La Gran Depresión global
Capitalismo en crisis
Durante la mañana del jueves 24 de octubre de 1929, el mercado bursátil de Nueva York inició una caída que se prolongaría por cuatro días. La consecuencia de la caída duraría una década. Comenzó en los Estados Unidos, pero la Gran Depresión fue un colapso económico mundial sin precedentes. Los efectos dominó del “Jueves Negro” se sentirían en todo el mundo. A medida que la Gran Depresión empeoraba a comienzos de la década de 1930, una década después del final de la Primera Guerra Mundial, el antiguo orden económico capitalista centrado en Europa se desmoronaba.
En este curso se ha enfatizado cómo el largo siglo XIX creó un sistema económico global único que unió al mundo a través del comercio y las finanzas. Debido a esto, cuando los principales actores de Europa fueron a la guerra en 1914, gran parte del resto del mundo había sido perjudicado de cierta manera. Estas conexiones siguieron después de la guerra también. Observémoslos para ver cómo el derrumbe de la economía estadounidense puedo propagarse al resto del mundo
Primero, los mercados europeos estaban estrechamente conectados con los mercados estadounidenses. A medida que los países europeos intentaban recuperarse de la guerra, dependían de la financiación estadounidense. Así fue como en 1929, cuando la economía estadounidense comenzó su desplome, se llevó consigo a Europa. Luego, fueron las conexiones de Europa las que rápidamente convirtieron esto en una crisis económica mundial. Recuerden que a principios del siglo XX, gran parte del mundo vivía bajo alguna forma de colonialismo europeo. Los imperios globales europeos vincularon las economías remotas en Asia, África y el Medio Oriente con Europa y el continente americano. No pasó mucho tiempo hasta la caída de estas piezas de dominó.
Crisis y aislacionismo en occidente
¿Qué causó la Gran Depresión? Varias cosas, pero la desigualdad estaba en la parte alta de la lista. En 1929, el principal 1 por ciento de los estadounidenses era dueño de más de la mitad de la riqueza del país.1 Gran parte del sobrante 99 por ciento debió endeudarse durante la década de 1920 para mantener sus estilos de vida consumistas y empresas funcionando. Para empeorar aun más las cosas, los financieros acaudalados de Wall Street asumieron deudas riesgosas y realizaron inversiones de riesgo. Esta receta para el desastre es lo que terminó de preparar el derrumbe del mercado bursátil en 1929. Las personas, principalmente en Estados Unidos, y además en otras partes del mundo, respondieron a la caída del mercado bursátil de la peor forma posible: entraron en pánico. Sacaron todo su dinero de los bancos. Ahora los bancos no contaban con suficiente efectivo en caja y toda la crisis empeoró.
En los primeros años de la depresión, la producción global de bienes se detuvo. La manufactura estadounidense disminuyó en un 36 por ciento de 1929 a 1930 y en otro 36 por ciento el siguiente año. El comercio internacional cayó en un 30 por ciento. Como resultado, el precio de las necesidades más básicas, como el trigo y el arroz, cayó en picada. Los precios del trigo cayeron un 40 por ciento y el arroz en un 50 por ciento, en todo el mundo. El precio del café, el algodón, el caucho y otros cultivos comerciales cayó un 40 por ciento, paralizando las economías que los producían. A medida que la producción y el comercio declinaban, las fábricas cerraron y los trabajadores perdieron sus trabajos. En 1932, alrededor 30 millones personas no tenían empleo en todo el mundo.
Las tasas de desempleo eran más extremas en los Estados Unidos y Alemania, aunque eran malas en todo el mundo. En 1933, el 25 por ciento de los trabajadores estadounidenses no tenía empleo.
Otra forma en que las fichas de dominó siguieron cayendo fue la falta de cooperación internacional. En todo el mundo, los gobiernos optaban por la implementación de tarifas. Las tarifas son impuestos sobre las mercancías extranjeras. Su objetivo es obligar a los ciudadanos a comprar productos nacionales encareciendo las importaciones. Aunque durante la Gran Depresión, las tarifas empeoraron las cosas aún más, en especial para la gente que vivía en colonias europeas y en Latinoamérica.
Crisis y explotación en las colonias
Las estadísticas de desempleo en los Estados Unidos y Europa imponían un temor impresionante, aunque en Latinoamérica y en las colonias europeas de África y Asia, la Gran Depresión también tuvo efectos devastadores. Los europeos habían estado utilizando muchas de sus colonias para cultivos comerciales como el caucho, el azúcar y el café. Los cultivos comerciales no eran para consumo local y no estaban entre los bienes básicos.
