posclásico, a menudo buscaron tradiciones, religiones y leyes para poner algo de orden en sus nuevas realidades. Hemos visto que la mayoría de los gobernantes masculinos en todas las épocas usaban la religión para reforzar sus derechos de poder político. Ahora observaremos cómo esta intersección de leyes religiosas y seculares (no religiosas) moldearon las vidas de las mujeres en la Europa Occidental medieval a mediados y finales de la Edad Media (c. 1000 - c. 1350).
Estructuras sociales
En la Europa medieval, las leyes y prácticas culturales generalmente consideraban a las mujeres como propiedad de sus parientes masculinos más cercanos. Su estatus social dependía del estatus de su padre o de sus esposos. Las mujeres de la élite, es decir, nobles y aristócratas, vivían en grandes fincas rurales y tenían acceso determinado a la educación, entregado por tutores privados. Sus principales trabajos consistían en administrar una casa de sirvientes y familiares, y tener muchos hijos, de preferencia varones. Como parte de las élites, tuvieron las oportunidades de viajar y comprar mercancía de lujo de tierras distantes provenientes de las rutas comerciales.
Las mujeres en familias que eran dueñas de tiendas y pequeñas empresas, fuere en el campo o en el pueblo o ciudad, se consideraban clase media. Es posible que hayan tenido alguna educación si trabajaron en el negocio familiar, especialmente en el área de matemáticas y escritura básica para facturas y recibos. De acuerdo con un censo de principios de 1300, las mujeres en París trabajaban en 130 ocupaciones. Como las mujeres nobles, estas mujeres de clase media también eran responsables de la administración del hogar y de la producción y crianza de niños. Si el negocio del esposo implicaba la presencia de aprendices, básicamente un pasante huésped, la esposa se hacía cargo de ellos también. En el campo, una mujer era considerada clase media si su familia era dueña de una linda granja próspera. Había poca necesidad u oportunidad de una educación formal, pero tenían los mismos deberes domésticos que cualquier otra mujer de clase media.
Sin embargo, relativamente pocas mujeres del mundo de Europa occidental medieval tuvieron riquezas o fueron de clase media. La amplia mayoría eran campesinas o parte de las clases obreras... y bueno, tenían que trabajar. Todavía tenían que desempeñar todos los trabajos domésticos y de crianza de los hijos, pero también tenían que producir alimentos de alguna manera, a menudo trabajando fuera del hogar para mantener a sus familias. En las ciudades, podían encontrar trabajo como sirvientas o empleadas de cierto tipo, y en el campo muchas trabajaban como granjeras. A comienzos de la Edad Media, muchas de estas mujeres rurales y sus familias eran siervos: granjeras cuya única paga era un lugar para vivir, más o menos.
Tradiciones religiosas acerca de las mujeres
La principal religión de los reinos europeos occidentales medievales era el cristianismo católico romano. El judaísmo también era practicado, principalmente en ciudades medievales y el islam era practicado en la península ibérica (Portugal y España en la actualidad) que era técnicamente parte del califato abasí. Estas tres religiones abrahámicas tuvieron bastante en común cuando se trataba de enseñanzas sobre las mujeres, comenzando con la historia de Adán y Eva. Los líderes religiosos casi siempre culpaban a Eva por expulsar a los humanos del paraíso, fomentando la idea de que todas las mujeres eran, en cierto modo, desobedientes por naturaleza y debían ser controladas por los hombres.1 Así que en términos religiosos, las mujeres eran culpadas por permitir que el conocimiento y la maldad se apoderasen del mundo. Aún así, las tres religiones también poseían algunas mujeres poderosas en sus tradiciones religiosas cuyas acciones se consideraban como iguales al amor y devoción religiosa de cualquier hombre.
