La Ruta de la Seda
Introducción
Seda En la actualidad la conocemos como una tela brillante y suave usada para vestimentas costosas y muchas otras cosas. De regreso en el siglo I d.C., durante el gobierno del emperador romano Tiberio, la seda implicaba una transacción mucho más importante. La fábrica de lujo, importada a un gran costo desde China, se había convertido en un símbolo de decadencia y exceso entre los romanos. Con más demanda que oferta, los comerciantes descubrieron una forma de desenredar la seda que compraban en China y volver a tejerla en más seda, pero ahora era mucho más delgada. Como si pudieses ver a través de ella. Dado que la seda se usaba para la vestimenta, esto se convirtió en algo problemático en las calles de Roma.
Séneca el Joven, un escritor y consejero imperial, se quejó de la gente que vestía seda, “Veo la ropa de seda, si es que materiales que no esconden el cuerpo, ni siquiera la decencia propia, pueden llamarse ropa”. En un punto, en el año 14 d.C., el Senado Imperial dictó que era ilegal que los hombres usaran seda.
Esta prohibición respecto a la seda no perduró. La demanda de seda entre los miembros ricos de la comunidad romana siguió impulsando el comercio entre el Imperio Romano, China, India y muchas ubicaciones entremedio. Para comprender qué causó este comercio de seda, debemos analizar cómo la seda china llegó a Roma.
Poder estatal y la Ruta de la Seda
Una causa del comercio expandido fue el crecimiento del poder imperial. Cerca del final del siglo II a.C., la dinastía Han, dirigida por el emperador Wu, estaba en conflicto con las comunidades nómadas, llamadas Xiongnu. Los jinetes de Xiongnu han saqueado los asentamientos chinos a lo largo de la frontera septentrional por muchos años. Después de organizar muchas campañas contra los Xiongnu, el emperador Wu decidió que era hora de encontrar una nueva fuente de caballos si alguna vez pretendían triunfar en esta pelea.
Envió un representante de nombre Zhang Qian para encontrar aliados que pudiesen combatir a los Xiongnu. Zhang regresó a China, ansioso por hablar sobre las maravillas que había visto en Ferghana (actual Uzbekistán, en Asia Central). Esta región producía arroz, trigo y uvas, pero era mejor conocida por sus caballos legendarios, fuertes y “celestiales”.
Como elemento de comercio, estos “caballos celestiales” de Ferghana eran tan apetecidos en China como la seda en Roma. China importó tantos caballos que la gente de Dayuan que controlaba el valle de Ferghana finalmente dijo “¡basta!” La China Han decidió que si no podían comprar los caballos, se apoderarían de la tierra, lo que llevó a un conflicto de tres años conocido como la Guerra de los Caballos Celestiales. Para el 101 a.C., el valle de Ferghana pertenecían a la China Han. Aunque aquí tenemos un efecto secundario interesante: el control del valle de Ferghana también abrió una ruta hacia el oeste.
Con un nuevo suministro de caballos, la China Han había aumentado su poderío militar en toda Asia. La expansión del control Han condujo a la primera Pax Sinica, o paz china. Durante este tiempo, el nivel de vida en China fue al alza y las ciudades aumentaron su tamaño. El crecimiento económico y la estabilidad política derivó en una demanda creciente por artículos de lujo desde lugares distantes.
Mientras tanto, el Imperio Romano también se expandía. La victoria en las Guerras Púnicas otorgó a Roma el control sobre el Mar Mediterráneo occidental. Durante los siguientes siglos, Roma se expandió para controlar toda la costa mediterránea.
El primer siglo d.C. vio el comienzo de la Pax Romana: la paz romana. Durante unos 200 años casi no hubieron guerras. Tal como ocurre con la China Han, la estabilidad política trajo más comercio. Roma comenzó a comerciar regularmente en rutas comerciales de ultramar hacia la India, pasando por Egipto.