Los árboles de caucho de África Occidental ayudaron a construir las crecientes industrias automotrices de Europa y América del Norte. Cuestionario: ¿Qué era lo que la gente no compraba cuando acababan de perder sus trabajos y todo su dinero? ¡Si dijeron “autos” están en lo correcto! Entonces, las colonias británicas y francesas en África Occidental (y el sudeste asiático) de repente se encontraron con un montón de caucho que nadie quería comprar. No podían usarlo, venderlo o comerlo.
A medida que los consumidores con problemas de liquidez en los Estados Unidos y Europa reducían los productos no esenciales como el chocolate, el café, los automóviles y los diamantes, fueron América Latina y el mundo colonizado quienes pagaron el precio. Las tarifas eran particularmente dañinas, pero además, los gobiernos coloniales intentaron exprimir de ellas la mayor cantidad posible de recursos e impuestos para beneficiar a las economías europeas en apuros. Por supuesto, la población colonizada puso resistencia. Moses Ochonu, un historiador del África colonial, detalla cómo los nigerianos encontraron métodos para hacer frente al declive económico y resistir una mayor explotación colonial. Las huelgas laborales organizadas y las revueltas fiscales actuaron como resistencia directa a las condiciones cada vez más duras. Aunque algunos encontraron otros métodos de escape o resistencia a las leyes e impuestos cada vez peores. Por ejemplo, las mujeres nigerianas emprendieron negocios textiles locales y los agricultores convirtieron sus cultivos comerciales en cultivos alimentarios para la venta local. Otros, adoptaron un estilo de vida seminómada para evitar pagar impuestos.
Con la caída de la economía, se alza el estado
La Gran Depresión cambió la forma en que los gobiernos observaban su relación con la producción y distribución. Esta fue una catástrofe de proporciones globales, aunque también fue específicamente un colapso del capitalismo de libre comercio industrial. La Unión Soviética, el primer estado del mundo basado en la economía comunista, no padeció el impacto económico. Joseph Stalin aprovechó la oportunidad para crear un Plan de Cinco Años en 1928, convocando a reclamar la tierra de los campesinos individuales y ponerla bajo el control de grupos “colectivos”, al tiempo que también desarrollaba rápidamente la industria soviética. Por supuesto, Joseph Stalin rompió algunos huevos para preparar este omelet económico2, cerca de 20 millones de ellos. Cuando la URSS se transformó en una economía industrial planificada por el estado en la década de 1930, el gobierno de Stalin purgó a la sociedad soviética de cualquiera que se resistiera. Cerca de 20 millones de personas murieron de hambre o fueron asesinadas en estas purgas. Sin embargo, la economía soviética tenía mejor aspecto, y esta fue una de las razones por las que muchos países occidentales comenzaron a pensar que tal vez deberían controlar más sus economías.
En Europa Occidental y los Estados Unidos, los gobiernos comenzaron a asumir un rol más activo en la dirección de la economía y provisión de redes de seguridad social para sus ciudadanos. El estado, y no la familia, se convirtió en la última línea de defensa contra la hambruna. Aunque todavía no eran tan rígidos como la economía planificada por el estado de la URSS, estos nuevos experimentos económicos —algunos los llaman capitalismo del bienestar, socialismo democrático o estado del bienestar— dieron más poder al estado para controlar la producción y distribución. El presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, por ejemplo, buscaba abordar la desigualdad de riquezas y proporcionar trabajos gubernamentales mediante reformas y proyectos masivos de obras públicas del New Deal. Hoy, el salario mínimo que tienen garantizado para los trabajos de verano, la previsión social que reciben sus abuelos y gran parte de la infraestructura de la que dependen tienen sus raíces en el “New Deal” de Roosevelt de la década de 1930. Todas estas políticas brindaron más seguridad a los ciudadanos estadounidenses. Pero muchos capitalistas y políticos conservadores se preocupaban por que otorgara demasiado poder al gobierno. Durante esa época, llamaban al plan de previsión social de Roosevelt “el azote del dictador”, a pesar de que muchas de sus reformas se mantienen hoy en día
Guerra y dinero
La retórica política estadounidense puede haber denominado como “dictatoriales” las políticas del New Deal, pero en otros lugares los dictadores reales llegaron al poder durante la depresión. La mayoría de los historiadores creen que las condiciones económicas no tuvieron ingerencia directa en la aparición de dictadores como Adolfo Hitler en Alemania; sin embargo, otros argumentan que sí ayudaron a comparecer ante poblaciones sufrientes. Y estos dictadores autoritarios, especialmente Adolfo Hitler en Alemania, prepararon el escenario para el conflicto más mortífero de la historia: la Segunda Guerra Mundial.