Mujeres cristianas y la religión
Las mujeres tenían distintas formas de interactuar con el cristianismo dependiendo de su condición social. Una mujer de la élite podía unirse a uno de los varios conventos religiosos, en especial a comienzos de la edad media (c. 600-c. 1000). Podía incluso convertirse en abadesa y dirigir el lugar.2 Pero la Iglesia Católica adquirió más poder, riqueza y centralismo con la autoridad del papa en Roma. Fue entonces cuando la autoridad de las mujeres en los conventos, que podían ser vastas propiedades con cientos de personas empleadas, llegó a su fin. Para el 1300, una sucesión de papas ordenaron que los hombres (sacerdotes) debían administrar los conventos. Las mujeres (monjas) en los conventos ahora estaba enclaustradas, lo que implicaba que tenían prohibido abandonar las premisas del convento. A pesar de su exclusión de la administración de sus propios espacios, muchas mujeres seguían sacando mucho provecho de los conventos. Estas instituciones con frecuencia solían administrar escuelas para señoritas, proporcionaban cuidados de salud y empleaban a mujeres de la comunidad. Las monjas eran objeto de aprecio como miembros valiosos de la comunidad y esta ocupación era una de las pocas formas en que una mujer podía optar a la educación.
Para unirse a un convento, debía pagarse una tarifa sustancial para cubrir los gastos de vida de las monja por el resto de su vida, razón por la cual estas mujeres tendían a venir de familias con mucha riqueza. Algunas mujeres que no podían costearse ser parte de un convento se reunían en casas comunales solo para mujeres. Conocidas como beguinas, estudiaban y llevaban vidas religiosas mientras trabajaban en la comunidad. Los conventos significaban diferentes cosas para diferentes mujeres. Por ejemplo, una viuda con riquezas que elegía vivir su vida en paz en un convento podría parecer como alguien que escapa de una vida peor en casa. Por otra parte, una hija ilegítima escondida por su familia rica para evitar el escándalo social lo habría visto como una prisión.
Las mujeres cristianas asistían a la iglesia los domingos y días festivos, pero solo eran miembros de la audiencia. No se permitía que las mujeres participaran de ceremonias religiosas. Las mujeres y hombres se sentaban en diferentes lugares de la iglesia, para mantener las estructuras sociales. Eso significaba que las mujeres de élite se sentaban al frente, las mujeres de clase media en el rango medio de asientos, y las de clases bajas se sentaban atrás o permanecían de pie. Los hombres se sentaban juntos en el costado derecho de la iglesia y las mujeres se sentaban juntas en el lado izquierdo. Esto no fue una coincidencia, ya que el término en latín para izquierda significa “siniestro” o malvado, y la historia de Eva continuó dictando el estatus de las mujeres, incluso dónde se sentaban. La Iglesia reprodujo las jerarquías sociales y de género de la sociedad en general, aunque la idea de que las almas de las mujeres eran iguales a las almas de los hombres fue enseñada y generalmente creída.
Mujeres judías en la Europa medieval
Los reinos cristianos aprobaron leyes que prohibían a los judíos poseer tierras porque poseer grandes granjas y haciendas otorgaba a uno un estatus social importante, y eso es lo que la ley realmente buscaba evitar. Por lo tanto, en la Europa medieval occidental, los judíos vivían en áreas urbanas. Algunas vivían en sus propios vecindarios judíos para estar cerca de la sinagoga, para estar donde se hablaba en hebreo, y para tener tiendas que llevasen alimendos kósher. Y francamente, algunas vivían en estos vecindarios para escapar del antisemitismo.3 Muchos otros judíos vivían con vecinos cristianos en vecindarios mezclados, hablaban el idioma local así como el hebreo, y compartían historias y prácticas de la vida cotidiana con sus vecinos cristianos.
Al igual que las mujeres cristianas, las mujeres judías generalmente eran excluidas de la vida religiosa pública; rara vez aprendían hebreo y no recibían instrucción sobre la ley judía. No existía una tradición similar al convento cristiano donde las mujeres judías podían dejar a sus familias y estudiar sus religiones. Dentro de los textos tradicionales religiosos judíos, las mujeres también eran vistas como inferiores a los hombres en términos morales, aunque los hombres se dedicaban a amar y elogiar a sus fieles y obedientes esposas. Sin embargo, las mujeres judías crearon oraciones especiales para eventos que tenían significados especiales para las mujeres, como la menstruación, el embarazo, los niños, hornear pan o visitar cementerios.