Aunque Roma y la China Han se expandieron demasiado, todavía existía mucha distancia entre ellos. Asia Central está cubierta de montañas, desiertos y vastas praderas, así que no es como si la gente viajara a través de ella por diversión. Los comerciantes, que tuvieron una buena razón financiera para realizar estas difíciles travesías, sirvió de vínculo fundamental en la creación de redes entre los imperios romanos y Han.
Viaje por la Ruta de la Seda
Los comerciantes debieron encontrar maneras de trasladar su mercancía de forma eficiente. Aquí es donde participan los camellos, ya que eran la mejor manera de viajar. Los pueblos nómadas de Asia Central comenzaron a domesticar camellos a comienzos del segundo milenio a.C. Por ejemplo, los chinos Han usaron camellos capturados de los Xiongnu para transportar suministros militares. Los camellos eran fuertes. ¡Soportaban las duras condiciones del desierto de Asia Central y podían cargar hasta 500 libras! Sin animales de carga, especialmente camellos, el transporte de mercancías por tierra en la Ruta de la Seda no habría valido la pena.
La tierra no era la única ruta de viaje. Los comerciantes hicieron uso del océano para transportar mercancías también. Los marineros no necesitaban camellos, pero se requería una sólida comprensión de los patrones de viento y los sistemas de tormentas para navegar con éxito las vastas y peligrosas aguas. Por ejemplo, en el Océano Índico, los vientos monzónicos soplaban del noreste en invierno y desde el sudoeste en el verano. Con un viento del sudoeste empujándolos hacia el este, los comerciantes podían viajar desde el Mar Rojo entre Egipto y Arabia hasta la India en el verano y luego regresar al Mar Rojo en el invierno. Esta información fundamental fue intercambiada entre los marineros y quizás llegó más allá del Océano Índico.
Los efectos del intercambio
Un efecto evidente del comercio a lo largo de la Ruta de la Seda, y para el comercio a larga distancia en cualquier contexto, era que habían una mayor cantidad de mercancía disponible en más lugares. Y seda era tan demandada que se utilizó como dinero en Asia central. ¿Qué fue tan especial sobre esta? A diferencia de otras telas, era inusualmente suave y siempre tenía un brillo atractivo. Esto se debe a que la seda es una tele fabricada a partir de proteínas desde los capullos de los gusanos de seda (no de las plantas). Los romanos de seguro hubiesen fabricado su propia seda si tuviesen los medios. Pero como pasas del capullo a la tela era un proceso que los chinos mantuvieron en secreto hasta el siglo VI d.C. El hecho de que China siguiera siendo el único productor y distribuidor de seda significó que los bienes comerciales continuaran viajando por Asia.
Las mujeres estaban a cargo de la extracción y tejido de la seda. Su producción de seda generaba bastante dinero gracias al comercio en las redes de la Ruta de la Seda y mediante el pago de impuestos al gobierno. Esto significa que los roles asumidos por las mujeres propiciaron que sus trabajos fueran importantes para el beneficio de la dinastía Han y su economía.
La seda china no era la única mercancía comerciada a través de estas rutas. China también exportaba jengibre y artículos de laca (un tipo de cerámica vidriada), especias provenientes de las Indias Orientales, cuentas de vidrio de Roma y pieles de animales de la estepa caucásica. Por desgracia, la Ruta de la Seda también permitió que los pueblos esclavizados de distintos lugares fuesen transportados a lo largo de sus rutas.
Este movimiento masivo de mercancía, personas e ideas tuvieron efectos importantes, incluidos los desarrollos culturales. Durante el mandato de la dinastía Tang de China, por ejemplo, esculturas de camellos de las caravanas que comerciaban con frecuencia en China se dejaban en tumbas. ¡Claramente los animales causaban asombro!
Luego tenemos otras dos cosas que las nuevas rutas de comercio solían difundir sin siquiera intentarlo: ideas y enfermedades. Ambos tendrían grandes efectos en las comunidades a lo largo de los carriles marítimos y rutas a camello de las redes partícipes de la Ruta de la Seda. Hacia el final del siglo II, una plaga irrumpió en el Imperio Romano, dando muerte al 10 por ciento de la población. Los historiadores creen que esta plaga apareció en un principio en China antes de seguir las rutas de comercio del Oriente cercano, en donde acampaban los soldados romanos.