En última instancia, la Gran Depresión no llegó a su fin gracias a las reformas de bienestar. Fue gracias a la guerra. Alemania, Japón e Italia llevaron el control estatal al extremo con el autoritarismo y fascismo militar. Alemania y Japón sacaron a sus países del estancamiento económico aumentando la producción militar y utilizando su nuevo poderío militar para apoderarse agresivamente de nuevas tierras y recursos. La economía estadounidense, en donde se acentuaba más la depresión, solo se recuperó cuando comenzó a construir y vender grandes cantidades de tanques, aeroplanos y embarcaciones costosas. Una forma de contrarrestar el desempleo era contratar personas para fabricar armas y disparar a otras personas con ellas.
Además de establecer el escenario para la Segunda Guerra Mundial, la Gran Depresión preparó a sectores del mundo para las oleadas de descolonización que siguieron después de la guerra. La población colonizada en África y en Asia sufrió los fuertes embates de la depresión. Después de la guerra, observaban un sistema global capitalista-imperialista que produjo un colapso económico y dos guerras mundiales. Y se preguntaban a sí mismos: “¿por qué dejamos que nos gobernara?”
1 Y, de hecho, la décima parte superior del uno por ciento controlaba casi el 25 por ciento de la riqueza estadounidense.
2 La expresión idiomática, “debes romper algunos huevos para cocinar un omelet”, es una forma de decir que un objetivo constructivo a menudo se logra mediante acciones destructivas.
Fuentes
Cook-Sather, Alison. Global Great Depression and the Coming of World War II. Herndon: Routledge, 2015.
Kristof, Nicholas. “The Wrong Side of History.” The New York Times. November 18, 2009.
Ochonu, Moses. Colonial Meltdown: Northern Nigeria in the Great Depression. Athens, OH: Ohio University Press, 2009.
Rothermund, Dietmar. The Global Impact of the Great Depression 1929-1939. London: Routledge, 1996.
Saez, Emmanuel and Gabriel Zucman. “Wealth Inequality in the United States Since 1913: Evidence from Capitalized Income Tax Data.” National Bureau of Economic Research Working Papers 20625 (2014). Smiley, Gene. “Great Depression.” The Library of Economics and Liberty. https://www.econlib.org/library/Enc/GreatDepression.html
“The Great Depression in Global Perspective.” Digital History. http://www.digitalhistory.uh.edu/disp_textbook.cfm?smtID=2&psid=3433
The Office of the Historian, U.S. State Department. “The Great Depression and U.S. Foreign Policy.” Milestones: 1921-1936. https://history.state.gov/milestones/1921-1936/great-depression
Bennett Sherry
Bennett Sherry tiene un doctorado en Historia de la Universidad de Pittsburgh y tiene experiencia docente de pregrado en historia mundial, derechos humanos y el Medio Oriente en la Universidad de Pittsburgh y la Universidad de Maine en Augusta. Además, es investigador adjunto en el Centro de Historia Mundial de Pitt. Bennett escribe sobre refugiados y organizaciones internacionales en el siglo XX.
Image credits
Este trabajo tiene licencia CC BY 4.0 excepto lo siguiente:
Portada: Las víctimas afroamericanas de las inundaciones hacían fila para conseguir alimentos y ropa de la estación de socorro de la Cruz Roja frente a un cartel que enaltecía con ironía, EL ESTÁNDAR DE VIDA MÁS ALTO DEL MUNDO/ NO HAY MANERA COMO LA FORMA NORTEAMERICANA. © Photo by Margaret Bourke-White//Time Life Pictures/Getty Images.
Una multitud se reúne fuera de un banco de Nueva York, a la espera de retirar su dinero. Dominio público.https://commons.wikimedia.org/wiki/File:American_union_bank.gif
Eleanor Roosevelt, primera dama de los Estados Unidos, en su visita a Iowa en 1936 para supervisar un proyecto de obras públicas del New Deal. Dominio público. https://www.flickr.com/photos/fdrlibrary/6102792337/