A medida que algunso judíos prosperaban en el comercio y préstamo de dinero en la Europa occidental medieval, las mujeres judías se beneficiaban de una economía familiar más próspera. Estas nuevas familias ricas acumulaban grandes dotes para sus hijas, con el cual la reciente esposa obtenía su estatus en su matrimonio y con su nueva familia.4 Debido a que se consideraba virtuoso para los hombres pasar tiempo estudiando los textos sagrados como la Torá, las mujeres judías a menudo asumían gran parte del trabajo en la administración de negocios, algo que hubiera sido inusual para las mujeres cristianas. Y mientras trabajaban en el negocio de la familia, estas mujeres de clase media también adquirieron conocimientos financieros y tomaron muchas decisiones comerciales. Otras mejoras en la posición de las mujeres judías en la sociedad se produjeron cuando se realizó una revisión de la ley judía, alrededor del año 1000, que prohibía la poliginia (los hombres que tenían más de una esposa) y prohibía a los hombres divorciarse de sus esposas contra su voluntad.
En Europa medieval oriental, como en los reinos de Polonia y Rusia, las familias judías podían comerciar para hacer negocios, además podían ser propietarios de tierras, pero no de tanto. Las mujeres judías rurales tenían las mismas vidas que las mujeres rurales en occidente, trabajando en granjas y encargándose de la familia y el hogar.
Nota: Debido a la región cubierta, este artículo no contempló a las mujeres musulmanas. La mayoría de las mujeres musulmanas en el oeste de Europa en ese momento vivían en el reino islámico de Al-Andalus, actualmente España y Portugal, y que estaba estrechamente conectado con los estados islámicos del norte de África.
1 De hecho, el filósofo griego Aristóteles, cuyos escritos del siglo IV a.C. fueron algunos de los únicos escritos griegos conocidos en la Europa medieval, también consideraba que las mujeres eran intelectual, moral, física y emocionalmente copias inferiores de los hombres.
2 Un convento es una comunidad de mujeres (monjas) que dedicaban sus vidas al estudio religioso y trabajo bajo la supervisión de una abadesa o miembro de la jerarquía en la iglesia cristiana.
3 Antisemitismo: el odio a los judíos. Cuando había desastres inexplicables en la sociedad medieval, a veces se usaba a los judíos como chivos expiatorios ose les culpaba por todo.
4 Una dote podía ser dinero, tierra, bienes entregados a la familia de la novia a la familia del novio en su boda.
Fuentes
Baskin, J. “Review of Pious and Rebellious: Jewish Women in Medieval Europe by A. Grossman”. Journal of Social History 40, no. 1 (Autumn 2006): 281-283.
Hughes, Brady and Sarah. Women in World History: Readings from 1500 to the Present (Sources and Studies in World History, volume 2). New York: Routledge, 1997.
Weisner-Hanks, Merry. Women and Gender in Early Modern Europe. Cambridge, UK: Cambridge University Press, 2008.
Ane Lintvedt
Ane Lintvedt es docente en McOonogh School en los suburbios de Baltimore, Maryland. Tiene una Maestría en Historia de la Universidad Johns Hopkins y ha participado integralmente en el desarrollo, redacción, puntuación y enseñanza de Historia Mundial AP durante 20 años. Ha escrito guías para estudiantes y docentes, así como documentos en conferencias importantes de historia. La Asociación de Historia Mundial le otorgó el premio Pioneer in World History Award en 2013.
Créditos de las imágenes
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Portada: Página de La Somme le Roi escrita por los hijos de Felipe III de Francia en el siglo XIII. Las cuatro imágenes representan las cuatro virtudes cardinales: prudencia, templanza, fortaleza y justicia. Ilustran lo que una mujer debe y no hacer. Por la Biblioteca Británica, dominio público. https://www.bl.uk/collection-items/illustration-of-prowess-idleness-david-labour-from-laurent-dorleanss-la-somme-le-roi
Mujeres campesinas de la época medieval cultivando grano junto a un hombre, del Luttrell Psalter, c. 1325-1340. © Heritage Images / Getty Images.
La abadesa germana Hildegarda de Bingen (1098-1179 d.C.), nacida en la nobleza y más tarde líder de un convento, dibujando en una tablilla de cera mientras recibe una visión. De Scivias, un libro de ilustraciones compuestas por Hildegarda von Bingen y completado c. 1151 — 1152 d.C. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hildegard_von_Bingen.jpg