Capitalismo y la Primera Guerra Mundial

Por Bridgette Byrd O’Connor
Apodada de forma optimista la “La Guerra para acabar con todas las guerras”, el rótulo de alto precio sobre la Primera Guerra Mundial tuvo un impacto económico de largo alcance sobre las naciones y colonias alrededor del mundo.

Cookie Policy

Our website uses cookies to understand content and feature usage to drive site improvements over time. To learn more, review our Terms of Use and Privacy Policy.

Photograph shows many people standing in a large factory, surrounded by newly made munitions.

El debate

Los historiadores que estudian las guerras mundiales tienen batallas propias. Es un debate en torno a cuánta influencia la industrialización y el capitalismo tuvieron como causa y efecto de las guerras. Recientemente leyeron un artículo que señalaba algunas de las causas de la Primera Guerra Mundial, que incluía el militarismo, las alianzas, el imperialismo y el nacionalismo. Las naciones industrializadas necesitaban una fuente confiable de materias primas junto con nuevos mercados para vender sus bienes producidos en masa. Por lo tanto, esto llevó a dichas naciones a apoderarse de otras regiones del mundo (imperialismo). La mayoría de las naciones industrializadas también seguían principios económicos capitalistas; personas que tenían empresas privadas para lucrar. Los gobiernos cosechaban los beneficios de estas empresas privadas en forma de impuestos. Pero en su mayor parte, dudaban de regular demasiado estas iniciativas comerciales.

A cartoon of the “pyramid of the capitalist system”. The top tier reads “we rule you” and shows images of wealthy businessmen. The second tier reads “we fool you” with a depiction of religious leaders. The third tier depicts military officers and reads “we shoot at you”. The fourth tier depicts wealthy people and reads “we eat for you” and at the bottom of the pyramid is the working class, which reads, “we work for all; we feed all”.

“La pirámide del sistema capitalista”. Afiche anticapitalista, 1911. Dominio público.

Entonces, ¿por qué los gobiernos de las naciones que prosperaban en un sistema capitalista entrarían en guerra con sus socios comerciales europeos e interrumpirían estos negocios rentables? Un argumento se basa en que los gobiernos europeos no deseaban iniciar una guerra del todo. Muchos expertos en negocios y finanzas también creían que sus gobiernos no irían a guerra. El periodista británico Norman Angell escribió en su libro The Great Illusion, primera edición en 1910, que las potencias europeas quedarían devastadas en términos financieros si declaraban la guerra entre sí. Él mencionaba que se debió “a causa de la internacionalización y delicada interdependencia de nuestras finanzas e industria construidas sobre el crédito” (Angell, 31). En otras palabras, las economías de las naciones del mundo al comienzo del siglo XX ya estaban intrínsecamente urdidas en la interdependencia económica (lo que conocemos actualmente como globalización o interconexión). Si Europa iba a la guerra, entonces los sistemas financieros construidos sobre esta interdependencia se derrumbarían. Los mercados del mundo luego colapsarían y las empresas que dependían de los sistemas capitalistas quedarían devastados.

Una de las principales publicaciones financieras de esta época, The Economist, también estaba en contra de la guerra. En 1914, el artículo publicado en el periódico británico afirmaba que la guerra provocó “los desastres que se cernieron sobre fabricantes, mercaderes, propietarios de empresas y comerciantes en todos los extremos del país”. Si el sector financiero no deseaba la guerra y las personas creían que las economías europeas padecerían las consecuencias, entonces, ¿por qué motivo estas naciones se declararon la guerra?

La otra perspectiva del argumento, en particular entre los socialistas y comunistas como Karl Marx y Vladimir Lenin, era que los capitalistas deseaban una guerra mundial debido a que generaría ganancias para las empresas y gobiernos. Las armas y suministros militares, para el esfuerzo bélico, además resultaban ser bastante lucrativos. Estas críticas se basaban en un punto, debido a que las empresas que producían estos artículos para la guerra hicieron una fortuna.

Existe otro argumento para los capitalistas que anhelaban la guerra y que tiene que ver con los efectos del imperialismo. En este periodo, las naciones occidentales acababan de pasar por una disputa violenta y caótica para tomar el control sobre otras áreas del mundo, específicamente en África y partes de Asia. Las fábricas en naciones occidentales también podían producir lo que fuese necesario un breve lapso de tiempo. ¿Entonces por qué no armas y equipo? Estaba bien prepararse para la guerra en sus casetas. También existía una competencia rígida entre estas naciones occidentales, en la que cada una intentaba convertirse en el imperio más grande con la mayor influencia. Todo esto se materializó en el comienzo de la Primera Guerra Mundial.

Impacto económico de la Primera Guerra Mundial

Si bien las causas y motivaciones para la guerra son debatibles, todos concuerdan en que la carga financiera y las repercusiones económicas fueron enormes. El gasto realizado por el gobierno entre 1914 y 1918 excedía por mucho las cifras incurridas durante todas las guerras anteriores. Incluso ahora, se clasifica como una de las guerras más costosas en la historia mundial. En aquellos cuatro largos años, las naciones que participaron de la guerra también debieron encontrar formas de prolongar este extraordinario nivel de gasto. Pidieron préstamos de los bonos de guerra y buscaron fuentes internacionales de financiamiento. Además, muchas naciones incrementaron sus tasas impositivas sobre ingresos para financiar la iniciativa bélica (en los Estados Unidos, la ratificación de la Décimo Sexta Enmienda en 1913 hizo posible esto). Los gobiernos también acudieron a entidades privadas para ayudarse a sobrellevar algunas de las cargas financieras de la guerra.