En cuanto al intercambio de ideas, el budismo llegó a China a través del intercambio con India. Los sogdianos de Asia Central con frecuencia oficiaban como mercaderes entre India y China. Los sogdianos también tradujeron los sutras del sánscrito (escrituras breves) al chino y difundieron la creencia budista a medida que comerciaban. Otras creencias, como el zoroastrismo, maniqueísmo y el cristianismo también viajaron por mar y tierra en estas rutas. Estas religiones se desarrollaron y cambiaron a medida que se hacían camino y eran aceptadas en nuevas áreas.
Así que, ahora tenemos un sentido de condiciones económicas y políticas que permitieron a la seda china abrirse paso hasta los mercados romanos. Tanto los imperios de la China Han como el romano controlaban vastos territorios y mantuvieron la paz la mayor parte del tiempo. Los Han se abrieron paso entre conquistas hacia Asia Central. A partir de entonces, los comerciantes nómadas transportaron mercancía a lugares más lejanos desde el oeste o el sur.
El comercio trajo nuevos sistemas de creencias, nuevas ideas, nuevas enfermedades y nuevos productos a lugares que cambiarían para siempre por la Ruta de la Seda.
Fuentes
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Waugh, Daniel. “Horses and Camels.” University of Washington. Accessed November 11, 2019. https://depts.washington.edu/silkroad/exhibit/trade/horcamae.html
Rosie Friedland
Rosie Friedland es colaboradora de contenido en Khan Academy. Ha elaborado material para una variedad de ofertas de preparación para exámenes de Khan Academy, incluida la preparación gratuita para el SAT en asociación con College Board. También ha trabajado en material de curso en el área de gramática, historia mundial, historia de EE. UU. y en artes del lenguaje inglés de nivel primario.
David Rheinstrom
David Rheinstrom se desempeña como creador de contenido en Khan Academy es un antiguo miembro de Grammar Fellow. Junto a Rosie Friedland y Paige Finch, desarrolló la sección de gramática del sitio web y ha contribuido con trabajo al dominio de preparación para exámenes, Historia del mundo, Historia de los Estados Unidos y una colaboración con el National Constitution Center. Vive en Washington, D.C.
Créditos de las imágenes
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Portada: Una caravana de camellos pasando por el Fuerte Jiayuguan, el Terminal Oeste de la Gran Muralla de China, levantada en medio del Desierto de Gobi. © Michael Shi / Moment / Getty Images
Caballo celestial” de Ferghana, ilustrado en una escultura de bronce del siglo II d.C. de la China Han. Por G41rn8, CC BY-SA 4.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Gansu_Museum_2007_257.jpg#/media/File:Gansu_Museum_2007_257.jpg
Extensión de las Rutas de la Seda. Rojo corresponde a la ruta terrestre y azul corresponde a la ruta marítima/agua. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Silk_route.jpg#/media/File:Silk_route.jpg
Relieve con camello, Persépolis, Irán. Por Nick Taylor, CC BY 2.0. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Persepolis_relief_with_camel.jpg#/media/File:Persepolis_relief_with_camel.jpg
Un mapa del patrón del monzón, hecho por Khan Academy. El mapa muestra El Mar Rojo y el territorio a su alrededor (África Oriental, Arabia Saudita, India, sudeste asiático). Las flechas azules apuntan al sur y al oeste, mostrando vientos invernales desde el noreste. Las flechas rojas apuntan al norte y al este cruzando el Mar Rojo, mostrando los vientos veraniegos provenientes del sudoeste.
Parte de un contrato de compra del siglo VII, intercambiando un esclavo de quince años por seis pernos de seda y cinco monedas chinas. Este contrato es la ciudad de Turfán, una ciudad oásis junto a la Ruta de la Seda. Por Discott, CC BY-SA 3.0. https://en.wikipedia.org/wiki/Slavery_in_China#/media/File:Chinese_Slave_trade.jpg