A photograph shows a man and a woman standing in front of a large industrial machine.

Mujeres trabajando en favor de la guerra en una fábrica de municiones, 1917. Por Imperial War Museums. Dominio público.

Los efectos económicos de la guerra variaban dependiendo de si su nación estaba ganando o perdiendo. Por lejos, Alemania fue el país que más sufrió. El Tratado de Versalles imputó la responsabilidad y la carga financiera de la guerra a los pies del gobierno alemán. Como consecuencia, Alemania experimentó algunos de los más duros impactos económicos de la Primera Guerra Mundial, muchos de los cuales derivarían directamente en la Segunda Guerra Mundial. Gran Bretaña también padeció, perdiendo su estatus en términos de influencia global y comercio y siendo perjudicado por la recesión justo antes de la Gran Depresión de la década de 1930.

Estados Unidos fue el “triunfador” económico directo de la guerra. Las naciones compraban mercancía y suministros de EE. UU. durante la guerra y esto continuó después de que concluyera. La tasa de desempleo cayó al 1,4 por ciento durante los años de guerra. En líneas generales, incluso con el gasto mayor del gobierno a favor de la guerra, la economía estadounidense capitalista estuvo en alza por gran parte de la década de 1920. En cuanto a Rusia, se avecinaban cambios importantes. Su gasto de guerra combinado con la prisa por industrializar los condujeron a la Revolución Rusa. El socialismo y el comunismo terminaron triunfando, permitiendo a la reciente Unión Soviética aumentar los esfuerzos que movilizarían y modernizarían a su ejército. Estas mejoras les resultarían bastante beneficiosas ya que otro conflicto internacional que nadie se esperaba estaba a solo unas décadas de distancia.

En África y sectores de Asia se produjeron algunos efectos económicos bastante temibles durante y después de la guerra. Las potencias europeas utilizaban sus territorios coloniales como fuente de recursos durante la guerra, tanto en términos industriales como para los conscriptos militares (soldados reclutados). Después del término de la guerra, los territorios coloniales que pertenecían a las Potencias Centrales se redistribuyeron a los Aliados, en particular entre los británicos y franceses. Repentinamente, habían muchos proyectos agrícolas y mineros en estas áreas debido a que las potencias coloniales europeas realmente necesitaban de ciertas ganancias tras todo el gasto durante la época de guerra.

Casi todos los mercados fueron golpeados por la guerra. El comercio internacional y las rutas comerciales fueron interrumpidos. Algunas naciones, como Estados Unidos, en realidad se beneficiaron de estar geográficamente cerca de los campos de batalla europeos en términos de distribución y producción de suministros para las fuerzas aliadas. Pero en la mayoría de las áreas, particularmente en aquellas que habían estado bajo el control imperial, se observó una reducción del comercio. Como consecuencia, zonas como Australia y Nueva Zelanda tardaron más en recuperarse que las otras. Sudamérica, en especial Chile, también fue víctima de un impacto negativo con la interrupción del comercio, así como con el cambio en el tráfico a causa de la apertura del Canal de Panamá.

Conclusión

Después de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se erigió como una fuerza dominante en el plano militar y económico. La producción industrial estaba en alza y el creciente consumismo alimentaba la industria. La vida parecía bastante buena en el Oeste, salvo que vivieras en Alemania. Cuando los mercados globales comenzaron a decaer al final de la década de 1920, nadie se esperaba la debacle financiera que estaba a la vuelta de la esquina. Las naciones capitalistas padecieron los peores efectos de la Depresión. Como resultado, muchas personas se desilusionaron de los mercados libres e incluso de los gobiernos democráticos que fomentaban el capitalismo. Estos cambios llevarían de desarrollar nuevas tensiones y conflictos por los años restantes del siglo XX.

Fuentes

Angell, Norman. The Great Illusion. London: G.P. Putnam’s Sons.

Buttonwood’s notebook, “A war that finance didn’t want.” The Economist, August 5, 2014. https://www.economist.com/buttonwoods-notebook/2014/08/05/a-war-that-finance-didnt-want

Bridgette Byrd O’Connor

Bridgette Byrd O'Connor tiene un doctorado en historia de la Universidad de Oxford y ha enseñado Gran Historia, Historia Mundial y AP del gobierno y política de los EE. UU. durante los últimos diez años a nivel de escuela secundaria. Además, es escritora independiente y editora de los programas de estudio del Proyecto Big History y del Curso Intensivo de Historia del Mundo y de la Historia de los Estados Unidos.

Créditos de las imágenes

Creative CommonsEste trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:

Portada: Mujeres trabajando durante la Primera Guerra Mundial: Producción de municiones, Chilwell, Nottinghamshire, Inglaterra, Reino Unido, c. 1917, © Imagen por Horace Nicholls/ Imperial War Museums via Getty Images.

“La pirámide del sistema capitalista”. Afiche anticapitalista, 1911. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Anti-capitalism_color%E2%80%94_Restored.png#/media/File:Anti-capitalism_color%E2%80%94_Restored.png

Mujeres trabajando en favor de la guerra en una fábrica de municiones, 1917. Por Imperial War Museums. Dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Women_Working_in_the_Munitions_Industry_during_the_First_World_War_Q108424.jpg#/media/File:Women_Working_in_the_Munitions_Industry_during_the_First_World_War_Q108424.jpg